Apolo guitarrea solo – Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna
- ALERTA!El COHETE A LA LUNANoticias
- 14 de julio de 2024
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Políticos complacientes y guacamayos medíáticos del gobierno crearon un consenso: que en la gélida madrugada tucumana del 9 de julio el discurso del Presidente Javier Milei fue “moderado”. Alegan que en el texto (leído con los tropiezos de un estudiante de secundaria), no mencionó a “la casta”. Es verdad, fue mucho peor, porque la descalificación genérica se dirigió a “los políticos”, no a un subgrupo de malditos condenados:
- “Cada punto adicional del PBI que los políticos le suman al gasto estatal es una carga para el sector privado. Es el centro de todos nuestros males”.
- “Un Estado que le sirve a la sociedad y no a los políticos tiene que tener, además de un peso razonable, funciones claras. Con un gasto consolidado de 25 puntos se pueden cumplir las únicas funciones que tiene que cumplir el Estado: hacer cumplir la ley y el respeto de la propiedad privada; reprimir y castigar el delito en todas sus formas, asegurar la integridad del territorio nacional con Fuerzas Armadas respetadas y equipadas; asegurar el acceso a la educación y a la salud de los argentinos”.
- “Nuestro federalismo es fraudulento, castiga a quienes son fiscalmente responsables y productivos; y solo sirve para que desde Buenos Aires los políticos extorsionen a las provincias”.
- “Los políticos han escuchado más la demanda de minorías ruidosas y organizaciones ambientalistas financiadas por millonarios extranjeros, que las necesidades de prosperar que tienen los argentinos”.
Tanta grandeza
Tan grave no sería, porque al terminar su titubeante lectura les agradeció “por tanta grandeza” a quienes acababa de responsabilizar por esas plagas: los dirigentes de la UCR, el PRO y el peronismo no kirchnerista, que se congelaban a la intemperie. Entre ellos estaba el furioso ex Presidente Maurizio Macrì, quien voló desde Londres, donde asistía a un campeonato de tenis. No lo recompensaron con una invitación a firmar el acta ni a figurar en la foto de los Hermanos Milei con los 15 gobernadores que hicieron la reverencia exigida para interrumpir la catarata de insultos que el Presidente les dedica desde hace siete meses. En cambio, se protegió del frío, meteorológico y político, la Vicepresidenta Victoria Villarruel, cuya gripe no le impidió desfilar horas después junto al Presidente en un vetusto blindado de medio siglo de antigüedad que una empresa israelí remendó. La indiferencia de Milei por sus aliados políticos se extiende naturalmente a los compatriotas que mueren en las calles de hipotermia. Ante una referencia de un obispo por la ausencia de termómetro social en el gobierno ante esa tragedia, Milei dijo que le había subido un grado la temperatura en Olivos a sus perros Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas.
Para el mejor analista del centro-derecha, Rosendo Fraga, la imagen de Milei y Villarruel en el blindado consolida la extraña alianza entre el liberalismo del Poder Ejecutivo y el nacionalismo conservador vicepresidencial. El desfile de los veteranos de Malvinas constituyó una justa reivindicación de quienes pelearon en la guerra y luego fueron escondidos como leprosos por las conducciones castrenses. Pero esto es contradictorio con el capricho presidencial que, al pegar el faltazo a la cumbre del Mercosur en Asunción, logró que por primera vez el bloque regional omitiera el reclamo por la soberanía argentina sobre las islas. Además, como explica Alberto Moya en esta edición, en el desfile participaron al menos tres oficiales procesados por estaquear a sus soldados en Malvinas. Y esto no es justo ni decente.
