Contra la lógica cartesiana

Contra la lógica cartesiana

Por Artemio López

La dinámica de lo impensado
Cuando en el año 1983, tras la crisis del plan económico social dictatorial iniciado por el neoliberal José Alfredo Martínez de Hoz se recuperó la democracia, el candidato “puesto” era el peronista Ítalo Argentino Luder.

Los resultados fueron ampliamente favorables para el candidato radical Raúl Alfonsín, que entonces obtuvo la mayoría con el 51,75% de los votos, muchos de los cuales eran tradicionalmente peronistas, contra el 40,16% del candidato Luder, el “número puesto”.

Cuando, tras la crisis del Plan Austral y su sucesor, el Plan Primavera, en agosto de 1988, la hiperinflación desarticuló totalmente el orden social, el candidato “evidente” a reconducir la crisis era el peronista Antonio Cafiero, que previamente a asumir la presidencia debía tramitar una interna con un triunfo ya cantado.

Los resultados de la interna peronista y la elección presidencial fueron en favor de un cuasi ignoto peronista, el inefable Carlos Saúl Menem.

Tras la megacrisis del año 2001, los candidatos evidentes eran muchos, todos peronistas, claro, desde Eduardo Duhalde, que dejó su deseo presidencial en la masacre del puente Avellaneda, hasta Carlos Reutemann, que vio una luz.

Se apuntaba también al lote de “cantados” José Manuel De la Sota, que no despegó nunca del 5% de intención de voto, e incluso el Adolfo Rodríguez Saá, que histriónico nos prometía plantar un millón de árboles y resolver el tema del desempleo galopante.

Milei ya sabrá a qué atenerse
El que finalmente recondujo magistralmente la crisis de salida del ciclo neoliberal de casi 25 años fue, sabemos, Néstor Carlos Kirchner, hasta ese momento un desconocido gobernador patagónico, cuyo apellido resultaba poco amistoso para amplias franjas populares, que a falta de un mejor “recurso narrativo”, lo llamaban Kissinger.

Tras el cierre del primer ciclo kirchnerista, en el año 2015, el hoy libertario pero entonces peronista Daniel “Pichichi” Scioli era el candidato “evidente”, y desde hacía dos años encabezaba las encuestas e incluso había lanzado su candidatura.

El resultado fue inesperado y, aun perdiendo las PASO con amplitud, Mauricio Macri logró imponerse en segunda ronda.

Tras el desastroso macriato, en medio de una megacrisis de deuda e ingresos familiares y habiendo duplicado el desempleo y la pobreza, el candidato surgido del tuit de Cristina Kirchner solo estaba en los planes del simpático sabueso Dylan y no era “evidente” para nadie, propios o extraños.

Luego del lamentable gobierno del FdT o “Fue De Terror”, el candidato “posta” era el alcalde portuario Horacio Rodríguez Larreta, que billetera en mano ejercía la presidencia, sostenido por la Patria Consultora desde al menos 24 meses antes de octubre de 2023.

No solo (ay) Horacio perdió la interna con una impensada Patricia Bullrich, sino que los candidatos “evidentes” de Juntos por el Cambio y la rebautizada Unión por la Patria resultaron derrotados por, según la revista médica británica BMJ, “el panelista televisivo, asesor sexual y ex economista” Javier Gerardo Milei, el Psycho Killer que hoy engalana el sillón de Rivadavia.

Evidencia, análisis, deducción y comprobación, los populares pasos del método de René Descartes a los que se aferran muchos dirigentes políticos ( y no solo políticos).

Pues bien , continuando la saga de pretender asignarle racionalidad cartesiana al porvenir , en su discurso de lanzamiento de cara al año 2027 (!) , o sea a tres años vista, señaló ayer Axel Kicillof:

“Tratamos de hacer un poquitito más alegres cada día a los bonaerenses. ¿Por qué no podríamos hacer lo mismo, cuando estemos listos y organizados, para casi 50 millones de argentinos? Sabemos cómo hacerlo”.

Optimista, es, pero el método en que se fundamenta ese optimismo cartesiano. no tiene evidencia que lo valide.

Si nos recostamos sobre la mirada filosófica de esta razón cartesiana, Althusser propuso la expresión “materialismo aleatorio” o “materialismo del encuentro” para designar a la filosofía del marxismo, con el fin de poner de manifiesto la primacía del azar sobre la necesidad como tesis fundamental de todo materialismo filosófico.

