Día de los y las periodistas en Argentina: Entre la precarización laboral, el machismo y la amenaza a la libertad de prensa

Día de los y las periodistas en Argentina: Entre la precarización laboral, el machismo y la amenaza a la libertad de prensa

Por Melina Alderete

El recrudecimiento de la extrema derecha y las lógicas patriarcales continúan afectando a la calidad periodística y a quienes trabajan en los medios.

El 7 de junio de 1810, Mariano Moreno fundaba “La Gazeta de Buenos Ayres”, el primer periódico de la etapa independentista argentina, creado con el objetivo de anunciar al público los actos oficiales, las noticias exteriores y locales y en cuyas páginas han escrito el propio Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.

Más de un siglo después, durante el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba en 1938, se inauguró el Día del periodista, eligiendo como fecha oficial para la efeméride la de la creación del primer diario patriótico.

En los años que siguieron, muchos han sido los y las colegas de renombre que se han destacado en la labor periodística en los diversos ámbitos: Juana Manso, Virginia Bolten, la uruguaya nacionalizada argentina, Petrona Rosende de Sierra; y más aquí en el tiempo, nos encontramos con los trabajos de Rodolfo Walsh, Juan Gelman, Víctor Hugo Morales, Stella Calloni, María Seoane, por citar sólo unos pocos nombres.

Cada uno y cada una de ellas, a su tiempo, ha tenido que enfrentar distintos desafíos sociohistóricos y económicos, intrínsecamente ligados a las desigualdades entre clases y géneros. Sin embargo, en la actualidad, la situación para los y las periodistas del país está muy lejos de ser idílica.

La mayoría de los y las periodistas del país no trabajan en un solo medio ni bajo una relación de dependencia, lo que fomenta el desarrollo de un modelo de “periodista emprendedor” o “freelance” que abarca varios empleos para intentar llegar a una seguridad y estabilidad económica.

Según la investigación “Situación del periodismo local en la Argentina” que recopila datos desde diciembre de 2020 hasta mayo de 2021, el 66% de los medios carecen de periodistas registrados con el régimen que otorga la mayor cobertura de derechos. De esta manera, la mayoría de los y las periodistas locales trabajan en condiciones precarias y se ven obligados/as a lidiar con niveles relevantes de inestabilidad.

Bajo la misma línea, el estudio reveló que el 28% de los medios se relaciona con periodistas monotributistas; el 17,9%, con cuentapropistas y el 16,4% admitió que las retribuciones son “pagadas” mediante comisiones publicitarias o venta de espacios (por ejemplo, minutos de aire en la radio o bloques en programas de televisión).

Una viva imagen del pasado

Estos datos se condicen con lo ocurrido en la década del ‘90 y exacerbado tras la crisis del 2001, cuando la precarización laboral y el achicamiento de ingresos obligó a los y las periodistas a conseguir diferentes empleos para garantizar parámetros mínimos de supervivencia.

Según el Mapa de Medios creado por el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), el multiempleo se generó por el cambio de las reglas laborales que se dieron en los medios, donde la exclusividad pasó a un segundo plano, junto a la garantía de que con un solo trabajo el periodista podía sobrevivir dignamente. En este contexto, los medios comenzaron a utilizar cada vez más mecanismos de contratación a través de la facturación de los trabajadores como si fueran simples proveedores de servicios, pese a que se pudiese demostrar una continuidad y permanencia laboral encubierta.

Asimismo, el panorama del multiempleo, tanto en los noventa como en la actualidad, se vio agravado por las multitareas: Los periodistas están obligados cada vez con mayor frecuencia a realizar más tareas, algunas netamente periodísticas y otras no, para poder mantener sus empleos. En los mejores casos, esas labores extras fueron reconocidas en los salarios, pero, en la mayoría de las experiencias, eso no ocurrió.

La llegada de la derecha

Por otro lado, a esta situación se le suma la amenaza latente a la libertad de prensa. Según el informe anual de Reporteros sin Fronteras (RSF), desde la asunción de Javier Milei, se ha generado “un nuevo y preocupante punto de inflexión para la garantía del derecho a la información en el país.”

Para la investigación, la alta concentración y la opacidad de la propiedad de los medios, la polarización, la ausencia de políticas públicas para garantizar la pluralidad, así como la precarización del ejercicio del periodismo, constituyen las principales amenazas a la libertad de prensa en Argentina, lo genera un campo fructífero para las presiones por parte del gobierno y las empresas a través de la publicidad privada y estatal, y del uso partidista de medios públicos nacionales, provinciales y municipales.