Rojo shocking
Como si fuera intencional, Karina Milei difundió una directiva por la que los asistentes a Tucumán debían vestir de oscuro, pero ella se presentó de rojo restallante lo cual, junto con el amarillo trumpiano de su melena, la convirtió en el ineludible centro de atención. Tampoco se explicó qué hacía entre gobernadores y autoridades legislativas esa funcionaria cuya jerarquía formal es de tercer nivel, mientras el jefe de gabinete y los demás ministros del Poder Ejecutivo se congelaban en la vereda. No hacía falta, porque la Constitución Material de la República lo consigna. Exactamente lo mismo ocurrió con la corrida cambiaria del lunes 8, en respuesta al mensaje del Ministro de Economía Luis Caputo y su socio Santiago Bausili. El Presidente dijo ante empresarios que se trató de un intento golpista del Banco Macro, a quien vincula con Sergio Tomás Massa. Pero Caputo lo corrigió. El yerno y el hijo de Jorge Brito, Ezequiel Carballo y Jorge Brito (h), sólo vieron un negocio y vendieron los seguros denominados puts. El 10% del total estaba en su poder. Según Caputo, su conducta reprobable fue no haberle avisado al gobierno.
¿Por qué avisarle? ¿La libertad no es libre? Eso no es liberalismo sino populismo autoritario, clamó la vaca sagrada liberal Roberto Cachanosky. Y para el ex ministro y presidente del Banco Central, Alfonso de Prat-Gay, muestra escaso entusiasmo por la propiedad privada. Del mismo modo, el gobierno eyectó al secretario de Bioeconomía Fernando Vilella, acusándolo por la mezquina liquidación de la cosecha de soja. “Son cuestiones estructurales. Liquidan a cuentagotas porque esperan una devaluación o un cambio en el blend“, se excusó ante quienes quisieron escucharlo el quincuagésimo ex.
Las “cuestiones estructurales” siguen enturbiando la relación oficial con el FMI. Por enésima vez su directora gerente, Kristalina Georgieva, y su directora de comunicaciones, Julie Kozack, desairaron en público al gobierno. En conferencia de prensa negaron que se estuviera negociando un nuevo acuerdo con la Argentina que implicara la ampliación del préstamo vigente y ratificaron la confianza en el encargado de Subamérica, Rodrigo Valdés, cuya remoción había solicitado Milei en un nuevo ataque de rockstarismo. Podrá volar en jets privados, asistir a la cumbre de los milmillonarios en Idaho (no Doha, como dijo una cronista en la señal de noticias por cable de La Nación) y ver su fotografía trepado a un tanque vintage en el Wall Street Journal, pero las decisiones del FMI seguirán adoptándose en su directorio, poblado de señores de traje oscuro y peinado prolijo, que se divierten con las ocurrencias del latino diferente pero no le ceden el manejo del sabot en el casino financiero. El premio Nobel de Economía de 1971, Simon Kuznets, acuñó una célebre boutade: “Hay cuatro clases de países: desarrollados, en vías de desarrollo, Japón y la Argentina”. Todos en el métier la conocen y se proponen meter en caja al extravagante. El único punto potencialmente positivo fue el anuncio de que se reconsiderarían las sobretasas que pagan los países endeudados por encima de las relaciones técnicas. Si se concretara, y siempre que la rebaja fuera significativa, sería una victoria para Cristina y Máximo Kirchner, que batallaron con Mr. MaGoo para que la Argentina pusiera esa quita en el centro de la relación con el Fondo. El ministro y su Presidente, el doctor Fernández, replicaban que esas normas generales del organismo no podían eludirse, pese a lo cual hacían los gestos formales para solicitarlo, sin la menor convicción.
El antídoto mileino contra la realidad es la negación. Eso explica que festejara el índice de inflación del 4,6% en junio, que interrumpió un rumbo descendente de cinco meses e implica una suba del 10% respecto del 4,2% del mes anterior. Pero a eso le suma una fuerte dosis de audacia creativa. Esta vez no fue un viernes, sino directamente el sábado, desde Estados Unidos, que Milei y Caputo anunciaron una nueva alquimia financiera, con la compra de dólares en el MULC y su reventa en el CCL. Faltan pocas horas para saber cuál será la reacción de la ruleta financiera a la flamante apuesta oficial, que el Presidente acompañó con gesto impávido: no estamos en pánico por la escalada del dólar a 1.500 pesos, dijo sin temblar. Caputo dio otro indicio sobre la preocupación oficial: a la inflación le veníamos ganando por puntos, este es un golpe de knock-out bravuconeó. Sin pérdida de tiempo, desde Calafate le contestó CFK: “A sus seguidores que están haciendo análisis esotéricos, dígales la verdad, que va a usar las reservas del Banco Central para intervenir en el mercado de los dólares financieros porque la brecha con el dólar financiero se le está yendo a la… usted ya sabe. Y esto impacta en los precios”. Tanto o más político, Carlos Rodríguez dijo que era “otro curro con la excusa para mileitontitos de que no van a emitir más”, rubricado con dos carcajadas.
