La vida por Perón – Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna
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- 30 de junio de 2024
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Mañana se cumplirá medio siglo de la muerte de Juan D. Perón. El gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof se propone conmemorarlo con un acto en la quinta de San Vicente, que afirme su propósito de ser el candidato presidencial en 2027 de lo que hoy queda del peronismo. O, en sus propias palabras, “lograr la unidad, en base a puntos en común”. Uno de ellos es el gobierno de los Hermanos Milei; otro la asegurada presencia de Máximo Kirchner. La nueva melodía que Kicillof estrenó en su último acto, en Florencio Varela, fue la marcha Los Muchachos Peronistas.
Por su parte, la ex Presidenta CFK hablará esta noche en el streaming del Cadete Rosemblat.
En 2003, Néstor Kirchner ironizó sobre un intento peronario similar impulsado por el ex senador Eduardo Duhalde, al bautizarlo como “Grupo Mausoleo”. En 2005, le dejó la boleta del PJ a Duhalde. Con el sello del Frente para la Victoria CFK aplastó a la esposa del ex senador por 46% a 19,7%, ensayo general de su candidatura presidencial, en 2007. Pero al aproximarse esa fecha, Kirchner dejó de burlarse y consintió presidir el PJ. Cuando le pregunté por qué, respondió que se lo había pedido Cristina, cosa extraña porque ella tenía aún más desprecio que él por esa estructura burocrática. Cuando le repetí la pregunta a ella, sin anticiparle lo que había contestado Kirchner, su respuesta fue:
–Yo se lo pedí. Es muy peligroso dejar ese sello navegando a la deriva para que cualquiera se lo apropie y lo use en contra nuestra.
Perón, ¿qué Perón?
Es posible que con motivo del cincuentenario se conozcan encuestas que revelen el conocimiento y la imagen del tres veces Presidente, electo en 1946, 1952 y 1973. Si se limita a los programas de estudio los jóvenes de hoy deberían tener una imagen sobre quién fue y qué hizo Perón más nítida de la que existía sobre Hipólito Yrigoyen cuando yo estudiaba. Los manuales de historia concluían con su elección a la presidencia. Hoy, en cambio, tanto la guía docente de Mandioca para 4° año, como el manual de historia para 4° año de Santillana van desde el origen hasta el derrocamiento. El de 5°, cubre a crisis del peronismo, la resistencia, la guerrilla peronista, la tercera presidencia, Isabelita y el golpe de 1976. Lo mismo el de Kapelusz. En algunas provincias, la enseñanza abarca incluso la presidencia de Carlos Menem.
Otra cosa es qué se aprovecha de eso. Hace un tiempo se viralizó un video en que dos jóvenes militantes sociales de un barrio suburbano combinan una cita en el edificio “donde está la señora que come una hamburguesa”:
Ese desconocimiento de la historia no es un fenómeno exclusivo de la Argentina. En 1963, 18 años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, un documental francés entrevistó a once chicos de entre 16 y 22 años sobre sus ideas políticas y sociales. El título, Hitler, connais pas? (Hitler, quién es?) refleja la profunda ignorancia de esa generación. Sin embargo, cinco años después se rebelaría en las calles de París.
También abundan las publicaciones en medios políticos sobre aquella época, además de la bellísima serie de Leonardo Favio, Perón, sinfonía de un sentimiento. Derrocado en septiembre de 1955 por un golpe eclesiástico con alguna participación de militares retirados, Perón volvió a la Argentina en noviembre de 1972, y al año siguiente asumió la presidencia, luego de imponerse en las elecciones de septiembre de ese año con casi el 62% de los votos contra menos del 25% del radical Ricardo Balbín.
Durante casi dos décadas de proscripción electoral, e incluso de penalización por mencionar su nombre, la resistencia peronista impidió la consolidación de cualquier gobierno que lo excluyera. El Cordobazo de 1968, al estilo del mayo francés, y el surgimiento de las organizaciones político-militares que invocaban su nombre, forzó al Ejército a devolverle grado y uniforme militar y admitir su readmisión al cuadro político nacional. Pese a esa inestabilidad política, la economía creció y hubo empleo formal bien remunerado, mientras duró el ciclo de la industrialización por substitución de importaciones.
