La paliza
- Caballero de Día
- 18 de septiembre de 2025
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En su habitual editorial en Caballero de día, Roberto Caballero analiza el revés parlamentario y el cambio de clima social tras las políticas del gobierno de Javier Milei.
En su columna, Caballero sostiene que lo ocurrido en el Parlamento y la movilización social que la acompañó marcan un punto de inflexión en la política argentina: una sociedad que hasta ahora recibía los golpes del gobierno empieza a responder y a recuperar iniciativa política.
El editorial plantea que el primer revés —las urnas del 7 de septiembre— y el segundo —la derrota legislativa— son señales de que el proyecto económico y cultural del Ejecutivo encontró un límite en la calle y en los legisladores. Caballero vincula esa reacción a la percepción creciente de que las políticas impulsadas responden más a una lógica de ajuste exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y a intereses corporativos que a un proyecto de país.
Para el comunicador, la ciudadanía ya no acepta pasivamente el “golpe” simbólico y real que, a su juicio, representaron las medidas recientemente aplicadas: recortes, pérdida de derechos y señales de desmantelamiento de instituciones públicas como universidades y hospitales. En esa clave, la columna celebra que “frenamos una paliza”, frase que atribuye al psicólogo Sebastián Plut y que el editorial toma como síntoma de un viraje en la confianza social.
Caballero subraya además que la bancada peronista, en su mayoría, actuó alineada con ese mandato social y que esa representación política —dice— recupera, al menos por ahora, credenciales ante el electorado. Al mismo tiempo advierte sobre la persistencia de poderes económicos y organismos internacionales que, asegura, siguen con influencia sobre las decisiones públicas.
El periodista planteó la necesidad de construir “una herramienta” alternativa capaz de reconstruir el país, planteamiento que combina apelación a la soberanía económica, defensa del Estado como garante de derechos y un llamado a la unidad política para proyectar un futuro distinto al modelo que, acusa, sólo desmantela.
Con un tono que mezcla crítica agria y exhortación constructiva, Caballero concluye que la derrota legislativa y la movilización popular ofrecen una oportunidad para recuperar autoestima colectiva y volver a pensar un proyecto de país —y sugiere, con ironía contenida, que si la “motosierra” del ajuste quedó sin filo, ahora toca afilar proyectos, no heridas.