Ganó el dólar barato y el gas pimienta

Editorial de Roberto Caballero

Este lunes, Roberto Caballero abrió la semana en Caballero de Día (AM 530, Somos Radio) con una editorial titulada “Ganó el dólar barato y el gas pimienta”, en la que propuso una lectura crítica de los resultados electorales del domingo 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires.

Caballero advirtió desde el inicio que su análisis atravesaría algunos lugares comunes ya transitados por otras voces, pero eligió sintetizar el panorama con un título elocuente: “Ganó el dólar barato y el gas pimienta”. En su visión, esa victoria representa tanto la estabilidad cambiaria sostenida artificialmente como la represión de la protesta social, expresada por figuras como el vocero presidencial Manuel Adorni.

Según el periodista, lo sucedido en la Ciudad no puede abordarse únicamente desde una mirada superficial. Para él, la baja participación electoral es un dato clave que da cuenta de una profunda insatisfacción democrática. “La mitad de los porteños no fue a votar”, remarcó, y subrayó que dentro de quienes sí lo hicieron, se produjo una suerte de interna a cielo abierto entre dos facciones de la derecha, donde Javier Milei se impuso sobre Mauricio Macri. Para Caballero, esto último no es menor: “Macri es la cara del origen del lawfare en la Argentina. El partido judicial, en su bastión histórico, recibió una derrota”.

El análisis se detuvo en lo que consideró una nueva configuración del electorado porteño: un sector que avala la idea de orden basada en la represión. “Es una obviedad que en la capital haya un sector contento porque no hay más piquetes y los jubilados son sacudidos”, lamentó. Para él, ese clima se enmarca en una concepción de democracia colonizada, subordinada a los mandatos del Fondo Monetario Internacional. “Tenemos un problema de colonialidad. Si la economía se rige por decisiones tomadas en Washington, y la dirigencia política está subordinada a eso, la gente no va a votar porque todo le da lo mismo”.

Sobre la performance de Leandro Santoro, reconoció que su elección estuvo “un poco por encima del promedio histórico” del peronismo en la Ciudad, pero advirtió que eso ocurrió en el marco de una baja participación que cuestiona el valor mismo de los resultados: “Podés salir segundo de algo que cada vez representa menos y ahí tenés un problema de tipo democrático”.

Caballero volvió sobre una preocupación de fondo que ya había expresado Cristina Fernández de Kirchner: los peligros de la insatisfacción. “Cuando la democracia no resuelve, cuando no da respuesta, pasa a ser un sistema que se abastece a sí mismo, dejando por fuera las soluciones de quienes más las necesitan”.

Finalmente, se preguntó qué tipo de democracia es esta en la que los jóvenes no pueden alquilar, los jubilados son reprimidos y la solidaridad es criminalizada. Y cerró con una advertencia: “El problema no es ganarle a Adorni. El problema es que los Adorni vuelvan a ser lo que eran: el 2 o 3% de la sociedad. Cuando hay representación real, las expresiones de la antipolítica se reducen”.