El mayor énfasis presidencial en Tucumán fue lo que llamó “una reforma laboral moderna”, que sería nada menos que la condición de posibilidad para todo lo demás. En la Argentina impera un régimen laboral “obsoleto y dañino”. Sus normas vetustas hacen casi imposible una contratación formal. Por eso hace 10 años que sólo dos de cada diez personas en edad de trabajar tienen un empleo formal, mientras lo único que sí creció fue el empleo público. “La dirigencia política y sindical ha querido tapar el sol con las manos. La legislación laboral actual se pensó para un país que había eliminado la pobreza y no tenía desempleo. Ese país no existe más. Somos un país pobre, con la mayoría de la población trabajando en condiciones precarias. Necesitamos generar trabajo. Trabajo formal de calidad. Y para eso es indispensable generar riqueza. Es hora de aceptar que lo mejor para un trabajador es un empresario y que para que haya más trabajadores y empleo de mejor calidad tiene que haber más empresas. Es hora de aceptar que tiene que ser rentable para las empresas contratar, no un acto solidario. Y es hora de aceptar que tiene que ser posible para las empresas despedir sin enfrentar un litigio infernal, porque con la legislación laboral que tenemos estamos perjudicando a las empresas, pero mucho más todavía a los trabajadores”. Comer y descomer, como dijo el secretario de empleo que Paolo Rocca le prestó a Maurizio Macrì.
Retengan ese dato: para Milei arrasar con los derechos laborales es la condición sine qua non de su proyecto libertario o neoliberal. Es la vieja melodía que las clases dominantes entonan desde 1955. No sólo hay que borrar los 12 años del kirchnerismo, también los 12 años que corren desde el golpe del 4 de junio de 1943 y el derrocamiento sangriento de su emergente.
El discurso oficial sostiene que para que haya más trabajadores debe haber más empresas. Pero desde que asumió Milei, bajaron las persianas entre 3.500 (según CEPA) y 10.000, de acuerdo con la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC).
Las prácticas del kirchnerismo desmienten las afirmaciones mileicas. Proyectos elaborados por Héctor Recalde y Álvaro Ruiz repusieron parte de las regulaciones de la Ley de Contrato de Trabajo que la dictadura y el menemismo habían enmendado o suprimido, o crearon nuevas para el trabajo rural y en casas particulares. Pese a ello el desempleo descendió a sus mínimos históricos, porque la economía creció como nunca y con ella la cantidad de empresas. La litigiosidad se contrajo entonces a secuelas de aquellos periodos anteriores en los que se eliminaron derechos contraviniendo el principio convencional de la progresividad.
Milei asoció esa reforma laboral con “una profunda reforma del sistema previsional”, que le parece perverso. “Tenemos una legislación laboral que incentiva la informalidad y un sistema previsional que le roba a quien aportó para dárselo a quien no. Esto quita cualquier incentivo a aportar al sistema. Necesitamos un sistema previsional que respete el aporte y ahorro de toda una vida. Pervierte la moral de un país que se valore de la misma manera a quien se esforzó, trabajó y aportó toda una vida, que a quién no lo hizo”.
De este modo, la máxima autoridad constitucional da por sentado que quienes se acogieron a las moratorias concedidas en lo que va del siglo XXI, no hicieron los aportes previsionales por decisiones individuales voluntarias. Así ignora el fracaso macroeconómico de la convertibilidad, la quiebra de empresas, la altísima desocupación y la norma por la cual los bancos que administraban las jubiladoras privadas, siguieron cobrando intereses hasta vaciar las cuentas de quienes no pudieron seguir aportando.