Althusser afirmaba que se observa en la historia de la filosofía una tradición de filósofos que llama del “materialismo del encuentro”, tradición “reprimida” por la ideología dominante.

Su primera formulación fue el atomismo de Epicuro, y Demócrito, continúa con Maquiavelo, Spinoza, Rousseau, Hobbes, Marx, Engels, Freud y Derrida entre otros. Todos ellos – como el mismo Althusser en su momento, obviamente -, se caracterizaron por negar la existencia de un Origen o Causa Última y de una Finalidad preestablecida de la realidad.

Puede decirse que el mundo es el hecho consumado en el cual, una vez consumado el hecho, se instaura el reino de la Razón, del Sentido, de la Necesidad y del Fin. Pero la propia consumación del hecho no es más que puro efecto de la contingencia, ya que depende del encuentro aleatorio de los átomos debido a la desviación del clinamen. Antes de la consumación del hecho, antes del mundo, no hay más que la no-consumación del hecho, el no-mundo que no es más que la existencia irreal de los átomos. ¿En qué se convierte en estas circunstancias la filosofía? Ya no es el enunciado de la Razón y del Origen de las cosas, sino teoría de su contingencia y reconocimiento del hecho, del hecho de la contingencia, del hecho de la sumisión de la necesidad a la contingencia y del hecho de las formas que «da forma» a los efectos del encuentro. La filosofía no hace más que levantar acta: ha habido encuentro y «toma de consistencia» al haber prendido unos elementos con otros (como podría decirse que el agua «toma consistencia» al congelarse). Toda cuestión del Origen queda rechazada, así como todas las grandes cuestiones de la filosofía: « ¿Por qué hay algo en vez de nada? ¿Cuál es el origen del mundo? ¿Cuál es la razón de ser del mundo? ¿Qué lugar ocupa el hombre en los fines del mundo?, etc.» (1)

En esta misma dirección de análisis, de la imposibilidad de pensar el acontecimiento político como una deriva lógica de la coyuntura anterior a la irrupción, Raúl Cerdeiras, tributario del pensamiento de Louis Althusser y Alain Badiou, plantea fundamentalmente, dos cosas:

1) Se puede hablar de la política como acontecimiento, con lo cual se conceptualiza la política como una práctica disruptiva que se produce al margen del condicionamiento social y puede provocar una ruptura e introducir una novedad radical que no es posible ser pensada como una consecuencia lógica de las reglas dadas al interior de una situación; y

2) Esta concepción de la política como acontecimiento conlleva una perspectiva ontológica que enfatiza en la contingencia como condición ontológica en la que se instituye lo social. (2)

El objetivo es establecer en términos teóricos una intrínseca relación entre el acontecimiento político y el estatus ontológico de la contingencia en lo social, la contingencia como una irrupción aleatoria.

Sin embargo, y para lo que queremos coloquialmente señalar acá, fue Dante Panzeri el que mejor definió el reino de la incertidumbre que domina también las perspectivas políticas y electorales, caracterizando entonces al fútbol como “dinámica de lo impensado”. (3)

Peronismo: ¿un gigante invertebrado?
“El fútbol, para ser serio, tiene que ser juego”. De esta manera explicaba Panzeri, en 1967, el ocaso de lo lúdico y el establecimiento de la industria futbolística.

Se trataba de una crítica a la modernidad desde dentro del campo.

Por más orden que busquemos, por más “ciencia” que pretendamos invocar, el partido se decidirá por el arte de lo imprevisto.

Pues bien, la asociación de fútbol y política no es nueva, pero en esta dimensión que transitamos acá, estimamos que sí lo es.

En general, pero particularmente tras las crisis recurrentes que vivimos en nuestro país –y hoy nos encaminamos a otra superior–, habrá “candidatos puestos”, encuestas que los sostengan, asesores que dibujen una, dos, mil muecas de ocasión, pautas publicitarias y el tradicional coro de ortivas que exalten las virtudes del elegido.

Nunca, sin embargo, habrá certeza alguna, la política en general, y en la crisis y su reconducción en particular, también se rige por la dinámica de lo impensado de la que hablaba Panzeri en 1967.

Notas

1- Althusser, Louis. La Corriente Subterránea Del Materialismo Del Encuentro. | PDF 1982

2-La política como acontecimiento. Un replanteamiento ontológico de lo social – Hirben Jovany Pérez Analco

3- Fútbol Dinámica De Lo Impensado– Dante Panzeri, año 1967

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