Con el mazo dando – Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna
- ALERTA!El COHETE A LA LUNANoticias
- 1 de diciembre de 2024
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El desaire a la ceremonia en el Vaticano en conmemoración por un nuevo aniversario del Tratado de Paz y Amistad con Chile fue tan arbitrario como intempestivo. Pero no es un gesto aislado, sino parte de una definición política general, en la que el gobierno de los Hermanos Milei se propone avanzar a paso redoblado sobre enemigos, adversarios, opositores tibios, aliados ocasionales, nativos y extranjeros, jóvenes o viejos, hombres y mujeres. La relativa contención del índice de precios al consumidor, el repunte en las calificaciones positivas del gobierno y la portada de The Economist que postula a Milei como el ejemplo que debería seguir Donald Trump envalentonan al Poder Ejecutivo.
Esto incluye, entre otras cosas
- La amenaza de retirar a la Argentina del Mercosur.
- La decisión de prorrogar por segunda vez el presupuesto de 2023, soslayando al Congreso, para beneficiarse con la reasignación discrecional de recursos y aprovechar los efectos de la inflación sobre las cuentas públicas.
- El rechazo a los reclamos de los gobernadores por el pago de fondos de transferencia obligatoria que el gobierno suspendió.
- La negativa a la propuesta de Maurizio Macrì de mantener las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias.
- La exclusión de la Vicepresidenta Victoria Villarruel de todas las decisiones oficiales.
- La falta de quorum para abolir el decreto que permite renegociar la deuda pública al alza, con menores plazos, mayores intereses y compromisos de pago más apremiantes.
- El alineamiento el 27 de noviembre con Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Israel y Corea del Sur, contra los Términos de Referencia para el desarrollo de una Convención Impositiva. Salvo la Argentina, el resto de quienes se opusieron tienen acuerdos militares bilaterales con Estados Unidos, son parte de la OTAN o tienen distintos acuerdos militares con Israel. Costa Rica se abstuvo y el resto de los países de la región apoyó el proyecto. Milei simula ser parte de ese bloque, como el senador al que llamaban Hong Kong, porque se cree inglés, pero es chino.
- La supresión del cupo femenino en la confección de las listas electorales, que obliga a intercalar en paridad hombres y mujeres. Esto refleja el fuerte predominio masculino en la militancia libertaria.
- Los insultos del diputado José Luis Espert a los industriales reunidos en la conferencia de la UIA. “Vayan a cagar”, les dijo, con su tradicional elegancia.
- Los libertarios tampoco dieron quorum para tratar el proyecto Procaz-Radical dirigido a prohibir que CFK ejerza representación política y ocupe cargos públicos.
Este punto desató una guerra abierta con Macrì, quien acusó al gobierno de fomentar la corrupción. Hubo una primera respuesta extraoficial, por parte de Daniel Parisini.
Pero luego fue ratificada por el partido LLA, que preside la hermana presidencial. “No vamos a permitir que salden frustraciones del pasado con un proyecto hecho a medida para que gobernadores feudales hagan abuso de su influencia en la justicia y proscriban a sus opositores”, sostuvo.
Además, un sello identificado como Las Fuerzas del Cielo agregó:
Para que no faltara nadie, la Cámara de Empresas Estadounidenses (AMCHAM) se permitió comunicar su decepción por el nuevo fracaso de reunir el Congreso para sancionar esa ley. Por supuesto, con el leitmotiv de la seguridad jurídica como requisito para la inversión. Milei mantuvo un explícito doble discurso sobre el tema. Mientras el abogado que designó para retocar el texto de esa ley, Alejandro Fargosi, declaraba que querría terminar con el kirchnerismo y que Cristina no pudiera volver a un cargo público, el jefe de gabinete Guillermo Francos sostenía que la convicción presidencial es que a la ex Presidenta hay que derrotarla en las urnas y no en los tribunales.
El fenómeno barrial al podio
The Economist no publica una nota sobre Milei, sino dos, como tema principal de la semana. Una se titula “Mi desprecio por el Estado es infinito”. La otra “Lecciones de un experimento sorprendente”. Quien debería tomarlas, según la revista británica fundada en 1843 para cuestionar la imposición de aranceles a la importación de granos, es el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cuyo primer anuncio fue, precisamente, la imposición de altos aranceles a todo tipo de importaciones. The Economist niega que Milei sea lo que allí se conoce como un populista, al estilo de Trump y del líder húngaro Viktor Orban. Milei no tuvo pudor en afirmar que era el dirigente más importante del mundo luego de Trump. Ahora The Economist lo asciende al primer lugar en el podio.