Tampoco da cuenta de que las moratorias no fueron concesiones gratuitas, ya que quienes accedieron al beneficio por esa vía, pagaron las contribuciones omitidas, en cuotas mensuales que se descontaron de su haber. Curioso en un economista profesional, no dijo una palabra sobre el impacto que las moratorias tuvieron en el incremento de la demanda agregada por el lado del consumo. No hubo peso mejor invertido desde el punto de vista fiscal, dado que quienes lo recibieron no lo volcaron a la especulación financiera sino a la adquisición de bienes de primera necesidad, lo que incentivó la actividad y mejoró la recaudación. Lo contrario ocurre hoy con el ajuste que el gobierno celebra: la recesión merma los ingresos fiscales y requiere mayor ajuste, en un implacable círculo vicioso.
El otro punto central en el discurso fue una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva sobre los grandes contribuyentes, a contramano de lo que practican las economías más prósperas del mundo. Reclamó para ello la participación de los gobiernos provinciales y municipales, lo cual define quiénes deberían cargar con el ajuste que no cesa. Es previsible que las firmas en el papiro tucumano no se traducirán en apoyo político al suicidio de las economías regionales. Como en el cuadro de Caravaggio intervenido por Navaja, Apolo guitarrea solo.
Ninguna sorpresa
El fortísimo ajuste aplicado es la clave de la recesión, pero es menos conocido que también provocó una profunda redistribución regresiva del ingreso, con súper-utilidades de las grandes empresas y grupos económicos, a expensas de los trabajadores, los jubilados y todos quienes dependen de ingresos fijos, que no se actualizan por la inflación. El instrumento preferido fue la devaluación del 118% con que comenzó la gestión del nuevo elenco gubernativo. “Estuvo mal calibrada”, dice ahora Marina Dal Pogetto, de la consultora EcoGo, que en su momento la valoró.
Las empresas que cotizan en la Bolsa, cuyos instrumentos financieros son regulados por la Comisión Nacional de Valores, están obligadas por la Ley del Mercado de Capitales a publicar sus balances. Esto comprende a las mayores empresas, salvo aquellas que para evitar esa medida de transparencia dejaron de cotizar en las Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA). En el último medio siglo, el número de empresas reguladas de este modo, se redujo cinco veces, de casi cuatro centenares a no más de 80.
El Centro CIFRA, de la CTA, y el Área de Economía y Tecnología de FLACSO, analizaron los balances de un tercio de ellas, que ya actualizaron sus balances al primer trimestre de este año. Esas 23 grandes empresas actúan en diversos sectores: siderurgia, aluminio, alimentos, golosinas, farmacéutico, cemento, lácteos, electrónica y autopartes, aeropuertos, energía, petróleo, bancos y medios de comunicación. Casi todas ellas son oligopólicas en sus mercados y forman parte de grupos económicos. Uno o varios accionistas controlan diversas sociedades y de ese modo acentúan su poder de mercado y su influencia en la conformación de precios y rentabilidades relativas.
Ordenadas según su declarada rentabilidad en el primer trimestre, esas empresas son:
- Aeropuertos Argentina 2000, del grupo Eurnekian.
- Metrogas que es una asociación entre YPF y la norteamericana Integra Gas Distribution LLC;
- Pampa Energía, del grupo Mindlin;
- Aluar, del grupo Madanes;
- el laboratorio local Richmond;
- Mirgor, perteneciente al primo del Ministro de Economía, Nicky Caputo.
- Arcor propiedad de los Pagani.
- Ternium, de la transnacional ítalo-luxemburguesa Techint.
- Loma Negra, que capitales brasileros le compraron a Amalia Fortabat.
- El Banco Macro, del grupo homónimo propiedad de la familia Brito- Carballo.
- Transportadora de Gas del Sur, controlada por Pampa Energía y la familia Sielecki.
- AGEA, del grupo Clarín.
- Molinos Río de la Plata, de Pérez Companc.
- Mastellone, propietaria de la marca La Serenísima actualmente controlada por la familia Mastellone Hnos en asociación con Arcor y el fondo inversor Dallpoint Investments LLC.
- Edenor, también controlada por Mindlin.
- La cementera Holcim, de capitales suizos.
- YPF, bajo control estatal.
