
Milei y la Feria del Libro (o de las vanidades)
- ALERTA!Caballero de DíaColumnas
- 23 de abril de 2025
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Columna de Valeria Di Croce
Este miércoles en Caballero de Día (AM 530, Somos Radio, lunes a viernes de 8 a 10 hs), Valeria Di Croce realizó su segmento semanal, que esta vez tituló: “Milei y la Feria del Libro (o de las vanidades)”. En el marco de la puesta en marcha de la 49° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires —y con ella, el eterno regreso de una escena clave de la batalla cultural—, Di Croce propuso “historizar” esta feria y recorrerla no solo como evento cultural, sino como termómetro ideológico de época. “Feria del Libro, batalla cultural y batallas celestiales”, se tituló con humor, y se zambulló en esa tensión entre la memoria, el show y la reacción.
Entre Borges, Bioy Casares, Orozco, Fontanarrosa, Galeano y Calvino —pero también Saramago, Polaster o Vargas Llosa— desfiló la historia literaria de la feria. Sin embargo, en los últimos años, otra clase de “autores” se subió al escenario: Javier Milei, Nicolás Márquez, Agustín Laje. La primera aparición de Milei en la feria fue en 2018, en tiempos prepolíticos, cuando todavía era un economista mediático. Presentó Desenmascarando la mentira keynesiana junto a Guillermo Nielsen, y compartió cartel con Laje y Márquez, que exhibieron su Libro negro de la nueva izquierda, en una presentación rodeada de polémica y repudios feministas. El escándalo como forma.
Pero en 2019, llegó una contracara potente: la presentación de Sinceramente por Cristina Fernández de Kirchner en una desbordada sala Borges, con pantallas gigantes y miles de personas afuera. “Nos quieren presentar la historia como si las cosas sucedieran como el clima, pero la política y la economía tienen responsables”, dijo entonces. Y recordó que eligió el 9 de mayo —fecha de su casamiento con Néstor— como un gesto político y personal. En ese discurso, Cristina propuso una lectura histórica y estructural de las crisis argentinas, apuntando contra quienes descontextualizan los hechos para borrar responsabilidades.
Tres años después, Milei volvió a la feria, esta vez como diputado y parte de la presentación del libro de Agustín Laje, La batalla cultural. En ese acto, Nicolás Márquez definió el libro como un «manual de combate» contra la hegemonía progresista, mientras Milei trazó una interpretación de la Revolución Francesa según la cual “la libertad deriva en liberalismo, la igualdad en socialismo, y la fraternidad en nacionalismo”. Todo acompañado de menciones elogiosas a Axel Kaiser, referente del libertarismo chileno que llegó a reivindicar a Hitler, dato no menor en esta genealogía ideológica.
El cierre de Laje fue una arenga que no dejaba dudas: su proyecto no era solo reaccionario, sino rupturista con el macrismo y el “centrismo bien pensante”. Nombró a Trump, Vox y otros referentes de la ultraderecha global que “se despegan” de los partidos tradicionales. Y confirmó que el objetivo de Milei y su entorno no era otro que desplazar a Juntos por el Cambio: “No voten amarillos”, se cantó aquel día, consagrando al economista libertario como presidenciable. La Feria del Libro —esa que alguna vez celebró a Quino o a Calvino— fue también escenario de esta mutación.
Así, Valeria Di Croce cerró su columna con una consigna clara: militar la memoria también implica disputar los sentidos de lo que ocurre en estos espacios. Porque, como advirtió Cristina en 2019, las crisis no nacen de un repollo, y los discursos que se instalan desde las vidrieras culturales tampoco.