Horacio Verbitsky: Locos de amor – El Cohete a la Luna

Horacio Verbitsky: Locos de amor – El Cohete a la Luna

El Presidente Javier Milei cree necesaria una “reconciliación” con las Fuerzas Armadas, como prerrequisito para la recuperación de las islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña y tal como Galtieri hace cuatro décadas imagina que contará con el beneplácito de Estados Unidos, en este caso para una negociación exitosa con el FMI. Luego del discurso presidencial en el 42° aniversario del desembarco, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Alexis Menem, resignificó a la dictadura como “los inconvenientes que vivimos en la época dura, que es hora de dejar atrás, para mirar al futuro”. Más luego, Karina Milei y Manuel Adorni rebautizaron otro salón de la Casa Rosada que, en vez de Pueblos Originarios se llamará Héroes de Malvinas. Al mismo tiempo, el Ministro de Defensa Luis Petri cesanteó a diez de los trece técnicos del equipo de relevamiento documental que desde hace quince años escudriña los archivos para responder requerimientos de los jueces que investigan Crímenes de Lesa Humanidad.

Es legítimo preguntarse cómo se concilia el discurso nacionalista descerrajado por el Presidente, con su adoración por Margaret Thatcher, el reconocimiento de la canciller Diana Mondino a los presuntos derechos de los ocupantes ingleses de esa porción del territorio nacional, la propuesta de Patio Bullrich de entregar las islas a cambio de vacunas de Pfizer, la reposición del Memorandum Duncan-Foradori-Merlot (que favorece las conexiones aéreas con las islas, la depredación de la pesca y la explotación de hidrocarburos) y las palabras del propio Milei apenas 48 horas después, ante la inspección castrense enviada desde Miami. Su valoración de la Primera Ministra que condujo la guerra no goza de excesivas simpatías en el Reino Unido.

El Presidente leyó su curioso discurso, en el que exaltó a Julio Roca como padre de la Argentina moderna, desde el cenotafio de la Plaza San Martín, construido por el ex Presidente Néstor Kirchner, a quien, sin embargo, presentó como la contracara de Roca, por haber hostigado y humillado a las fuerzas, mientras financiaba grupos y organizaciones que las desprestigiaron.

Hostigamiento y humillación

¿Se referirá al Informe Rattenbach? Luego de la guerra, la Junta Militar acordó formar una Comisión de Análisis y Evaluación, integrada por seis oficiales que condujeron las tres Fuerzas Armadas antes del golpe militar de 1976. La presidió el octogenario teniente general Benjamín Rattenbach, de impecables credenciales antiperonistas, quien había sido Jefe del Estado Mayor Conjunto con la dictadura de Aramburu y Rojas. El 16 de septiembre de 1983, entregaron a la Junta su informe.

Concluyeron que los comandantes en jefe dispusieron la ocupación de las islas sin la mínima preparación previa, carecieron de coordinación conjunta, y esta improvisación causó pérdidas de material y bajas de personal. Entre ellos el capitán de la Fuerza Aérea Gustavo García Cuerva, tío del actual arzobispo católico de Buenos Aires, quien fue abatido y perdió la vida por el fuego de la artillería del Ejército. Una síntesis más ordenada del Informe, en la nota de Luciano Anzelini en la edición de hoy .

Esa Comisión Militar recomendó conducir ante un pelotón de fusilamiento a los ex comandantes en jefe Leopoldo Galtieri,  Jorge Isaac Anaya y Arturo Lami Dozo, y al gobernador militar de las Malvinas, Mario Benjamín Menéndez, por haber “lesionado gravemente el honor de nuestras armas y dañado profundamente la fe de la Nación en su valor y eficiencia profesional”. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas dictó en mayo de 1986 estas penas de prisión:

  • 14 años a Anaya,
  • 12 a Galtieri y
  • 8 a Lami Dozo.

En octubre de 1988, la Cámara Federal de la Capital absolvió a Menéndez y unificó en 12 años de reclusión la pena de los ex comandantes, por haber actuado con negligencia y sin la pericia exigible por su jerarquía. Es decir que la justicia civil fue menos drástica que la Comisión Rattenbach y que el Consejo Supremo. Kirchnner todavía ni siquiera había sido electo intendente de Río Gallegos.