- Pan American Energy, una asociación entre Bridas (de los Bulgheroni y la china CNOOC) y British Petroleum;
- El Banco Galicia, cuyos principales accionistas son miembros de las familias Escasany, Ayerza y Braun.
- La harinera y alimenticia Morixe, adquirida el año pasado por Sociedad Comercial del Plata (SCP), ambas del accionista mayoritario Noel.
- Molinos Agro, del grupo Pérez Companc.
- La Anónima (Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia) de los Braun, y
- Ferrum.
El tamaño importa
Utilidades, en %, primeros trimestres de 2023 y 2024
Las diez primeras tuvieron una rentabilidad extraordinaria, por encima del 40% sobre sus ventas. Con el 80% figura Aeropuertos Argentina 2000 (de la Corporación América, de Eduardo Eurnekian) y en torno del 50% Ternium (de Techint) y Mirgor, de Nicky Caputo. Las tres tienen una íntima relación con el gobierno de los Hermanos Milei:
- El Presidente fue hasta poco antes de su elección, analista económico de Eurnekian, y del mismo grupo provienen el jefe de gabinete (el anterior y el actual) y el Ministro de Justicia.
- Paolo Rocca proveyó al aborrecido estado al secretario de Trabajo, Julio Cordero; al subsecretario de Hidrocarburos, Luis De Ridder; y a casi toda la gerencia de YPF: su presidente, Horacio Marín; su gerente de Exploración y Producción, Matías Farina; su vicepresidente de Infraestructura, Gustavo Gallino; su director financiero, Federico Barroetaveña; su vicepresidente de Asuntos Públicos, Lisandro Deleonardis, y su director de la Unidad Ejecutora de Gasoductos, Horacio Amartino.
- Nicky Caputo es primo hermano del Ministro de Economía, Luis Caputo, y tío del asesor principal del Presidente, Santiago Caputo. El Poder Ejecutivo acaba de anular una licitación para la ampliación de la oferta en centrales de energía térmica por 4.000 millones de dólares, en la que fue excluida Central Puerto, la empresa de Nicky, quien consiguió que se anulara al amenazar con que Buenos Aires quedaría a oscuras.
Los investigadores Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti acotan que estas cifras contradicen la extendida idea de que la economía estaba en recesión antes de la asunción de Milei. El cuadro muestra que en el primer trimestre de 2023 todas las firmas tuvieron resultados positivos y en varios casos muy elevados, salvo Edenor y Mastellone. Esto a su vez, pondera el salto favorable que experimentaron con el cambio de gobierno: de las 23, 17 duplicaron su nivel de rentabilidad. Ganaban bien hace un año, ahora están de fiesta.
Estos niveles de rentabilidad no se habían alcanzado ni en los mejores momentos del siglo. Por ejemplo, el mejor registro de Aluar se produjo en 2004 con una utilidad del 22,3% sobre ventas, menos de la mitad del primer trimestre mileico (52,1%). Arcor nunca había ganado más que en 2007 (28,9% sobre ventas), muy inferior al 50,2% del primer trimestre de 2024. Loma Negra llegó al 23,6% en 2001, pero al 45,8% este año.
El negocio financiero
Una constatación de fundamental para entender y modificar el funcionamiento de las mayores empresas dentro de la economía argentina, es que de las 23 grandes empresas que recibieron ganancias extraordinarias, más de la mitad lo consiguieron pese a que sus ventas se redujeron respecto del primer trimestre del año anterior.
Increíbles ganancias con menos ventas
El caso extremo es el Grupo Clarín, cuyas ventas se redujeron a la mitad mientras sus utilidades crecieron el 25%.
Manzanelli y Amoretti conjeturan que este contraste entre las ventas que se encogen y las utilidades que se expanden puede obedecer en parte a la caída de su costo salarial y probablemente de los precios de los insumos locales en relación a los precios de las ventas de estas empresas, ya que tienden a trasladar rápidamente los shocks devaluatorios. Además cuentan con ingresos financieros por intereses ganados y cambios de valuación de divisas o inversiones de cartera, que en varias firmas mostraron un aumento importante.
