“Rappi o PedidosYa no nos reconocen como trabajadores y buscar legalizar esa exclusión»

“Rappi o PedidosYa no nos reconocen como trabajadores y buscar legalizar esa exclusión»

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  • 10 de diciembre de 2025
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En Bonavitta en 530, Felicitas Bonavitta entrevistó a Ezequiel Miqueas, secretario de Juventud de Sitrarepa, para analizar la reforma laboral que Milei intentó impulsar y que, por más que a él y a su junta les moleste, evidenció un fuerte rechazo social. Desde el inicio, Miqueas fue contundente al describir el proyecto oficialista: “La reforma laboral es una legalización de la esclavitud laboral”, afirmó, remarcando que el texto excluía explícitamente a los repartidores de plataforma de la categoría de trabajadores.

Más adelante, el dirigente explicó la situación cotidiana de quienes pedaleaban o manejaban motos para sostenerse en medio de la crisis que el propio Gobierno profundizaba. Señaló que los repartidores “trabajaban a destajo”, sin salario básico, sin cobertura alguna y obligados a afrontar todos los costos laborales. Incluso destacó que “un repartidor tenía que hacer más de 800 pedidos mensuales para alcanzar la canasta básica”, en un escenario donde muchos terminaban realizando jornadas de 60 o 70 horas semanales para sobrevivir.

En el mismo tono, Miqueas advirtió que las empresas ejercían mecanismos permanentes de abandono y maltrato laboral, desde suspensiones arbitrarias hasta la falta absoluta de asistencia ante accidentes. Relató que “teníamos compañeros que morían todos los días repartiendo”, mientras las apps solo se preocupaban por preguntar si el trabajador podía “entregar el pedido caminando”. Además, enfatizó que la reforma de Milei pretendía legalizar ese fraude laboral en vez de avanzar hacia la regulación internacional que otros países estaban discutiendo.

Con el mismo ímpetu, profundizó en el reclamo de reconocimiento sindical. Contó que Sitrarepa llevaba años presentado afiliaciones y expedientes, pero que las trabas eran “políticas y burocráticas”. En ese cierre, volvió a insistir en que la precarización que imponían las plataformas, lejos de ser el “futuro del trabajo” que vendía el oficialismo, deterioraba la vida de miles de familias. “La precarización laboral lleva a la precarización de la vida”, concluyó, alertando que el gobierno intentaba retroceder dos siglos en materia de derechos laborales.

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