La negación

La negación

Votó ya el 23% del padrón nacional donde dominó la negación del componente kirchnerista del peronismo. En CABA por caso se insistió en el tema de la crueldad y acariciar perritos como línea de campaña. «Lo emocional».

Por Artemio López

Al respecto, la negación, o Verneinung, es un mecanismo de defensa que permite al sujeto reconocer lo reprimido, pero no aceptarlo.

En la teoría lacaniana, la negación se relaciona con la dinámica del inconsciente y el significante, donde la negación no niega la realidad, sino que la afirma en su ausencia. Algo de esto sucedió, en el mejor de los casos.

Negar el componente kirchnerista del peronismo es el sueño húmedo del actual bloque en el poder. Transformarlo en un espectro neoliberal conservador, pero el sector social que representó el espacio fundado por Juan Perón y refundado Néstor Kirchner, ya vemos que no habla esa lengua.

Como entre los años 1946 y 1955 y desde el año 2003, la polarización política domina la dinámica social e impacta sobre el sistema de preferencias electorales no solo en nuestro país, sino en el resto del continente y en buena parte de las «democracias» occidentales. Es necio negarlo (por decir lo menos).

Así las cosas, la estrategia electoral de buscar una «tercera vía» coloquialmente traducida en la fórmula “hablar con todos” ha sido abolida, insistimos, no solo en nuestro país, valga señalarlo. Y no hay retorno en lo al menos en inmediato.

Visto lo sucedido ya en las cinco elecciones que abrieron el calendario electoral de medio mandato, el sistema de preferencia se fragmentó a punto de que en la mayoría de las opciones ofrecidas a la ciudadanía se perdió toda inscripción nacional.

El ausentismo como lo advertimos oportunamente iba a suceder en Contraeditorial, ya orilló los niveles previos a la mega crisis del año 2001, las conclusiones deber ser rápidas y contundentes. Por lo que corroboramos el fenómeno con el 23% del padrón nacional con elecciones ya concretadas y lo veremos en la próxima elección clave, de la provincia de Buenos Aires.

Votos de candidatos sobre total de electores habilitados.

Los datos comparados son contundentes. Al respecto señala Adrián Caneto (politólogo US): “En las elecciones del domingo pasado, los votos válidos emitidos en Chaco 50.8% (en el año 2001, 69%); en Salta 53.5% (en el año 2001, 58%), en Jujuy 59% (en el año 2001, 55.8%) y San Luis 54% (en el año 2001, 71.1%). En la Convencional de Santa Fe en abril fue el 51.1% (en el año 2001, 45%). Con el agravante que hoy la tecnología permite tener los padrones más ajustados a la realidad. (fallecimientos, cambios de domicilio, etc.)»

EN LA LEGISLATIVA DEL 14 DE OCTUBRE DE 2001, LOS VOTOS VÁLIDOS EMITIDOS APENAS LLEGARON AL 57.37% DE PADRÓN NACIONAL.

El opositor Partido Justicialista (PJ) tomó el control de ambas cámaras, con mayoría absoluta de 42 senadores y una mayoría simple en Diputados con 118 bancas.El alto nivel de votos en blanco o anulados 24% más un 19% de abstención. En un país donde el voto es obligatorio, generando que solo el 57,37% del padrón electoral emitiera votos positivos (entre votos en blanco, anulados y abstencionistas)».

EN OCTUBRE DE 2001 EN CABA SALIÓ PRIMERO EL VOTO NULO CON MÁS DE 1.000.000 DE VOTOS.

Recordemos que el candidato porteño triunfante en el año 2001, a la sazón Rodolfo Terragno, “gana” con el 11% (291.049 votos) de los electores habilitados a votar. (2.585.525 empadronados)

Esta vez en el año 2025 sobre 3.088.750 electores habilitados, se observaron 1.645.043 votos procesados, con 53,35% de participación, levemente menos que en el promedio de las cuatro anteriores provincias que votaron el domingo 11 de mayo de este año 2025.

En el distrito bonaerense «debiera» votar el 38% del padrón nacional de electores, el ausentismo será muy contundente y golpeará con mayor intensidad en la base de la pirámide, eso ya es sabido desde que el ausentismo se disparó a partir de los años 90 durante el neoliberalismo peronista.

El efecto estructural, no voluntario, de este «sesgo hacia arriba» de la pirámide social del sistema de preferencias que promueve el ausentismo, resulta una especie de “voto calificado”, otro deseo por ahora insatisfecho de los sectores dominantes que llave en mano hoy gobiernan.

Son electores que se ausentarán y debieran ser representados dominantemente por el actual oficialismo provincial, que deberá darse una tarea para motivar, al ser oficialismo la campaña no basta, nos referimos a una tarea de gestión específica.

Obviamente el contexto es complejo, el ajuste del gobierno nacional golpea con gran intensidad sobre los sectores más vulnerables también en territorio bonaerense y haber desdoblado la elección local de la nacional por disputas muy menores, no ayuda y opaca la dimensión nacional.

Por el contrario, obstaculiza la participación electoral y promueve la fragmentación electoral que ya se observa nítidamente. Desmotivación electoral y fragmentación de ofertas siempre favorables a los proyectos de entrega y represión como los que hoy encarnan Javier Milei y su banda neofascista.

Por supuesto como señalamos ya estos acontecimientos electorales no «giran en el aire» y se implican con profundos fenómenos de estructura. Algunos:

• Agravamiento creciente de la inequidad distributiva, la pobreza y condiciones materiales de existencia de una mayoría creciente de la población.

• Virtual “tupacamarización” del territorio nacional, donde las regiones atractivas para la extracción de recursos cobran autonomía creciente respecto de la unidad jurídica, política y socioeconómica nacional.

• Pérdida de la soberanía nacional como nunca antes se observó, a punto de convertir al país en una pieza de la geopolítica norteamericana en la región y la intervención directa de los dispositivos de control como el FMI ya no solo en el diseño de las políticas socioeconómicas, sino en la orientación del voto.

• La certeza de que “se elija a quien se elija”, nada trascendente será decidido por los dirigentes electos.

Es insólito, pero el más “honesto” en marcar esta penosa circunstancia fue “el ministro estrella”, Luis Caputo, Toto para los amigos (no es nuestro caso), cuando advertía, con regocijo, que “el modelo de llegada” del actual gobierno era Perú.

Ahí el Banco Central tiene una misma conducción que perdura ya dos décadas, mientras en igual lapso, los presidentes (incluso de orientaciones diversas) terminaron tras las rejas. Si esto se lograra, la pregunta lógica es: ¿para qué ir a votar?

PD: Con respecto a la participación y su corte socioeconómico dejo este señalamiento muy oportuno de @danyscht

«La participación electoral cayó en todo CABA. Pero la caída fue mayor en las comunas más pobres. ¿Mayor aumento de la apatía con la política en segmentos populares?»

*director de Consultora Equis

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