La Comisión Interfuerzas sostuvo que resultó evidente “lo erróneo de dos supuestos que condicionaron la concepción política y estratégica de la Junta Militar: que Gran Bretaña no reaccionaría militarmente y que los Estados Unidos no permitirían una escalada militar. Dado que los hechos estaban demostrando lo contrario corres­pondía modificar la concepción política y estratégica en lugar de perseverar en el error”. La confianza en Estados Unidos era desmesurada e ingenua, como la que hoy pregona el Presidente Milei, con idéntica retórica sobre la defensa de Occidente y sus valores.

La inspección

Esto fue ostensible en el ripioso discurso de bienvenida a la jefa del Comando Sur, que Milei profirió en la base naval de Ushuaia, uno de los lugares menos apropiados para exaltar como lo hizo una supuesta alianza estratégica con Estados Unidos. Uno de los objetivos de la visita de la generala Laura Richardson fue presionar para que la Argentina persista en los errores señalados, compartiendo con Estados Unidos el Polo Logístico Antártico en Tierra del Fuego, a poco más de 500 km de las islas Malvinas y puerta de entrada a la Antártida. Nunca se probó que China estuviera involucrada en su erección, como insiste el Comando Sur y el embajador Marc Termo, pero ahora Milei anunció que se construirá en forma conjunta con Estados Unidos. Dio a entender que su construcción ya comenzó, por supuesto sin la imprescindible autorización del Congreso.

Tampoco es imposible que, suprimido el riesgo chino, esto no pase de ser una expresión de deseos o que la cuenta deba pagarla la Argentina. El 8 de marzo de 2022, al exponer ante la Comisión de Fuerzas Armadas de la Cámara de Diputados de su país, Richardson destacó la importancia económica de los proyectos de China en el área de responsabilidad asignada al Comando Sur. En un periodo de cinco años, la República Popular firmó compromisos de inversión por 72.000 millones de dólares, mientras el Cuerpo de Ingenieros con el que cuenta Richardson, sólo dispuso para el mismo lapso 250 millones de dólares, casi 300 veces menos. Por eso, agregó, el Comando Sur pone el acento en la historia y los valores compartidos, como la democracia. Es decir, las vaguedades sobre las que peroró Milei, con un ridículo uniforme de camuflaje. De todas las obras emprendidas por China en el mundo, la más importante la constituyen, con una inversión de unos 5.000 millones de dólares, las represas de Santa Cruz Cepernic y Kirchner (o Cóndor Cliff y Barrancosas, por su ubicación). En el otro platillo de la balanza, Estados Unidos donó un viejo avión Hércules de transporte, que desde mediados del año pasado ya estaba alquilado a la Fuerza Aérea local. Milei lo recibió al día siguiente, en el Aeropuerto Newbery.

En los dos encuentros las bandas musicales de la Marina y de la Aviación tomaron represalias por el apoyo de Estados Unidos a Gran Bretaña, interpretando su himno nacional. En Ushuaia también arremetieron con la marcha de las Malvinas, que los guacamayos mediáticos interpretaron como una reivindicación ante Richardson.

La ex ministra de Defensa Nilda Garré recordó que durante su gestión “comenzamos con este proyecto ambicioso de tener un centro naval integrado, que se transformaría en un centro logístico, pero además en el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida, por donde pasarían todos los años los países con base en la Antártida”. Durante una entrevista radial en el programa  Te aviso con tiempo, destacó la  importancia estratégica de esa base, “porque estamos cerca de la Antártida y es parte del camino que se debe hacer para cruzar los estrechos que nos separan del Pacífico y, además, está muy cerca de las Islas Malvinas. Es una locura que haya encabezado ese acto a las 12 de la noche, por cadena nacional, para anunciar semejante disparate, de hacer una base en conjunto con los norteamericanos en territorio nacional. Es una cesión de soberanía absolutamente inaceptable. Una cosa así, como dice la Constitución, la tiene que definir el Congreso. El Comando Sur no puede estar en ningún lugar de nuestro país porque es socio en la OTAN, de nuestro invasor en Malvinas. Pero más que en ningún otro en Tierra del Fuego, en su zona más estratégica, que nos conecta con Malvinas, Antártida y el Pacífico”.