El último Perón
En 1972, Perón dispuso la candidatura de Héctor Cámpora. En la campaña de 1973 fue estridente la participación de la Juventud Peronista y la organización Montoneros. La consigna era Cámpora al gobierno, Perón al poder. ¿Perón se proponía hacerla realidad o sólo era un recurso proselitista para transferir sus votos al Tío? “Lo necesito a Perón para quitárselo como bandera a la guerrilla”, me dijo el jefe del Ejército, general Raúl Carcagno, en una entrevista cuando asistió a la Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en Caracas, días antes de las elecciones de septiembre de 1973.
En su discurso ante sus pares, Carcagno postuló que los militares no debían enfrentar a sus pueblos, sino a las empresas transnacionales que explotaban sus recursos. La publiqué en Clarín, que por entonces era un diario, sin radios, señales de noticias por cable, televisoras, agencia de noticias, fábrica de papel, plantaciones de arroz, cría de ganado ni financiera. En medio siglo el país es otro y también lo son algunos actores que perduran.
Los hechos posteriores a la elección de Cámpora y previos a su asunción decidieron a Perón. En público, el vocero más militarista del sector Montoneros-JP instó a organizar milicias armadas para sostener el poder popular. Y en privado, la conducción montonera le llevó a Perón a Madrid una nómina de funcionarios que debían formar parte del nuevo gobierno. Perón no admitió esas pretensiones de lo que llamaba en estricta jerga castrense “formaciones especiales”, es decir auxiliares de la conducción, nunca sus rivales. También quedó en entredicho la definición del peronismo como socialismo nacional, que se instaló en los años previos. La revista Las Bases, inspirada por José López Rega, superó la comparación de Perón con la socialdemocracia escandinava, al afirmar que socialismo nacional significaba nacional-socialismo. Sebreli, feliz.
A partir de allí, el Líder se propuso desplazar a Cámpora y ocupar la presidencia, aunque era consciente de que eso acortaría su vida. Lo sostenían, además del amor popular,
- el sindicalismo que había prosperado gracias a las obras sociales que le entregó la dictadura del general Juan Onganía, y que había sido blanco de atentados.
- sectores políticos conservadores del peronismo, que no admitían advenedizos;
- grupos de choque como el Comando de Organización,
- el criminal de guerra croata Milosz de Bogetic, infiltrado en el círculo íntimo de Perón por
- el diplomático estadounidense Robert Hill, que acompañó a Perón como embajador de su país en España y la Argentina.
- La logia italiana P-2 y su gran maestre Licio Gelli.
- Los capitales italianos que se ilusionaban con desplazar la influencia de Estados Unidos. Y entre ellos,
- La FIAT, que pagó el chárter en el que Perón hizo su primer regreso, en noviembre de 1972.
Dos días después de su victoria electoral del 23 de septiembre de 1973, una célula montonera acribilló al secretario general de la CGT, José Rucci, lo cual hizo irreversible el enfrentamiento con el flamante Presidente. Perón también liquidó a Carcagno, quien pese a su alineamiento con el bando antiperonista de los Colorados en el enfrentamiento de 1962 y su jefatura de la represión militar al Cordobazo, mantenía negociaciones políticas con Montoneros a través del jefe V, de Política y Estrategia, de su Estado Mayor, el entonces coronel Juan Jaime Cesio.
Como agregado militar en Francia, Cesio había asistido al levantamiento popular del mayo francés, que lo impactó en forma decisiva. Al negarle el ascenso a Cesio, Perón forzó el retiro de Carcagno y lo reemplazó por el general Leandro Enrique Anaya. Era hijo del general Elbio Carlos Anaya, segundo de Benigno Varela en la represión de la Patagonia durante la primera presidencia de Irigoyen y el jefe de Campo de Mayo que se plegó al golpe nacionalista del 4 de junio de 1943, fundacional del peronismo.
El 1º de mayo de 1974, Montoneros confrontó en forma abierta con Perón, que los llamó “estúpidos” e “imberbes”, mientras elogiaba a los sindicalistas, “prudentes y sabios”, que defendieron sus organizaciones. En medio de una batahola, al menos la mitad de la plaza se vació. Seis semanas después, Perón hizo una sorpresiva convocatoria a la plaza con un amago de renuncia, como la de agosto de 1955, pero esta vez no prometió guerra, sino que se despidió anunciando que se llevaba consigo la más maravillosa música y que su único heredero era el pueblo.
