Pospandemia: el viajero sustentable está entre nosotros

Pospandemia: el viajero sustentable está entre nosotros

Por Martín Rubinetti/ Después de la tormenta llega la calma, reza una de una de esas canciones que solemos escuchar cuando nos embriaga la melancolía. Pues bien, entre tantos sucesos devastadores que ha dejado la pandemia, hay uno en la industria de viajes que es realmente positivo, es que en la llamada nueva normalidad se está gestando una nueva clase de viajero que está decidido a viajar y posiblemente a viajar más, pero tomando conciencia e intentando minimizar el impacto socio ambiental que generan sus acciones.

El sector de viajes y turismo representa el 10,4 por ciento del PIB mundial y es el responsable de la generación de uno de cada diez empleos del planeta, por lo que alcanzará a emplear a 330 millones de personas en el 2022. Pero está enorme industria que ha pasado de gestionar 25 millones de turistas en 1950 a más de 1.600 millones en la actualidad es responsable del 8% del total de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global y cobija en su seno a la industria hotelera, la principal fuente de residuos en todo el mundo y al sector de la aviación, que reconoce ser responsable de un 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono.

Pero intentemos mirar el vaso medio lleno, aunque suene increíble la pandemia frenó brusca y obligadamente esa hipermovilidad de más de 1600 millones de personas y el terrible impacto que generamos los viajeros, brindándole a la Tierra un pequeño respiro que podemos aprovechar.

Con este nuevo aire, y con la certeza de que habitamos un mundo extremadamente frágil, nació una forma de viajar, que no se trata de una conducta ni de una moda, sino de toda una filosofía de vida que estimula entre otras cosas: la planificación adecuada de los viajes, la reducción en el uso de plásticos, el ahorro en consumo de agua y energía, la compra y consumición en mercados y gastronomía loca, la no asistencia a espectáculos que incluyan animales en cautiverio, y la realización a pie o en bicicleta de las distancias cortas, etc

Viajar sin dejar huellas en la Tierra

El 74% de los argentinos desea viajar de forma más sustentable en 2022 y cuándo se les preguntó si “viajar de forma sustentable le resulta importante”, el 88 % respondió afirmativamente. La encuesta que fue realizada por Booking a más de 30.000 personas de 32 países, también concluyó que el 50% de los encuestados sostuvo que las noticias recientes sobre el cambio climático fueron un disparador para tomar decisiones de viaje más sustentables.A la vez, al pensar en sus próximos viajes, un 49% dijo que “estaría dispuesto a viajar exclusivamente fuera de temporada y así evitar el turismo masivo, y un 61% reveló que evitaría los destinos turísticos y las atracciones más populares a fin de lograr una mejor dispersión del impacto y los beneficios de su visita”.

Una variante que resulta significativa dentro de la encuesta es que los viajeros argentinos también piensan en otras formas de reducir su impacto. “Un 12% indicó que viajará en tren y no en auto para distancias más largas y un 27% dice que siente “vergüenza” al viajar en avión por el impacto ambiental que generan”, detalló el informe.En sintonía con esta tendencia, la industria aérea parece dar señales de su preocupación. Recientemente el Airbus 380, realizó su primer vuelo con combustible sostenible. Airbus ya ha llevado adelante pruebas similares con un A350 en marzo de 2021 y un A319neo en el marco de su aporte para lograr el objetivo de que la industria alcance la neutralidad de carbono para el año 2050. Se estima que los combustibles sostenibles podrían contribuir entre un 53% y 71% en alcanzar las reducciones de carbono necesarias.Pero este desvelo por la degradación de la Tierra, va mucho más de la industria de viajes. Hace solo una semana, en una votación que fue calificada como histórica, la Asamblea General de las Naciones Unidas, reconoció “el acceso a un medio ambiente limpio, sano y sostenible como un derecho humano universal”.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet, celebró la decisión de la Asamblea, pero fue enfática a la hora de declarar.

“La resolución de la Asamblea General es muy clara: los Estados deben cumplir sus compromisos internacionales e intensificar sus esfuerzos para hacerlo realidad. Todos sufriremos efectos mucho peores de las crisis ambientales, si no trabajamos juntos para evitarlas colectivamente ahora”, dijo la ex Presidenta de Chile.

La Argentina es un país con una enorme diversidad ambiental, destacado por abarcar en su territorio un gradiente casi completo de ecosistemas que incluyen selvas subtropicales de tierras bajas, selvas de montaña, bosques subtropicales semiáridos, sabanas inundables, desiertos, bosques templados húmedos, praderas, ecosistemas de alta montaña, marinos y polares. En su subsuelo se encuentra el Acuífero Guaraní -uno de los principales reservorios subterráneos de agua dulce-; es el segundo país latinoamericano con mayor cantidad de glaciares y está dentro de los 15 países a nivel mundial con mayor superficie cubierta de hielo, por lo que posee una de las principales reservas estratégicas de agua dulce del mundo.

Es por ello que las áreas naturales protegidas son de un enorme atractivo para el turismo. Según el Sistema Federal de Áreas Protegidas (SiFAP), Argentina cuenta con más de 500 áreas protegidas registradas, de distinta jurisdicción y gestión, que representan el 13,29% del territorio nacional continental, con una superficie total de 36.947.536 hectáreas.

Su diversidad de ambientes y ecosistemas ofrece la posibilidad de pensar estratégicamente en el turismo de naturaleza y sustentable como uno de los motores de la recuperación, sentando las bases para que el turismo se consolide como parte esencial de la economía nacional.

El turismo sostenible es, además, un vehículo de desarrollo social. Muchas de las prácticas asociadas a este producto requieren la contratación de emprendedores y guías locales, estimulando el desarrollo de empresas turísticas (agencias de viajes, transportes, alojamiento, alimentación, artesanías, actividades recreativas y complementarias), habilitando así la diversificación de la matriz productiva y la generación de empleo local de muchas de las economías regionales y de comunidades que, en algunos casos y encontrándose muy postergadas, no cuentan con posibilidades para desarrollar otras actividades productivas.Como tantas veces a lo largo de la historia de la humanidad, la naturaleza nos ha puesto para bien o para mal frente a una nueva encrucijada, o adoptamos una nueva filosofía de vida sustentable, cuidando los recursos naturales o seguimos destruyendo y devastando a nuestro mundo…nuestro único hogar.

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