Mirando al Norte
El régimen político de Francia ha dado una nueva prueba de su resiliencia ante los embates de una derecha revolucionaria, con la derrota del partido de Marine Le Pen en las elecciones del domingo pasado.
Una y otra vez las distintas configuraciones de una derecha extrema han intentado desandar el camino iniciado con la revolución democrático-burguesa de 1789. La única vez que lo lograron fue mediante la vergonzosa complicidad con la ocupación alemana. El mariscal Philippe Petain presidió un régimen títere en Vichy, entre 1940 y 1944, con Pierre Laval como Primer Ministro, que suprimió las libertades públicas, prohibió la acción política y sindical y deportó a 77.000 judíos que fueron asesinados en los campos nazis de exterminio. El Presidente y el primer ministro fueron condenados a muerte por alta traición en 1945. La pena a Petain fue conmutada por la de prisión perpetua, en atención a su carácter de héroe de la Primera Guerra Mundial.
Con esa única excepción, cada vez que un candidato antisistema o de ultraderecha se acercó al poder, los demás se aliaron para cerrarle el paso, como explica Zeev Sternhell en su libro La droite revolutionnaire, les origines françaises du fascisme. Ocurrió por primera vez en 1888, cuando el ministro de Guerra, general Georges Boulanger, avanzaba con estentóreas denuncias contra la corrupción, que comprometía al hijo del Presidente, quien debió renunciar. Los socialistas franceses se dividieron entre posibilistas que se aliaron con el centro liberal para defender las libertades burguesas, y revolucionarios, que vieron en la adhesión a Boulanger “el malestar contra una República que era sólo la República de los capitalistas” y decidieron circunscribirse a la lucha de clases. Algo similar ocurrió en 2002 contra la amenaza del paracaidista de la guerra de Argelia Jean-Marie Le Pen, vencido en el balotaje por el gaullista Jacques Chirac con los votos de liberales e izquierdistas.
Pese a la desfascistización emprendida por Marine Le Pen que expulsó a su padre del partido y confió la conducción al joven Jordan Bardella, de apenas 28 años, los lepenistas también fueron derrotados por la izquierda y por el liberal Emmanuel Macron. Otra cosa es la formación de gobierno, entre fuerzas tan heterogéneas. La izquierda, como primera minoría, reclama la formación del gobierno, pero Macron no parece más decidido a conciliar con Jean-Luc Mélenchon que con la ultraderecha. Días antes, del otro lado del canal de la Mancha, el laborista Keir Starmer batió en forma contundente a los conservadores, que llevaban 15 años en el gobierno. Si a esto se suma la victoria en Irán del reformista Masoud Pezeshkian, se relativiza el vigor de la derecha revolucionaria y la internacional negra de Steve Bannon.
En alguna medida es cierto, pero es imprescindible reparar en los respectivos sistemas electorales. La doble vuelta francesa permitió que los triunfantes lepenistas en el primer turno, cayeran ante la confluencia de izquierdistas y liberales en el segundo. Es como si peronistas, radicales e izquierdistas le hubieran cerrado el paso a Milei en el balotaje argento. Todos votando por Kicillof en Buenos Aires, por Vilca en Jujuy, por Lousteau en la Capital.
Starmer obtuvo el 65% de las bancas gracias al sistema uninominal británico, pese a que sólo lo votó el 33,7% del padrón, 6,3 puntos menos que los que obtuvo en 2017 Jeremy Corbyn. Sin embargo, Corbyn es el rostro del fracaso, y Starmer el de la victoria. Masoud Pezeshkian ganó en Irán con el 53,3% de los votos, contra 44,3% de Saíd Yalilí, pero sólo en segunda vuelta. Una clave estará en la elección estadounidense de noviembre, en la que la ostensible senilidad del Presidente Joe Biden parece facilitar el regreso del desquiciado Donald Trump, si bien las suertes no parecían echadas antes del nefasto debate entre ambos, donde Biden disparó con precisión a los propios pies.
Más allá de las particularidades nacionales, está claro que el camino de las coaliciones para frenar el avance de las posiciones extremas da resultados. No se trata de la avenida del medio, sino de acuerdos entre diferentes para impedir lo peor. ¿Seremos capaces de lograrlo?