A medio siglo de distancia, cuesta comprender por qué la conducción montonera se enzarzó en tal disputa ideológica y política con Perón, que a sus 78 años y luego de dos infartos, tenía un diagnóstico médico muy negativo, en vez de esperar lo inevitable en los mejores términos. Esta decisión irracional coincidió con el proceso de fusión de FAR y Montoneros y con el giro de Mario Firmenich, del dogmatismo católico a la intransigencia marxista, además de sus apresuradas lecturas de Von Clausewitz. Un combo fatídico que los llevó a confundir la Argentina con Vietnam o China.
Del ’73 al ’27
Sin forzar la comparación, hay puntos en común entre estos hechos históricos bien documentados, y la situación actual. Por cierto, no es posible ninguna comparación entre Kicillof, que ha conseguido conservar en la provincia de Buenos Aires los votos de Cristina, y la JP de las Regionales, que como su nombre lo indica alcanzó una implantación nacional. Kicillof intenta remediar esa limitación con incursiones a otras provincias que lo proyecten como figura nacional. Las dos primeras fueron a Santa Fe, donde entregó casi un centenar de patrulleros, y a Chubut, que benefició con material sanitario. Pero el gobernador Maximiliano Pullaro agradeció la ayuda de Javier Milei y Patio Bullrich, e, igual que Nacho Torres, indicó a sus diputados que apoyaran las leyes de Milei en el Congreso (con una excepción patagónica en el caso de Ganancias). El viernes visitó al peronista pampeano Zilotto, terreno más fértil.
Tampoco son gemelas la proscripción de Perón, desde su derrocamiento violento en 1955, y la sentencia judicial contra Cristina, que incluyó su inhabilitación para ocupar cargos públicos, aunque faltan varias instancias de apelación, y se cita el antecedente de Carlos Menem, que ocupó una banca en el Senado hasta su muerte, sin que la Corte Suprema llegara a pronunciarse en su apelación.
En 2023, Cristina anunció que no sería candidata a la presidencia, debido a la condena recibida por la obra pública en Santa Cruz, que implicaba su proscripción política, tal como había ocurrido con Rafael Correa en Ecuador y con Evo Morales en Bolivia. Cada caso tuvo sus particularidades, secundarias ante el hecho concreto que los apartaba de la competencia electoral. Correa está exiliado en Europa, su Vicepresidente Jorge Glass fue apresado durante una ocupación militar de la embajada de México donde estaba asilado, Evo fue derrocado por un golpe militar, y los blindados volvieron a voltear una puerta del Palacio Quemado (que se llama así por un episodio previo del siglo pasado) ante su anunciada candidatura para regresar al cargo.
Cristina escogió a Sergio Massa como candidato presidencial en 2023, a instancias de varios gobernadores, encabezados por el santiagueño Gerardo Zamora, para lo que debió bajar la candidatura de Wado de Pedro, en una demostración de flexibilidad política que muchos de los propios le reprochan y que los adversarios no le reconocen. Su mayor apuesta en 2019 había sido su ex ministro Kicillof como candidato a la gobernación de Buenos Aires, con la idea de que llegara a la presidencia en 2027.
Kicillof y su núcleo político de apoyo (Carlos Bianco, Jorge Ferraresi, Mario Secco, Fabián Cagliardi), entendieron que no era Cristina sino su hijo quien quería que ella no fuera candidata a la presidencia en 2023, porque intentaba que a ese lugar se desplazara Axel, de modo de dejar vacante la gobernación, para que la ocupara el jefe de gabinete Martín Insaurralde. Un antecedente relevante es la negativa de Felipe Solá en 2003 a dejar la gobernación para ser candidato a la presidencia, como le planteó Duhalde. Hoy Solá dice que no quiso considerarlo, porque el ex senador se lo propuso ante media docena de personas, sin una conversación previa. Más allá de los detalles, el hecho es que Felipe en 2003 y Axel veinte años después creyeron que querían desplazarlos y se resistieron. En el caso actual con una campaña tendiente a revertir el anuncio de la entonces Vicepresidenta. El slogan fue “Nada sin Cristina”. Ya instalada la desconfianza, no creyeron las afirmaciones de Máximo de que él no se oponía a la candidatura de su madre, sino que sabía que su decisión de apartarse era irreversible, porque se había cansado de discutirlo con ella. Este es un equívoco persistente. Al comenzar el próximo turno presidencial, Cristina cumplirá 74 años y considera que su ciclo al frente del Poder Ejecutivo está terminado. No es lo más sensato provocarla, como ocurrió con Perón hace medio siglo.
