«Desde que asumió Milei, hay 19.000 pymes menos»

«Desde que asumió Milei, hay 19.000 pymes menos»

Este jueves en Caballero de Día, la abogada laboralista Natalia Salvo desmontó punto por punto el discurso oficialista sobre la llamada industria del juicio laboral. En su análisis, advirtió que ese relato volvió a instalarse “en loop”, reciclado del menemismo y de la Alianza, para justificar una reforma laboral regresiva en un país donde —como subrayó— “los laburantes están cagados de hambre” y necesitan creer en algún espejismo de mejora. “Nadie acepta graciosamente el horror, el horror siempre se disfraza de algo lindo: creación de empleo, salarios en dólares, productividad”, explicó.

Más adelante, Salvo expuso cómo los influencers contribuyen a consolidar ese sentido común, incluso cuando luego se disculpan. Tomó como ejemplo un video de Martín Sirio, quien aseguraba que “te inventan un juicio laboral” y que “siempre gana el empleado”. Frente a esa narrativa —repetida hasta el cansancio por el oficialismo— Salvo fue contundente: “No puede existir industria del ejercicio de un derecho constitucional”. Y agregó: “Si trabajaste sin registrar, sin testigos, ¿cómo lo probás? Los juicios laborales se pierden. La justicia del trabajo es imparcial, pero no neutral, porque el derecho laboral reconoce la desigualdad estructural entre trabajador y empleador”.

Con el mismo ímpetu, la abogada explicó por qué ese discurso cala en sectores medios y pequeños empleadores. Recordó que existe “una sacralización del trabajo en el inconsciente colectivo”, que lleva a muchos trabajadores a sentirse “ventajeros” por reclamar lo que les corresponde. “Si vos tuvieras una propiedad y no te pagan el alquiler, ¿tendrías prurito en iniciar un juicio?”, pregunta siempre en su profesión. La respuesta —contó— es un inmediato no. “Ser propietario tiene estatus; ser trabajador, no. Esa es la batalla cultural que nos ganó la derecha”, sostuvo.

En ese marco, Salvo apuntó al verdadero factor que explica la desaparición de miles de pequeñas y medianas empresas. “No quiebran por los derechos laborales: quiebran por un modelo económico empobrecedor”, remarcó. Y ahí introdujo el dato central: desde que asumió Javier Milei, hay 19.024 pymes menos, según el último informe del CEPA, basado en las plantillas de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. “El 99,2% de esas empresas tenía menos de 500 trabajadores. Son pymes reales, el eslabón débil de esta economía devastada”, subrayó.

En el mismo tono, enumeró los factores que nunca menciona la derecha cuando habla de “cargar de costos” a las empresas: la dolarización de tarifas, la apertura indiscriminada de importaciones, la inflación del 240% desde diciembre y la caída del salario. “Para eso no se les cae una idea. Sí se les cae una narrativa embrutecida contra los derechos laborales”, ironizó. Como ejemplo, analizó el caso de un empresario que aseguraba haber “perdido tres casas” por juicios laborales. Salvo desarmó su planteo: explicó que en un contrato de franquicia el franquiciante tiene la obligación legal de controlar el cumplimiento laboral del franquiciado. “Quieren beneficios, pero no quieren costos. La chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizo”, lanzó.

Más adelante, la abogada recuperó ejemplos históricos para mostrar cómo el mismo marco legal que hoy demoniza el oficialismo permitió en otros momentos crear millones de empleos. Recordó que Cristina Fernández de Kirchner dejó “5,6% de desempleo y más de 50% de participación salarial en el PBI”, y que la doble indemnización convivió con la generación de puestos de trabajo hasta que se eliminó en 2007, una vez que la desocupación bajó de los dos dígitos. “Es el modelo económico, estúpido. No los derechos laborales”, sintetizó.

Finalmente, Salvo cerró con una reivindicación de la tradición política del movimiento de derechos laborales: “Protesta con propuesta”, citando a Hebe de Bonafini. Enumeró medidas posibles —reducción de la jornada, participación en ganancias, incorporación plena de trabajadores de plataformas— y planteó que la verdadera discusión es sobre la distribución de la riqueza. “Nos quieren hacer pelear pobres contra pobres. ¿Por qué no miramos cómo está conformada la riqueza y le ponemos fin a esta inequidad con una reforma tributaria?”, concluyó.

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