La insatisfacción sin representación
- Columnas
- 31 de julio de 2025
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En el conversatorio “Poné a los pibes”, transmitido por Siempre es hoy, comunicadores juveniles debatieron sobre representación, violencia, seguridad, trabajo y la desconexión entre las instituciones y la vida real de las nuevas generaciones.
Durante la emisión del programa Siempre es hoy, se llevó a cabo el conversatorio “Poné a los pibes”, que reunió a Diego Sztulwark, Daniel Tognetti, Mair Williams (politóloga), Facundo Abramovich (sociólogo) y Pablo Fernández Rojas (director del canal Causa Parcial) para reflexionar sobre cómo la juventud percibe —y es percibida por— la política.
Uno de los ejes centrales fue la representación de la violencia y la seguridad. Pablo Fernández Rojas, criado en la villa 1-11-14, señaló que el progresismo y el peronismo carecen de herramientas para hablar del tema. “La derecha tiene una forma de abordarlo. Será discutible, pero tiene una narrativa clara. Del otro lado, se responde con consignas vacías”, afirmó. En ese sentido, cuestionó la incapacidad de sectores populares para discutir con honestidad las demandas de seguridad en sus propios barrios: “En la 111, cuando se fue la Gendarmería, los vecinos reclamaron que volviera. No es fascismo, es una necesidad concreta”.
En paralelo, Mair Williams abordó la falta de representación genuina de la juventud: “Nunca se habló tan poco de los jóvenes como ahora. Se los menciona solo para explicar por qué votan a Milei, pero no se habla de sus problemas reales: el impacto de la pandemia, el empleo, la vivienda, o la inteligencia artificial en su formación”. Para Williams, existe un “silencio estructural” sobre estas generaciones postpandémicas, que no encuentran eco en las campañas ni en la política tradicional.
Abramovich sumó que la juventud se ha vuelto un territorio “opaco” para la política. “No es que no haya problemas, es que no se sabe cómo expresarlos. La representación política exige una voz, pero muchos jóvenes no se sienten representados ni tienen canales para hacerse oír”.
El trabajo, también en el centro del debate, fue leído como parte de una contradicción estructural: “Hay un nuevo orden productivo —plataformas, algoritmos, precariedad— que no encaja en las instituciones laborales del siglo XX. Las instituciones no están pudiendo absorber lo que pasa”.
Cerca del cierre, el grupo abordó qué se conversa en la intimidad juvenil: alquiler, trabajos inestables, frustraciones económicas y, para algunos, el vacío existencial. “Hablamos del ausentismo electoral y de cómo cuesta creer en algo”, dijo Abramovich. Fernández Rojas, en cambio, apuntó que en su entorno el eje es lo inmediato: problemas de guita, fútbol, laburo.
Como juego final, se les propuso elegir una década del siglo XX para vivir. Los años noventa ganaron por mayoría. “Me gustaría volver, pero más fuerte”, bromeó Sztulwark, entre risas y nostalgia.
La actividad cerró con la invitación a la presentación del nuevo libro de Diego Sztulwark en el Centro Cultural JJ.