Para Reporteros Sin Fronteras, el hecho de que el presidente Javier Milei haya tenido la intención de cerrar o privatizar los medios de comunicación públicos y de dejar de financiar a los medios comunitarios, implican una serie de medidas que empobrecerían el ecosistema informativo.

Respecto al contexto político, el trabajo de la ONG Reporteros Sin Fronteras, destaca la hostilidad de Milei hacia los y las trabajadoras de los medios: “El presidente de extrema derecha Javier Milei, elegido en 2023, alienta las agresiones a periodistas y los ataques para desacreditar a medios y reporteros críticos con su política. Sus partidarios lo difunden ampliamente”, agrega el texto.

En lo que concierne al escenario local, la reciente Encuesta Integral sobre la situación socioeconómica de trabajadores/as de prensa del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) realizada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) muestra una concordancia con el informe mencionado anteriormente, haciendo hincapié en los ataques del gobierno nacional que ponen al ejercicio del trabajo en prensa “en el peor de los contextos de los últimos 40 años.” Basta con citar como ejemplo el intento de cierre de la Agencia de noticias Télam y el ahogo de medios autogestivos mediante el recorte de planes de fomento o la eliminación de la pauta publicitaria pública.

Por otra parte, se destaca la deplorable situación salarial para los y las trabajadoras de prensa, que ha empeorado con la inflación de diciembre y enero, los meses con los peores índices desde la hiperinflación de la década del ‘80.

Según los datos arrojados por el relevamiento de SiPreBa, en abril de 2024, el 76% de los trabajadores y las trabajadoras de prensa cobró, en su principal empleo en prensa, sueldos por debajo de la canasta básica total del INDEC que determina la línea de pobreza, ubicada ese mes en $828.158.

Esta cifra sube al 92% en el sector de prensa escrita y escala hasta el 98% en la categoría testigo (redactor/a) de esa rama. Mientras que, en el ámbito radial, el 83% tiene ingresos inferiores a esa escala. A diferencia de las redacciones y las radios, la prensa televisada presenta un porcentaje del 49%, aunque supone un aumento de 40 puntos respecto al año anterior.

El machismo en los medios

Como si la precarización laboral y el recrudecimiento de las ideas de la derecha fueran poca cosa, el ejercicio del periodismo no está exento de las lógicas machistas y patriarcales: En el ámbito de la prensa escrita nacional, los hombres firman un 86% más que las mujeres, según los datos arrojados por el informe ‘Mujeres sin nombre. Avances en la presencia de la mujer en medios de comunicación y el desafío pendiente’, elaborado por LLYC en el 2023.

En la mayoría de los países estudiados en la investigación, las mujeres periodistas suelen firmar únicamente en las secciones de salud, sucesos y sociedad, mientras que los nombres de los hombres suelen aparecer en las notas sobre economía, política, tecnología y deporte. Por otra parte, en el caso argentino, tan solo el 14,4% de los medios exhiben mujeres en posiciones periodísticas jerárquicas.

Además, el informe confirmó que se continúan perpetuando los roles de género en las noticias: La cobertura de temáticas vinculadas a la moda se sigue asociando más a la mujer que al varón, ya que el modo en que visten las mujeres se refleja en 1 de cada 25 noticias, un 20% más que cuando las noticias hablan de los hombres. Algo similar ocurre en el ámbito deportivo: Del gran volumen de noticias que se publican sobre deporte, solo un 5% menciona explícitamente a las mujeres y, en el caso del fútbol, la disciplina es percibida como masculino en el 95% de los casos.

Las mujeres y disidencias que trabajan en prensa suelen escasear en los sectores donde las condiciones laborales son mejores, mientras que aumentan en número en aquellos espacios donde la precariedad es mayor.

En el abordaje de los casos de violencia de género, el trabajo de LLYC del año pasado reflejó una doble victimización, evidenciando que las noticias continúan poniendo el foco en la víctima y no en el agresor: Se nombra casi tres veces más a la mujer que al hombre cuando se habla de violencia y el doble en situaciones de acoso. Y en las ocasiones en las que las víctimas son expuestas con su nombre, el del agresor queda a menudo oculto por un alias o seudónimo.

Por último, la ya mencionada encuesta de SiPreBa notó una tendencia que se repite con los años, en lo que compete a la composición de equipos de trabajo en los sectores de prensa: la presencia de mujeres y disidencias escasea en los sectores con mejores condiciones laborales y aumenta en donde hay mayor precariedad. De este modo, entre quienes trabajan como freelance, la presencia de mujeres y disidencias es del 50%, en la rama radial del 47% y en prensa escrita del 32%. En cambio, en prensa televisada, donde suele haber mejores condiciones relativas de trabajo, son apenas el 30%.

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