Las rutas abiertas de América latina
- ALERTA!Columnas
- 22 de noviembre de 2024
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En una semana, Xi Jinping inauguró el puerto de Chancay en Perú, participó del G20 en Brasil y mantuvo reuniones bilaterales con mandatarios de la región. Su esperado encuentro con Milei y las 4 líneas rojas que EE.UU. no debe pasar.
Por Fernando Capotondo
China es el principal socio comercial de más de 10 países de América Latina y el Caribe, acordó convenios de cooperación de la Franja y la Ruta con otros 22 y firmó tratados de libre comercio con 5. Hasta 2023, llevó adelante más de 200 proyectos de infraestructura en la región, construyendo miles de kilómetros de carreteras y ferrocarriles, más de 100 escuelas y hospitales, casi un centenar de puentes y túneles, docenas de aeropuertos y puertos, y más de 30 megaobras energéticas.
Los números – puntuales algunos, aproximados otros – fueron recordados esta semana en medio de la apretada agenda que el presidente chino Xi Jinping tuvo en Perú y Brasil, donde asistió a la inauguración del estratégico Puerto de Chancay, participó de la 31ª Reunión de Líderes Económicos de APEC, fue uno de los nombres fuertes de la 19ª Cumbre del G20 y mantuvo varias reuniones bilaterales con mandatarios de la región, además de un encuentro con su par estadounidense Joe Biden.
La primera actividad oficial de Xi fue asistir de manera virtual, junto a su par peruana Diana Boluarte, al acto de inauguración del puerto de Chancay, una obra que fue presentada como un hito en la cooperación entre ambos países, en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
El nuevo puerto de aguas profundas – el más grande del Pacífico en la región – mejorará la eficiencia comercial no solo entre Perú y China, sino mucho más allá, entre América Latina y Asia, ya que reducirá los actuales tiempos de envíos de 35/40 días a solo 23, además de achicar los costos logísticos en más de un 20%, según informó el propio Xi, tras destacar que se trata del “primer puerto inteligente y ‘verde’ de Sudamérica”.
Advertencias
El presidente chino aprovechó su presencia en Lima para participar de la Reunión de Líderes Económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), donde advirtió que “el mundo ha entrado en un nuevo período de turbulencia y transformación”, pidió “derribar los muros que impiden el flujo de comercio, inversión, tecnología y servicios” y exhortó a “promover una globalización económica centrada en las personas”.
Después de anunciar que el gigante asiático será sede de la próxima reunión de APEC 2026, Xi apeló a sendos refranes de los dos extremos del planeta para sostener que el desarrollo de China aportara nuevas oportunidades a las economías del mundo: “Tal como reza un antiguo dicho chino: ‘Un hombre de virtud, cuando se desarrolla y procura el éxito, también trabaja para desarrollar a los demás y ayudarles a tener éxito’. Y como también dice un proverbio latinoamericano: ‘La única manera de ser provechosamente nacional consiste en ser generosamente universal’”, sorprendió.
Más allá de los refranes, Xi mantuvo un esperado encuentro con su par estadounidense, Joe Biden, en el que trataron asuntos bilaterales, regionales y globales, además de los habituales temas en los que ambos países mantienen sus diferencias.
“La cuestión de Taiwán, la democracia y los derechos humanos, el camino y sistema de China, y el derecho al desarrollo de China son cuatro líneas rojas para China, las cuales no se deben desafiar o cruzar”, advirtió Xi a Biden, después de plantearle que “una nueva ‘guerra fría’ no debe librarse ni puede ser ganada”, según consignó la agencia Xinhua.
Ya en Brasil, Xi fue uno de los “pesos pesado” de la Cumbre del G20, donde sumó su respaldo al lanzamiento de la llamada Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, recordando que China declaró su “victoria completa” en la erradicación de la pobreza extrema en 2021, al concluir el proceso que rescató a 800 millones de personas de esa situación crítica.
Durante la cumbre, realizada en Río de Janeiro, Xi hizo una propuesta de cinco puntos para mejorar la gobernanza global y delineó otras ocho acciones que China pondrá en marcha para promover el desarrollo. “Es importante tener presente que la humanidad vive en una comunidad de futuro compartido. Los miembros del G20 deben tomar el desarrollo de los otros como una oportunidad en lugar de un desafío, tomándolos como socios en vez de rivales”, señaló.
La primera vez
Otra reunión que había generado expectativa fue la que tuvo Xi con su par argentino Javier Milei, a quien le anunció la posición de China de “mantener su cooperación financiera”, en el marco del 50 aniversario del establecimiento de lazos diplomáticos y una década de la asociación estratégica integral entre ambos países.
“La estructura económica y comercial entre los dos países es muy complementaria y las perspectivas de cooperación son amplias”, destacó el presidente chino.
En respuesta, Milei le agradeció el apoyo brindado para estabilizar la situación económica y financiera de la Argentina, al tiempo que expresó su intención de hacer todo lo posible para convertirse en “un socio confiable y estable de China”.
“Argentina apoya con firmeza la posición de China en la cuestión de Taiwán y se mantiene comprometida con el principio de una sola China”, afirmó Milei en un giro de pragmatismo político que buscó borrar sus ya conocidos berrinches contra el comunismo.
Por más años dorados
La actividad de Xi continuó en Brasilia, donde realizó una visita de Estado y anunció con Lula Da Silva la elevación de los lazos bilaterales a una “comunidad de futuro compartido para un mundo más justo y un planeta más sostenible”.
“Brasil y China son buenos amigos que se respetan y dependen el uno del otro. China es el socio estratégico más importante de Brasil, y el pueblo chino es el amigo más digno de confianza del pueblo brasileño”, afirmó Lula tras la firma de 37 convenios sobre agricultura, cooperación tecnológica, comercio, inversiones, infraestructuras, industria, energía y minería, además de un singular programa de “sinergias” para que el país sudamericano participe de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
“China está dispuesta a trabajar junto con Brasil en un espíritu de perseverancia y esfuerzos constantes para construir una comunidad de futuro compartido entre los dos países e iniciar otros ‘50 años dorados’ de relaciones bilaterales”, fue la devolución de gentilezas de Xi, quien aprovechó su gira latinoamericana para reunirse con el presidente chileno Gabriel Boric, además de los citados Javier Milei, Diana Boluarte y Lula Da Silva.
Ocurre que el volumen del comercio de bienes entre China y América Latina aumentó de 261.390 a 489.000 millones de dólares en una década, y la obvia intención de Beijing es que crezca aún más. Respecto a las inversiones de infraestructura, para muestra basta el botón del megapuerto de Chancay recién inaugurado en Perú.
Como explica Jorge Malena, director del Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), “el éxito principal de este viaje a América Latina de Xi ha sido la presentación de un nuevo paradigma para la cooperación económica internacional, que se caracteriza por ser abierto, multilateral, interconectado, basado en el derecho internacional y con la OMC como su líder”
“Esto significa que la propuesta del presidente Xi no viene a destruir el ordenamiento económico internacional vigente, sino por el contrario, a mejorar la gobernanza económica global” concluyó el reconocido sinólogo, en declaraciones al canal chino de noticias CGTN.