Hay otros errores históricos que, lejos de remediar, el gobierno de los Hermanos Milei reitera, con asombrosa exactitud. La dependencia argentina de los pertrechos bélicos estadounidenses y europeos se hizo evidente con el bloqueo impuesto por Gran Bretaña en cuanto pies argentinos se posaron sobre las islas. Con la intención de romperlo intentó gestiones secretas con personajes estrambóticos, como el cura católico Aníbal Fosbery, asociado del dictador Antonio Domingo Bussi en Tucumán y del criminal de guerra nazi Erich Priebke en Bariloche.

El viaje de Fosbery a Libia, acompañado por un oficial superior de cada fuerza armada, fue detectado por la inteligencia británica y estadounidense. Esto permitió a Inglaterra presionar a Francia para que no entregara a Libia los misiles que la misión Fosbery canalizaría luego hacia la Argentina. En cambio sí llegaron a Buenos Aires seis Boeing 707 de Aerolíneas Argentinas cargados con otros armamentos conseguidos por el dominico. Hasta hoy se desconoce el origen del contacto que Fosbery tenía en aquella ex colonia italiana, aunque hay sospechas significativas.

A la guerra en subte

Otro intento de la Junta Militar por obtener los misiles Exocet fue descubierta por el juez de Trento Carlo Palermo. En su investigación sobre tráfico de armas y drogas por parte de la P2, Palermo encontró documentos sobre un acuerdo entre Italia y la Argentina: si la dictadura podía comprar los misiles habría buenos negocios para empresas italianas en Buenos Aires. Según esa documentación, intervenían en ese trato el secretario general del Partido Socialista italiano, Bettino Craxi, el gran maestre de la Logia P2, Licio Gelli, el banquero del Vaticano y de la mafia Roberto Calvi, el empresario ítalo-argentino Franco Macrì y el  torturador de las milicias fascistas de la República de Saló Gaio Gradenigo, fugado a la Argentina para eludir una condena de los aliados.

Entre los materiales que el juez secuestró había un contrato para la provisión de 52 Exocet a un costo de 985.000 dólares cada uno en la operación denominada Pampa, a cargo del capitán de navío Carlos Alberto Corti, uno de los argentinos miembros de la P2. Corti era representante de Gelli en la Argentina y se había casado con una sobrina del Gran Maestre.

La investigación del juez Palermo terminó con la carrera política de Craxi, quien murió refugiado en África para evitar el juicio. Palermo también ordenó la captura de Macrì, que nunca se produjo. Una carta remitida desde Buenos Aires por el representante de Craxi contaba que en febrero de 1982 “Macrì ofreció al gobierno argentino la total disponibilidad de las empresas italianas a colaborar con el aprovisionamiento para la guerra de las Malvinas, incluyendo helicópteros. A cambio el gobierno argentino – gen. Galtieri- se compromete a dar a Macrì y al grupo que representa  la concesión para ampliar y explotar por veinte años la red subterránea, llevándola al doble de su extensión”.

El juez Palermo verificó que Macrì había adquirido las operaciones de la FIAT en la Argentina, “con fondos de procedencia dudosa”, que en conjunto con funcionarios italianos estaba interesado en la concesión de los subterráneos de Buenos Aires, que tramitó en Italia el levantamiento de las sanciones económicas, para lo cual se reunió, entre otros, con Craxi. La investigación también estableció que la UTE Metrobaires ganaría la licitación de los subterráneos a cambio de los armamentos que la Junta necesitaba para la guerra del Atlántico Sur. Palermo cotejó estos datos con documentos oficiales según los cuales el gobierno italiano garantizaría los trabajos por 1.600 millones de dólares y, en caso de adjudicación, Metrobaires asignaría parte de las obras a FIAT Argentina. Entre las empresas italianas que integraban la UTE estaba Techint.

Otro miembro de la P2, Arrigo Molinari, declaró ante el juez Palermo que Roberto Calvi había financiado todo el esfuerzo bélico argentino en las Malvinas. El 10 de mayo de 1982, Gelli regresó en forma clandestina a Italia desde Buenos Aires, para exigir a Calvi 80 millones de dólares que los traficantes de armas pedían por los Exocets para la Marina argentina. En su autobiografía, Franco Macrì califica el episodio de “ridículo y falso”, aunque admite la gestión por la paz y sostiene que la licitación “ya había ocurrido y la única empresa que había presentado oferta había sido Techint”, lo cual dista de ser una desmentida. Los pertrechos no se consiguieron, la guerra se perdió y el consorcio italiano se quedó sin el subte.