Antón Pirulero
Bianco y Ferraresi tienen fuertes razones personales para impulsar que el gobernador se independice de Cristina. En el caso del actual ministro de gobierno, su agravio fue que la ex Presidenta forzó su reemplazo como jefe de gabinete por Insaurralde, luego de la mala elección de medio término de 2021. Ferraresi, que renunció al Instituto Patria para sumarse al gobierno del Doctor Fernández, se agravió por la intromisión de La Cámpora en su territorio, al postular para el Senado por la Tercera Sección Electoral a Emanuel González Santalla, el rival del ex intendente de Avellaneda. Sin reelección en su municipio, donde ha sido un excelente administrador, y sin seguridad de que su esposa Magdalena Sierra pueda imponerse, Ferraresi se lanzó en una cruzada personal contra La Cámpora, de neta motivación electoral. Habla sin tapujos de la lapicera y en su último acto levantó el tono con una genérica alusión a “las cajas de la Cámpora”. El kirchnerismo decidió no contestarle, porque eso hubiera herido a Kicillof. Pero el gobernador necesita poner en caja a esos banderilleros molestos por pequeñeces.
En sus múltiples encuentros para buscar alianzas, Ferraresi no fue muy selectivo. Hasta incluyó a Derrota Dolosa, la precandidata del Doctor Fernández a enfrentar a Kicillof el año pasado, en tándem con el precandidato presidencial Daniel Osvaldo Scioli. Cuánta agua ha corrido bajo esos puentes en apenas un año.
En esas conversaciones, Ferraresi niega que Máximo Kirchner siga las instrucciones de su madre. “Es al revés”, ilustra. Esa idea que nadie que conozca la relación puede sostener, alimenta la tonta confrontación con Cristina. Axel se excusa en que Ferraresi tiene una personalidad propia y que no habla en su nombre. Pero el activismo de Bianco (que se encarga de organizar a los denominados progresistas, mientras Ferraresi y Andrés Larroque se ocupan de los peronistas), las fake news lanzadas por funcionarios del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, que se han hecho pasar por disidentes de La Cámpora en varios distritos, y las proclamas estentóreas del Altavoz Navarro, que insulta a Cristina desde un medio nutrido por una suculenta pauta bonaerense, no dejan lugar a dudas. A la sospecha de Axel de que el kirchnerismo quería su cargo para Insaurralde, desde el entorno de Cristina se replica que lo que la ex Presidenta hubiera preferido es que Sergio Tomás Massa se presentara en Buenos Aires, y Kicillof para la presidencia. Claro que no explican qué opinaría el tiempista Massa de tal propuesta.
En la intimidad, Kicillof se declara desconcertado y dolorido por la actitud de Cristina, quien ha dejado de atender cada llamado (si bien se han encontrado en secreto para discutir estos temas). Pero sobre esas anécdotas personales se monta una política de victimización poco consistente. A través de los medios que forman parte de su dispositivo se ha instalado una pregunta que crea sentido: “¿Cómo le hacen eso a Axel?” Pero basta inquirir qué es lo que le hacen para escuchar sólo tartamudeos. Ningún ministro jugó en contra del gobernador, ningún legislador le negó el voto a una de sus iniciativas. Es el mismo juego que aún hoy practica el Doctor Fernández, quien en México dijo que AMLO “no le hará a Claudia Sheinbaum lo que Cristina me hizo a mi”. El tiempo dirá si la inminente Presidente de México intentará corroer la imagen del fundador del MORENA y objetar sus políticas.
Fake news
El avance de las fake news en el debate político es cada día más difícil de contener y no hace distinciones de banderías. A los comunicados críticos contra Máximo Kirchner, firmados como si fueran de La Cámpora por funcionarios del ministerio que conduce Andrés Larroque, se suma desde el oficialismo nacional el falso premio del Instituto Liberal de Praga que según el Presidente Javier Milei le habrían entregado en la República Checa. Una declaración oficial de la organización que dirige Martin Panek sostuvo que se trató de una jugada del ex miembro de la organización, Jiri Schwarz, quien fue uno de sus fundadores pero “hace años que no está vinculado”. Agregó que quienes invocan su nombre “se hacen pasar por representantes del instituto”. No se trata solo de una división interna de la minúscula secta, tan inclinada a la cariocinesis como los grupos de extrema izquierda. Una ley no escrita es que la relación entre la magnitud de una organización y su tendencia al desmembramiento es inversamente proporcional. Panek también realizó un cuestionamiento frontal al Presidente argentino, por sus “medidas contra las drogas, el aborto y las manifestaciones públicas”.