Al repetir el discurso de Milei, The Economist alega que proviene de otra tradición y lo presenta como un fiel creyente en la apertura de mercados y la libertad individual, con casi religiosa adhesión a la libertad económica y odio al socialismo. Lo califica como un revolucionario de mercado, que derrumbó el antiguo orden económico y el topo que dice ser, que destruye el estado desde adentro. Al evaluar su primer año de gobierno juzga que ha sido mejor de lo que todos esperaban: la inflación se redujo drásticamente y el gasto gubernativo cayó casi 30% en términos reales. Concluye que, si Trump se propone realmente emprenderla con un hacha contra un Estado dominante, recortando el gasto y haciendo retroceder la regulación, después de dos décadas en las que la deuda pública a nivel mundial ha aumentado implacablemente, alimentada por la crisis financiera de 2007-09 y la pandemia, debería buscar un caso de estudio 8.000 kilómetros al sur de Washington, “donde se está llevando a cabo un experimento extraordinario”. El artículo combina expresiones de deseos [Milei expone “valentía para enfrentar reformas duras y el desafío de equilibrar austeridad con sostenibilidad social”], con intentos de cubrirse de su propia torrencial laudatoria: “Milei todavía puede terminar muy mal” [sin explicar por qué] aunque su primer año contiene lecciones para el resto del mundo, incluyendo a sus admiradores y detractores en Estados Unidos”.
Hoy un juramento
Durante la Cumbre del G-20 en Río de Janeiro, el ministro Gerardo Werthein y su colega chileno Alberto van Klaveren se comprometieron a estar presentes junto al Papa Francisco, cuando se evocara el máximo éxito de la Iglesia Católica en la política internacional durante el siglo pasado. Antes aún, la ex canciller Diana Mondino participó con van Klaveren y el Vaticano en la preparación de un encuentro al que también sería invitado todo el cuerpo diplomático. Pero Milei ordenó que sólo asistiera el embajador Luis Beltramino y Werthein lo obedeció sin chistar.
Lo atribuyó a un desencuentro con las autoridades chilenas producido durante la reunión del G20, que el Papa conocería porque lo habría presenciado el encargado de las relaciones exteriores del Vaticano, cardenal Pietro Parolín. Werthein dijo que había enviado una carta al Papa explicando que el problema no era con él, con quien dijo mantener una muy buena relación, sino con Chile.
¿Pero cómo olvidar que el propio Milei llamó al actual Papa “el representante del Maligno en la tierra”, un imbécil y comunista? El verdadero objetivo del nuevo menosprecio es abortar el viaje papal a la Argentina antes de las elecciones del año próximo. Si hace seis décadas, el peronismo acorraló al presidente radical Arturo Illia aprovechando la visita de Charles De Gaulle como si fuera su propio general exiliado, es de imaginar qué haría con el papa peronista sembrando el país de homilías por la justicia social y en contra del genocidio israelí en Gaza.
Por lo que se sabe, el presunto desencuentro se limitó a las diferentes posiciones de los Presidentes sobre los roles del mercado y el Estado en la sociedad. Esto es habitual en los órganos multilaterales y nadie se da por ofendido.
La Argentina fue incorporada hace 25 años al G20 debido a la adhesión del entonces presidente Carlos Menem al Consenso de Washington y desde entonces es miembro pleno del grupo. Chile, en cambio, fue invitado a participar del último encuentro por el Presidente del país anfitrión, Lula Da Silva.
Mercado y/o Estado
En la primera sesión del grupo, a puertas cerradas en el Museo de Arte Moderno de Río, Milei rechazó que el Estado pudiera combatir las desigualdades y afirmó que sólo el mercado y la acción del sector privado serán capaces de generar riqueza y progreso. A su turno, Boric lo refutó porque en su país el neoliberalismo produjo pobreza, que sólo el Estado puede remediar.
Según el comunicado oficial de la presidencia chilena, Gabriel Boric defendió “el fortalecimiento de las instituciones globales y el multilateralismo económico y político”, denunció las guerras en la Franja de Gaza y en Ucrania, apoyó la propuesta de Nigeria de un nuevo sistema de impuestos globales para financiar la transición energética y reclamó una compensación por pérdidas y daños para los países que más sufren la crisis climática. Milei no coincide con ninguna de tales posiciones, pero esas diferencias son comunes en los encuentros internacionales.
Que se sepa, Boric no hizo una mención específica a Milei, si bien el gobierno argentino anunció que no apoyaría la iniciativa de Lula de una alianza global contra el hambre y la pobreza y que firmaría un texto contra las políticas socialistas que violan los derechos de los individuos. Fue el Presidente francés Emmanuel Macron quien convenció a Milei de que suscribiera el documento final, porque al decidirse por consenso, cada miembro tiene poder de veto. Le sugirió el camino tradicional de los corchetes con reservas sobre determinadas cuestiones.
Un mes antes, en la reunión preparatoria, la Argentina fue el único miembro del G20 que no quiso firmar la declaración ministerial que planteó la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas. Lo mismo hizo en la 19ª cumbre Iberoamericana que sesionó en Ecuador, donde además del rol de la mujer, se acordó fortalecer la democracia y el desarrollo sostenible. Milei también había ordenado el retiro de la delegación argentina a la conferencia mundial de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP29), reunida en Azerbaijan. En cada caso, el gobierno negó que estuviera en contra de los temas que rechazó. Por ejemplo, dijo que apoyaba la igualdad de género, pero no aprobaba el reconocimiento de las tareas de cuidado.
