Vinieron por sus deseos
- ALERTA!Columnas
- 24 de agosto de 2024
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Por Artemio López
El reciente y cruel veto presidencial a la recomposición parcial de jubilaciones y pensiones (que esperemos se supere), cuya caída real supera ya el 26% desde que Milei asumió el gobierno – y el apoyo celebratorio recibido por parte de Mauricio Macri al veto – actualizan una pregunta:
¿Acaso las peores condiciones socioeconómicas no fueron y son siempre y en todo lugar el motor de las protestas?
Lo analizamos, sin pretensión de totalidad, tomando dos indicadores duros, salario ofrecido formal y salario pretendido formal y como marco de análisis heterodoxo, la denominada “Paradoja de Tocqueville”
En este contexto proponemos una relectura de la ya clásica advertencia de Cristina Kirchner: “No vienen por mi, vienen por sus derechos”, la que traducimos hoy también en vienen por sus deseos.
Veamos. Para el mes de junio los trabajadores estables, según el RIPTE, manifestaban un salario promedio de $933.179,85, es el último dato disponible.
Al mismo tiempo una familia tipo en la zona metropolitana necesitó en el mismo mes de junio $873.169 para no ser pobre y el mismo hogar de cuatro integrantes en el AMBA requirió $393.319 cubrir sus necesidades básicas de alimentación y superar la línea de indigencia.
Por otra parte el salario formal requerido promedio por los hombres fue de $928.914 por mes, mientras que el solicitado por las mujeres es de $885.974 pesos.
Nadie aspira a más salario, apenas a superar la línea de pobreza tomando como indicador para determinar esta módica aspiración el salario pretendido formal.
Es un ejemplo paradigmático de la paradoja de Tocqueville en acto.
Al respecto señala el filósofo Diego Tatián:
Hace casi doscientos años, Alexis de Tocqueville señalaba en La democracia en América una paradoja cuya fuerza persiste aún: cuando la desigualdad social es abismalmente grande, se vive como como natural, la imaginación social ni siquiera es capaz de plantearse la posibilidad de su supresión y a nadie se le ocurre intentar transformar el orden establecido.
Cuando, en cambio, esa desigualdad se reduce, los resabios de privilegio son mucho menos tolerados, las diferencias existentes cuestionadas y las jerarquías combatidas. Según esta idea, no es el deseo de igualdad lo que produce igualdad; es el avance de la igualdad lo que produce deseo de igualdad*
Las condiciones estrictas del ajuste que lleva ya casi una década, operan a nivel objetivo, el indicador que tomamos es el salario formal ofrecido, como vimos, en línea con el valor del umbral de la pobreza para un hogar tipo (lo que resulta absolutamente congruente ya que el hogar promedio en el país es de 3,6 miembros)
Sin embargo y tal vez con mayor potencia el ajuste opera a nivel subjetivo.
El indicador seleccionado es el salario formal pretendido, que se emparenta con el salario ofrecido y está también en línea con el umbral de la pobreza.
Siguiendo esta perspectiva de análisis, recordemos que es habitual recordar que las grandes rebeliones populares no las despliegan, al menos inicialmente, los sectores sociales más vulnerables.
En el Cordobazo de finales de los años sesenta, fueron los obreros de la industria metal – mecánica, los mejor remunerados, junto a los estudiantes universitarios, los que encendieron la chispa de la patriada frente a la dictadura de Onganía.
Incluso en la crisis de salida de casi un cuarto de siglo de neoliberalismo, plasmada en el año 2001, fueron los segmentos medios al ver atrapados sus ahorros en los bancos, los que comenzaron la rebelión.
Grandes protestas que culminaron en las jornadas del 19 y 20 de diciembre y la huida, en medio de asesinatos múltiples, del presidente Fernando De la Rúa, muchos de cuyos funcionarios hoy siguen activos tanto en el oficialismo cuanto en la oposición.
En esta perspectiva de análisis, los gobiernos de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos contribuyeron de manera decisiva para que las condiciones estructurales agobien a la población de segmentos medios, medios bajos y sectores populares.
Un solo indicador es muy ejemplificador: Cuando Cristina Fernández deja el gobierno, los trabajadores participaban con el 51,8% del ingreso total generado, cuando Mauricio Macri pierde las elecciones en el año 2019, la participación de los trabajadores había caído ya al 46% y al concluir la gestión Alberto Fernández, la distribución seguía idéntica a la heredada de Mauricio Macri, con el agravante de que el del FDT era un gobierno que se suponía peronista.
Estos datos de pérdida en la participación de los trabajadores sobre el ingreso total generado, supuso como se ve en el gráfico que sigue y aún durante el gobierno del FDT, una caída vertical de salarios y aumento de la pobreza de más de 20 puntos entre los años 2015 y 2023, empeoramiento récord observado, aún con niveles de desempleo abierto muy bajos, 4,7% para el último trimestre del año 2023, incluso menores a los que dejara Cristina Kirchner, del 5,9% en el último trimestre del año 2015.
Este es tal vez el mayor logro del gobierno neoliberal de Juntos por el Cambio pero, la peor herencia del gobierno del Frente De Todos.
La defraudación que supuso el ajuste estructural que llevaron adelante y especialmente en el caso del gobierno autopercibido como peronista, los efectos subjetivos que promovió, adicionalmente a los cambios estructurales objetivos de notable regresividad.
Transformaciones subjetivas cuya expresión no única pero la que queremos señalar acá, siguiendo a Tocqueville, es la pérdida del deseo de igualdad que tras una década de ajuste se materializa en esta convergencia en la caída en la participación de los trabajadores en el ingreso total generado y la mímesis de tres indicadores duros relevantes: los valores del umbral de la pobreza, los salarios formales ofrecidos y los salarios formales pretendidos.
En sentido contrario, cobran más valor las políticas igualitarias desplegadas por el kirchnerismo inaugural de Néstor y Cristina Kirchner que, al igual que el peronismo bautismal de Juan Perón y Eva Perón promovieron políticas igualitarias las que, finalmente, despertaron el deseo de igualdad en un conjunto amplio de la ciudadanía.
Este deseo igualitario tras una década de maltrato a amplios sectores ciudadanos, se observa hoy muy disminuido y cuyo angostamiento explica en parte la parálisis de reacción social frente al ajuste ciertamente cruel, que lleva adelante el gobierno nacional.
En fin, vinieron por sus derechos, secuestraron sus deseos.
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* Para una aproximación al tema que debe ser desarrollado, vean LA PARADOJA DE TOCQUEVILLE – POR DIEGO TATIÁN – La Tecl@ Eñe Revista .