
Caputo, el chico malo
- ALERTA!Bonavitta 530Columnas
- 30 de abril de 2025
- 215
Editorial de Felicitas Bonavitta
Este miércoles, en su habitual editorial en Bonavitta en 530 (AM 530 – Somos Radio), Felicitas Bonavitta puso el foco en un episodio que, aunque breve, condensó el perfil autoritario y provocador de una de las figuras clave del gobierno de Javier Milei: Santiago Caputo. Bajo el título “Caputo, el chico malo”, la periodista reflexionó sobre el cruce entre el asesor presidencial y el fotoperiodista Antonio Becerra durante la cena de la Fundación Libertad, y lo que ese gesto dice del poder en la Argentina de hoy.
“Caputo la va de mafioso”, sostuvo Bonavitta. “Le gusta proyectar una imagen de poder sin límite, de tipo canchero, tipo que desde las sombras mueve al gobierno, maneja el poder”. Pero esa imagen, cuidadosamente cultivada, se quebró ante el flash de una cámara y la firmeza de un trabajador de prensa que no se dejó intimidar.
La escena fue clara: Caputo, visiblemente exaltado, “masticando chicle con movimientos exagerados”, le exigió a Becerra que no lo fotografiara. El reportero, integrante de la cooperativa Tiempo Argentino, siguió haciendo su trabajo sin ceder ante la presión. “Incluso le tomaba fotografías inmutable”, recordó Bonavitta, mientras Caputo “agarró la credencial que el trabajador tenía colgada de su cuello y le sacó una foto con su teléfono”.
Lejos de salir victorioso, el estratega libertario quedó retratado en una secuencia que la conductora definió con una referencia rockera: “Claro que recordé la letra de Luca Prodan con esa serie de fotos, ¿no? Tuerce la boca, se arregla el pelito”. En contraste con las imágenes oficiales donde todo está bajo control, lo que se ve esta vez es otra cosa: “la imagen de un pobre tipo cuyo poder aparentemente se ve amenazado ante un flash”.
Pero lo más grave no fue el acting nervioso de Caputo, sino el trasfondo político del hecho. Bonavitta no dejó pasar el contexto en el que ocurrió: horas antes, el propio Milei había publicado un mensaje en redes asegurando que “la gente no odia lo suficiente a los periodistas”. En ese clima de hostigamiento creciente, el gesto de Becerra se vuelve significativo. “Este pequeño gran acto de desobediencia es una reivindicación del periodismo y del profesionalismo, del compromiso con contar la verdad”, afirmó.
La periodista también celebró la reacción de Tiempo Argentino, medio autogestionado que salió rápidamente a respaldar a su compañero. “No especuló, no se guardó las fotos. En otros momentos ha pasado, piden silencio, especulan un poco. No, acá no. Acá directamente, como debe ser, salieron a denunciar el atropello”.
Para Bonavitta, el futuro del periodismo está en esas experiencias: “nos gusta imaginar que la salida es a través de las cooperativas, y así lo demuestran estos ejemplos que se mantienen desobedientes cuando el autoritarismo saca a relucir sus dientes”.
Con dureza, cerró: “En Argentina, la libertad no avanza. Lo único que avanza por ahora es eso: autoritarismo, endeudamiento y violencia”.