Las leyes y el proyecto de colonia de Milei

En su habitual columna en Caballero de Día, Natalia Salvo se refirió a la arquitectura jurídica del Gobierno que busca consolidar un modelo colonial en nuestro país.

La abogada y analista Natalia Salvo advirtió que el Gobierno construye un entramado jurídico destinado a habilitar un “proyecto de colonia” que combina reformas educativas regresivas, flexibilización laboral, desindustrialización y un desplazamiento de los límites constitucionales en materia de Defensa.

Salvo recordó que incluso las dictaduras necesitaron un soporte legal para imponer su programa económico. Señaló que la reforma educativa que circula informalmente —calificada por CTERA como “terraplanismo pedagógico”— avanza contra la Ley 26.206 y retrotrae derechos consagrados desde la Ley 1420 de 1884. “Habilita el homeschooling, erosiona la educación pública y la subordina a convicciones privadas. Es volver al oscurantismo”, afirmó.

La columnista vinculó ese retroceso con otras medidas del Gobierno, como la resolución de la Comisión Nacional de Valores que permite a adolescentes mayores de 13 años operar en el mercado financiero. “Buscan un país donde la educación deje de ser un derecho social y se convierta en un entrenamiento financiero prematuro. Se borra historia, ciudadanía, ciencia, y se reemplaza por especulación”, señaló.

En el plano institucional, denunció la incompatibilidad legal en la designación de un militar al frente del Ministerio de Defensa. Recordó que la Ley 19.101 y la Ley de Ministerios 22.520 prohíben expresamente esas funciones. “¿A qué lógica responderá? ¿A la del Estado o a la de la estructura militar? En un mundo con disputas geopolíticas severas y recursos estratégicos en juego, esto es gravísimo”, sostuvo.

Salvo advirtió que la destrucción industrial, la caída del consumo, la primarización y la expansión de la economía financiera forman parte del mismo proyecto. “Necesitan desarmar derechos laborales, achicar el mercado interno y recentrar el país en el rol de exportador de recursos. Es un esquema pensado para depender y no para desarrollarse”, apuntó.

En su análisis, también incluyó el avance de modelos económicos basados en plataformas globales, con capital deslocalizado y sin regulación. Citó la noción de “tecnofeudalismo” para describir una economía que concentra poder en un puñado de gigantes tecnológicos. “No se trata de tecnología versus humanos. Se trata de quién gana y quién pierde. ¿De qué vamos a vivir los demás si el Estado renuncia a regular?”, cuestionó.

Finalmente, alertó sobre discursos que buscan naturalizar retrocesos democráticos. Mencionó declaraciones del empresario Peter Thiel, quien cuestionó el voto de mujeres y sectores populares. “Poquito a poco —advirtió— nos llevan como la rana en la olla a aceptar nuestra propia extinción”.