Il burattinaio Gelli. Los Exocet para las Malvinas a cambio de negocios para Macri y Techint.

La misma piedra

Empecinados en que el país tropiece una vez más con la misma piedra, los Hermanos Milei decidieron:

  • Cancelar el acuerdo con China para la construcción de la central nuclear Atucha III.
  • Admitir al cuerpo de ingenieros del Ejército de Estados Unidos en la gestión de la Hidrovía.
  • Asociar a Estados Unidos en la construcción del polo logístico antártico en Tierra del Fuego.
  • Recibir sin autorización del Congreso al patrullero guardacostas estadounidense USCGC James (WMSL-754).
  • Cuestionar la presencia china en la estación de observación satelital de Neuquén. El embajador Marc Termo se declaró sorprendido de que “la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué. Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”. Nada de eso se verificó en las visitas previas de control, donde no se encontró un solo soldado, la embajada desmintió esa afirmación y la propia Richardson se limitó a decir que conocía la frase del embajador, pero se cuidó de no endosarla. En una entrevista con la agencia Bloomberg, Milei dijo que “se están comenzando las negociaciones para hacer las auditorías y la inspección de la estación espacial”. Otra fuente oficial corrigió: “Visita, no inspección”. Todo claro, como es la costumbre libertaria.
  • Adquirir por 600 millones de dólares 24 aviones cazabombarderos estadounidenses F-16, en lugar de los aviones chinos J-17 de última generación.
  • Anunciar una nueva doctrina de política exterior, consistente en la alianza estratégica con Estados Unidos e Israel. Así como Galtieri creía que el trabajo sucio de militares argentinos en Centroamérica sería recompensado con el apoyo o al menos la neutralidad ante el Reino Unido una vez recuperadas las islas, ahora Milei piensa que su retórica privatista y los recursos naturales del país que Estados Unidos apetece, inclinarán la balanza en contra de Gran Bretaña. No es necesario formular vaticinios, sólo esperar.

Otros palos en la rueda de la relación con China, en la nota de Néstor Restivo “El demonio chino”.

Chatarra voladora

Un día antes del cambio de gobierno, el ex jefe de Estado Mayor, general Juan Paleo, afirmó que el F-16 “es un avión viejo, de más de 40 años”. Agregó que “ya tuvimos una mala experiencia con Estados Unidos como proveedor, porque no es solamente que le haya dado el apoyo, los misiles aire-aire a Gran Bretaña durante el conflicto de Malvinas, sino que cuando en los ‘90 se trajeron los A-4 tenían que venir con 50 misiles y vinieron apenas con tres”. Paleo reconoció que el principal problema de defensa de la Argentina es la ocupación de parte de su territorio. “Y no sólo eso, Gran Bretaña explota nuestros recursos otorgando licencias de pesca y espacios para exploración y explotación petrolífera”. En algún momento se consideró que los países que tenían esos viejos aviones estadounidenses los cedieran a Ucrania, a cambio de lo cual obtendrían facilidades de Estados Unidos para adquirir medios modernos. Pero se descartó porque son máquinas obsoletas. Tanto que para los pilotos argentinos que se entrenan con el Pampa, su uso implicará un retroceso a una aviónica anticuada. Esos aparatos no le harán ni cosquillas a Gran Bretaña.

Una fantasía recurrente es que estos gestos de obsecuencia hacia Washington serán retribuidos con su apoyo en el FMI, algo que hasta ahora no ha ocurrido. El viaje del ministro de Economía Luis Caputo a Estados Unidos en los próximos días repetirá el intento de obtener nuevo endeudamiento por otros 15.000 millones de dólares. El Fondo es pródigo en lisonjas verbales para el “impresionante ajuste” que está haciendo Milei, pero no depone sus críticas a la falta de sustento político de medidas que se adoptan por decreto y sus temores por la reacción social que provocarán cuando se sientan en toda su extensión y profundidad. La única noticia alentadora para el gobierno en su avidez por conseguir dólares es el incremento en la liquidación de divisas por la exportación de cereales y oleaginosas, superior a la del año pasado, si bien aún lejos de las de 2021 y 2022. Aunque no dejan de presionar por una nueva devaluación o una mejora en el mix cambiario al que se transan las operaciones, han comenzado a liquidar la cosecha gruesa.

