BlackRock y la Argentina de Milei: el titiritero global que todo lo sabe
- ALERTA!Noticias
- 4 de abril de 2024
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Los rostros del fondo de inversión en el país. El consejero de Biden, comodín de Larry Fink. Información calificada, insumo para las decisiones. En la mira de las privatizaciones.
Por Martín Piqué
Javier Milei lo contó como un fan al que un ídolo se dignó a firmarle un autógrafo o a posar juntos en una selfie: Larry Fink, el CEO de BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo, vendrá en mayo a la Argentina. Milei ratificó la visita con un mensaje desde su cuenta en la red social X. Lo hizo el 1 de febrero, tras mantener una videoconferencia con el magnate de las finanzas: “En mayo…!!!”, festejó entonces, al compartir un tuit de un admirador que adelantaba la noticia.
Milei quería transmitir entusiasmo por lo que considera un hecho auspicioso para su gobierno, al menos en su primer año. Desde la sede central de BlackRock también confirmaron el viaje. El comunicado de la empresa llegó desde la torre vidriada de Park Avenue, un rascacielos con un Starbucks en la planta baja. La declaración marcaba el interés del CEO de BlackRock por venir al país para concretar “posibles inversiones en infraestructura para nuestros clientes junto con inversores locales”.
La llegada de Fink definirá cosas, sobre todo si Milei consigue antes el paraguas legal para las reformas drásticas que le requieren sus mandantes (que el Congreso sancione alguna versión de la ley ómnibus). En paralelo, el arribo de Laurence Douglas Fink al aeropuerto de Ezeiza tendrá un carácter simbólico, casi escenográfico. Una muestra del clima de época.
El hombre que gestiona 7 billones de dólares en activos a nivel global – para ello dispone de una estructura de 14.000 empleados desplegada en 30 países- cuenta con información calificada, detallada y permanente de lo que ocurre en Argentina.
Se sabe: BlackRock ofrece a empresas e individuos de todo el planeta –asalariados estadounidenses que apuestan a la capitalización para su jubilación futura, millonarios que incrementan sus bienes con la mayor opacidad posible- colocar ahorros o capitales en pos de una renta importante en dólares; combinaciones múltiples de acciones y bonos.
Hay alternativas más arriesgadas, otras más conservadoras. Pero la seguridad y el máximo beneficio que –se supone- garantiza Larry Fink tienen uno de sus pilares en la inside information (“información de adentro”).
Para saber sobre Argentina, BlackRock cuenta con un ejército de informantes. Nombres que muchos ni se imaginarían. Y que le permiten prever variaciones, anticiparse a decisiones de Estado, proyectar subas o bajas. Desde el propio Milei, quien antes de lanzarse a la política trabajó para Eduardo Eurnekian como analista de riesgo, hasta un staff de economistas, banqueros, abogados e incluso funcionarios de gobiernos extranjeros que monitorean la actualidad del país y que reportan a Larry Fink.
Los hilos del multimillonario de las finanzas llegan a la cúspide del poder estadounidense bajo la administración de Joe Biden: Michael Pyle, a quien la elite política argentina suele llamar por su nombre de pila abreviado (“Mike”), integra el círculo más cercano al presidente demócrata como asesor adjunto de Seguridad Nacional para la Economía Internacional.
Pero Pyle es, al mismo tiempo, un embajador en las sombras de BlackRock.
En los últimos años, “Mike” se convirtió en un hombre clave de la Casa Blanca para el seguimiento de la política y la economía argentinas. Su rol, en ese punto, implica estar encima de la negociación con el FMI.
Pyle estuvo en Buenos Aires en los primeros días del gobierno de La Libertad Avanza; se reunió el 13 de diciembre con el jefe de gabinete Nicolás Posse, el ministro de Economía Luis Caputo y el titular del BCRA Santiago Bausili, los tres con pocas horas en el cargo. Ese día fue recibido por Milei junto a una delegación oficial de 50 personas procedentes de EEUU.
En los meses previos, “Mike” había sido infaltable en cada una de las reuniones que el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, mantuvo en Washington con autoridades de EEUU. Se encontró con los representantes de la Argentina en abril, en agosto y en septiembre de 2023.Participó en las últimas cumbres del G-7 y del G-20: Biden lo había ungido como su ‘sherpa’ -asesor de alto nivel- para cumplir esa función (la misma tarea que durante la gestión del Frente de Todos tuvo el exembajador Jorge Argüello con Alberto Fernández).
Antes de ingresar a la Casa Blanca, Pyle se había desempeñado como jefe de estrategia de inversión global de BlackRock.
No es el único ejemplo de ‘puerta giratoria’, una práctica que refleja el poder de Fink para reclutar o apadrinar protagonistas calificados de la política mundial, diseminados en puestos estratégicos. El CEO de BlackRock para Francia, Bélgica y Luxemburgo, Jean-Francois Cirelli, recibió la Legión de Honor del gobierno de Emanuel Macron; en su currículum exhibe el mérito –desde el paradigma liberal- de haber logrado la privatización de la estatal Gaz de France.
Casos similares se produjeron en Gran Bretaña, Alemania, España y Países Bajos, con exministros de Finanzas, extitulares del Banco Central y autoridades de partidos políticos, como el extitular de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) de Angela Merkel Fiedrich Merz. Todos ellos, tras su actuación en la función pública, se incorporaron a BlackRock para gestionar activos del fondo de inversión en sus respectivos países de origen.
En la Argentina, la administración de los intereses de BlackRock se esconde tras un rostro opaco, impersonal, que intenta ser anónimo. Sin embargo, hasta septiembre pasado, cuando se hablaba del fondo de inversión de Larry Fink se identificaba al consultor y analista financiero Darío Epstein como su principal representante en el país.