En un rubro afín, aunque cualitativamente distinto, puede inscribirse el insólito anuncio del propio Milei, sobre la reescritura de la doctrina económica que habría emprendido junto con su asesor Demian Reidel, que podría granjearles el premio Nobel de Economía. Que el mismo vaticinio hubiera sido anticipado por el tránsfuga Daniel Scioli sugiere que respondió a una decisión meditada, de alimentar de ese modo el imaginario de sus seguidores. “Divaga”, lo fulminó su ex jefe de asesores, Carlos Rodríguez. “Es una pavada”, se ofusca su asesor Juan De Pablo.
El jueves, luego de la sanción de las dos leyes, el ministro de Economía y su socio, el presidente del Banco Central, negaron que el Fondo Monetario Internacional reclamara una devaluación, cuando el último staff report afirma con precisión que el gobierno planea “eliminar el esquema de exportación preferencial para junio de 2024″, es decir devaluar hoy mismo. También dijeron que no había plazos para reducir el impuesto país y el levantamiento del mal llamado cepo cambiario, aunque el Fondo sostiene que ambas cosas se realizarán en el resto de este año. Caputo y Bausili continuaron con la práctica habitual de anunciar reducciones impositivas, crecimiento económico e incremento de reservas, cuando la realidad muestra todo lo contrario. El principal anuncio fue que a partir de mañana comenzarán a negociar la emisión de una nueva Letra del Tesoro que le encajarán a los bancos. Y el propio Milei pidió al FMI que corra de las negociaciones al responsable de Subamérica, el ortodoxo chileno Rodrigo Valdés, a quien acusó de socialista.
La misma distorsión cuadra a la caracterización como terroristas y golpistas de los pacíficos manifestantes que se manifestaron cerca del Congreso en desacuerdo con los proyectos de ley del Poder Ejecutivo que estaba tratando el Senado, y a los que Milei atribuye la escalada de la cotización del dólar y el riesgo crediticio del país.
En este caso, el gobierno recibió la respuesta contundente de la jueza federal María Servini, quien sólo mantiene detenida a una de las 34 personas a las que el fiscal Carlos Stornelli acusó en forma genérica de “incitar a la violencia colectiva contra las instituciones, imponer sus ideas o combatir las contrarias por la fuerza o la intimidación infundiendo temor público” y “erigirse en un posible alzamiento contra el orden constitucional y la vida democrática”. La única que sigue detenida, fue filmada mientras intentaba quemar una bicicleta. El resto fueron prendidos a más de un km de distancia del Congreso, sin una sola prueba de que hayan arrojado piedras y/o botellas a los policías y sus vehículos, que los hayan insultado y pateado o que pueda aplicársele el agravante de terrorismo a sus actos. En declaraciones luego de sus fallos, Servini le dijo a la radio El Destape que “si pensara que hubo un intento de golpe de Estado, no habría actuado como actué”. A su juicio, la confluencia de varias fuerzas de seguridad federales con la Policía de la Ciudad no estuvo organizada, que cada cual tira por su lado. “Los expedientes vinieron muy mal instruidos, muy incompletos, faltaba mucho “. Agregó que no le parecía deliberado sino por “falta de entrenamiento y de conocimiento”. De acuerdo con su experiencia en otros casos dijo que las fuerzas “no se ponen de acuerdo, se esconden las cosas”. También se preguntó cuántas veces la Prefectura Naval había reprimido disturbios. “En 45 años de Justicia, nunca un detenido me llegó con un celular. Eso demuestra lo mal que actuó la Policía, lo mal que trabaja esta gente”. Se manifestó sorprendida por la forma en que arrojaron gas al rostro de los diputados Carlos Castagnetto y Eduardo Valdez y por la falta de informe policial y de detenciones de quienes quemaron el auto de Cadena 3. No quiso polemizar con el fiscal Carlos Stornelli, ni con el Presidente Milei, pero los minimizó. “Habría que preguntarle a Stornelli qué vio para dictaminar como lo hizo”. Y “cada uno evalúa la situación como mejor le conviene o cómo la ve”.
En cambio para el gobierno en Bolivia sólo hubo “movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército” y no un intento golpista.