Héroes e impunidad

La expresión “Héroes de Malvinas” ha sido la voz de orden para minimizar los crímenes y los desatinos de las Fuerzas Armadas. Es la que usó Alfonsín en su discurso más célebre. Y reconciliación es la palabra clave por impunidad, tal como lo plantea desde 1981 el Episcopado Católico, en su fallido intento de rescatar a las Fuerzas Armadas de sus extravíos.

El episodio difundido con deleite por la prensa canalla sobre el discurso de la docente Soledad Reyes, interrumpida por los veteranos de Malvinas que la consideraron partidaria, es un buen ejemplo. El 2 de abril en un acto municipal en Verónica, con fuerte presencia de la Marina por la proximidad de la base aeronaval de Punta Indio, Reyes comenzó su alocución con una referencia a los detenidos-desaparecidos durante la dictadura. Cuando llegó al desembarco en las islas y el apoyo mediático a la guerra, los uniformados se retiraron en fila y algunas señoras se opusieron a que continuara una visión de los hechos que denominaron como partidaria. La docente no perdió la calma y continuó hasta concluir. Mencionó el encuentro de Milei con el canciller inglés Cameron, quien visitó las islas sin previo aviso y el reconocimiento que intentó Mondino a “la voluntad de los kelpers, reconociéndoles una autodeterminación que no poseen”. Reyes había sido invitada por el intendente, quien luego se disculpó con los haters. La prensa canalla y el vocero presidencial Manuel Adorni informaron que se había tratado de un acto de adoctrinamiento, como si el mensaje hubiera sido pronunciado en un grado o división escolar.

Lo sucedido refleja un clima de época, en el que vuelve a escucharse lo que era indecible. Pero es necesario conocer quién fue el vocero del disgusto, para valorar lo sucedido en su integridad. Se trata del teniente retirado Jorge Taranto, quien trabajó como periodista con Daniel Hadad bajo el seudónimo de Jorge Baroni. Taranto difundió un video en el que un militar anónimo dijo que sus camaradas se retiraron indignados, se refirió a lo sucedido hace medio siglo como “errores y horrores”, cometidos “por los dos bandos”, y concluyó idealizando el epílogo de la guerra civil española, que propuso como ejemplo: “Dijeron Ni Vencedores ni Vencidos. Viva España, y así surgieron”.

En España hubo una verdadera guerra civil y hasta el día de hoy no se han permitido más que unas pocas exhumaciones de los cadáveres de los vencidos, sepultados en las banquinas. “Nosotros todavía estamos sentados en el pasado”, agregó el camarada de Taranto. Interesante retorsión de los hechos: se trataba de un acto precisamente para conmemorar hechos del pasado. La guerra, por supuesto, pero también la decisión política de iniciarla y los hechos previos que desembocaron en ella, que no pueden contabilizarse como errores, ni atribuirse en forma equitativa al poderoso aparato del Estado y a reducidas milicias irregulares.

En 2007 soldados conscriptos denunciaron que Taranto y otros oficiales los habían torturado en las islas. El militar arguyó que esos hechos de un cuarto de siglo atrás estaban prescriptos. El juzgado federal de Río Grande y la Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia desecharon esa defensa y prosiguieron la investigación. En 2009, la Cámara Federal de Casación Penal aceptó el argumento de Taranto, ya que opinó que no se trataba de Crímenes de Lesa Humanidad, decisión que la Corte Suprema de Justicia confirmó en 2015.

El Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata acudió entonces a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 2019, el gobierno de Maurizio Macrì alegó que, al momento de los hechos, el país no había ratificado la Convención Americana de Derechos Humanos ni aceptado la competencia de la CIDH. Además, el tema había vuelto a la Corte Suprema a raíz de un nuevo fallo de Casación. Pero en diciembre de 2023 la CIDH declaró admisible el reclamo del CECIM y recordó que los hechos denunciados y no desmentidos ocurrieron durante una dictadura responsable de hechos aberrantes, como desapariciones y asesinatos. El CECIM y el gobierno deben enviar antes de que promedie el año toda la información que posean a la CIDH.

¿Quién desprestigia entonces a las Fuerzas Armadas?

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