Arquitecto de las privatizaciones del menemismo, Epstein estuvo a punto de ser ministro de Economía de Milei pero rechazó la oferta en el tramo final de la negociación. En septiembre incluso había renunciado al directorio de Pampa Energía: en ese momento existía la posibilidad de que llegara al Palacio de Hacienda. BlackRock posee más del 5% de las acciones de Pampa Energía, holding con múltiples inversiones en energía y una constructora de gran escala, Sacde.
Epstein, más allá de lo que se haya dicho, niega trabajar para el emporio de Larry Fink. “No soy ni fui representante de ellos (por BlackRock)”, respondió ante una consulta de este cronista. Desde Pampa Energía, por su parte, contaron que en la última reunión de directorio el accionista BlackRock estuvo representado por un estudio de abogados local. En esa reunión, el representante del fondo de inversión pidió precisiones sobre la deuda que el Estado argentino acumula con la transportadora de electricidad Transener (de la cual Pampa Energía controla el 50%).
Al poseer acciones de empresas en distintas partes del mundo, BlackRock accede en detalle a planes de inversión, proyecciones, balances y decisiones en carpeta de esas mismas compañías. Información que resulta vital para prever la valorización futura que tendrán las acciones. En el caso de los gobiernos, BlackRock suele anticiparse a las medidas de los Estados a través de la información que le suministran consultores, analistas y funcionarios en actividad.
¿Y cuáles son los intereses que tiene BlackRock en la Argentina? Aunque los datos actualizados no son de dominio público, posee acciones en decenas de las llamadas empresas ‘líderes’ –bancos privados, alimenticias, desarrolladoras inmobiliarias, cementeras, compañías de comercio electrónico, mineras focalizadas en el litio- con una participación mayor en el rubro energético (al menos 5,2% de las acciones de Pampa Energía y 5,6% de YPF) y en la exportación agropecuaria (Glencore).
BlackRock tiene, además, muchos títulos de la deuda argentina, bonos de riesgo pero al mismo tiempo de alta rentabilidad.
Esperando al mesías
Desde este punto de partida, ¿a qué vendrá Larry Fink al país, siempre que cumpla su anuncio de llegar en mayo? Consultado por esta cuestión, el economista Roberto Feletti atribuyó una hipotética visita del magnate a la existencia de “una alianza estratégica de BlackRock con la actual conducción de Argentina”. También, a la oportunidad que se le presenta al fondo estadounidense de, según dijo, “posicionarse en activos productivos vinculados a industrias extractivas y a mercados protegidos hoy en manos del Estado”.
“Esta intentona es sustancialmente distinta a la que BlackRock llevó a cabo durante el gobierno de Mauricio Macri: esta vez no están interesados en la valorización financiera, como ocurrió con la bicicleta del ‘carry-trade’. Por otro lado, Milei sinceró sus vínculos con los fondos de inversión internacionales, en particular con BlackRock, desde el primer momento de su campaña electoral”, analizó Feletti.
Otra mirada es la del consultor cordobés Diego Farchica, asesor financiero que trabaja para empresas de México y pasa “35% o 40% del año” en Europa, con base en Barcelona y Milán. En una entrevista publicada por Perfil a principios de febrero, Farchica llegó a decir que “el 30% de la rentabilidad de este grupo (por BlackRock) está metida en el país”.
Ante una consulta de este medio, Farchica justificó aquella definición, por cierto, tajante: “El fundamento en el que me baso es lo que charlo con gente de Europa que me brinda información y que dice que para los activos financieros Sudamérica, y en particular Argentina, son un buen negocio, porque están en el 25% y el 30% de rentabilidad, aunque es un negocio de cinco a seis años de espera. Me refiero a los títulos públicos y bonos”.
BlackRock, por los montos que maneja, puede esperar varios años, insistió el analista; por otro lado, estimó que todos los papeles argentinos en manos del fondo de EEUU superan largamente los 2000 millones de dólares.
Para Farchica, el titular del fondo que administra activos que equivalen a más de 14 veces el PBI de la Argentina vendría al país por dos cuestiones. Por un lado, dijo, “a cuidar su negocio y asegurarse cómo va” en materia de títulos públicos, pero también y particularmente por el rubro energía, a partir de “las posibles privatizaciones que posiblemente sucedan”.
Por su parte, el exvicepresidente para América latina de JP Morgan Hernán Arbizu recordó que parte de los 300.000 millones de dólares de argentinos en el Exterior “están en BlackRock”. “No pagan impuestos con riqueza generada en Argentina”, agregó.
“El rol que tuvieron los bancos internacionales en el sector financiero del ciclo liberal de los ’90 hoy pasó a los fondos que administran por cuenta y orden de terceros. No olvidemos que BlackRock está entre las diez economías del mundo y es un fondo, no un país”, resaltó Arbizu, un disidente del poder financiero que pagó costos por denunciar las prácticas de lavado y fuga en perjuicio del país.
Fink es la décima persona más poderosa del mundo, según la revista Forbes. El fondo que lo llevó a ese lugar dio un salto de escala con la crisis de las hipotecas de alto riesgo.
En su biografía y su trayectoria no faltan las curiosidades del bipartidismo sistémico que caracteriza a EEUU. Los magnates Stephen Schwarzman y Peter Peterson, quienes en 1988 aportaron millones para que Fink creara BlackRock (inicialmente llamado BlackStone Financial Management), son republicanos convencidos de la necesidad de bajar impuestos, favorecer a los ricos, reducir derechos y achicar el Estado. Larry Fink estuvo siempre más cerca de los demócratas.
En todo lo demás están bastante de acuerdo.