El aislamiento de Milei en la región es llamativo y se refleja en políticas concretas. El ministro de Economía de Brasil, Fernando Hadad, anunció una reforma que disminuye los impuestos a la gran mayoría y los incrementa en la cúspide de la pirámide, exactamente al revés de lo que promueven Milei y Caputo en la Argentina. Esto aceleró la devaluación del real, mientras el peso se aprecia. Esto tendrá consecuencias negativas para la Argentina en el intercambio comercial. La idea de abandonar el Mercosur si no permite que la Argentina firme un tratado de libre comercio con Estados Unidos (como se rechazó en Mar del Plata en 2005) sólo agravaría la situación. Las economías de Estados Unidos y la Argentina no son complementarias, sino competitivas.
Mientras Milei se muestra conforme con la situación de la Justicia argentina, Claudia Sheinbaum expuso a la familia judicial en México, donde la reforma goza de consenso e incluso fue admitida por la Corte Suprema.
El costo de la confrontación
Pero la confrontación con Chile es peor, porque ambos países comparten la tercera frontera más extensa del mundo, de más de 5.100 kilómetros, solo superada por la de Rusia y Kazajistán, con 6.846 kilómetros, y la que corre entre Estados Unidos y Canadá, de 8.893 kilómetros. Para tomar conciencia de su importancia, por detrás quedan los límites de China con Rusia y la India, de Estados Unidos con México, de India y Pakistán.
Además, no se trata de una vecindad inerte. Chile es el quinto inversor extranjero productivo en la Argentina y el segundo de la región (sólo por detrás de Brasil), con un stock actual de 4.000 millones de dólares. El comercio exterior con Chile es superavitario, a diferencia de lo que ocurre con China, Estados Unidos, la Unión Europea y Brasil. Desde 2006, la Argentina y Chile comenzaron un proceso de integración de sus Fuerzas Armadas, a través de la creación de una fuerza combinada, que se denomina Cruz del Sur, con la intención de conformar un elemento único con efectivos y medios de las tres fuerzas de cada país, para ser desplegadas bajo el mandato de Naciones Unidas. Cuatro años después, se acordó iniciar los intercambios profesionales, que faciliten la integración y cooperación, y fortalezcan las relaciones diplomáticas. Su último ejercicio conjunto se realizó en Chile hace apenas un mes, en cuya conducción se turnan oficiales superiores de las Fuerzas Armadas de cada país.
Estas políticas no han sido regidas por la ideología de los gobiernos, sino por los intereses de las naciones y la conciencia de las ventajas de la buena vecindad, afianzada por el tratado de Paz y Amistad que Milei se negó a celebrar. Se firmó bajo gobernantes más que distintos, antagónicos, como el dictador chileno Augusto Pinochet y el demócrata argentino Raúl Alfonsín.
La Fuerza Cruz del Sur se creó cuando gobernaban los presidentes afines Néstor Kirchner y Michelle Bachelet (que antes de Presidenta había sido ministra de Defensa), pero continuaron cuando el derechista Sebastián Piñera sucedió a Bachelet en Chile y Cristina Fernández de Kirchner gobernaba en la Argentina y, a la inversa, cuando el mandato presidencial de Maurizio Macrì coincidió con la segunda presidencia de Bachelet.
Esto no se debe a que los gobiernos argentino y chileno ignoren los intereses propios. Lo demostró la disputa por lo que la Argentina llama Hielos Continentales y Chile Campo de Hielo. El pleito se inició en 1991 cuando Patricio Aylwin y Carlos Menem decidieron demarcar la frontera por las altas cumbres, y concluyó en 1998 cuando el mismo Menem y Eduardo Frei Ruiz-Tagle firmaron el acuerdo que los respectivos congresos ratificaron dos años después.
Quien se dispuso a quebrar esa coexistencia armónica entre dos naciones que nacieron por la acción del compartido Libertador San Martín fue Javier Milei, quien durante la campaña electoral de 2023 comenzó su torrente de insultos a Boric y deseó que la ciudadanía chilena “tenga la dicha y la altura” para “sacarse de encima a este empobrecedor”. Añadió que Boric es la extrema izquierda, comunista, e intenta ir más rápido que Hugo Chávez cuando estaba llegando al poder. La respuesta de Boric en aquel momento fue que argentinos y chilenos son pueblos hermanos, y que su deber presidencial sería mantener relaciones de Estado y promover la integración en el más alto nivel, “por encima de las diferencias políticas, que sin lugar a dudas existen”, con Milei.
Así lo hizo. En marzo de 2024 Chile se presentó como Amicus Curiae en favor de la Argentina en el caso de Burford contra YPF, considerando que el fallo de la jueza Loretta Preska interfería en asuntos domésticos de un país soberano. Añade que Preska aplicó mal la ley vigente para llegar a una decisión cuyas consecuencias económicas no deberían ser soportadas por “los pueblos de la región”. El Amicus también fue firmado por el Brasil de Lula y por dos gobiernos más afines al de Milei, los de Ecuador y Uruguay.
Durante el encuentro de Río, Gustavo Petro, Lula, Claudia Sheinbaum y Boric replicaron la foto que hace casi dos décadas el Presidente brasileño se tomó con Néstor Kirchner, Evo Morales y Hugo Chávez en Puerto Iguazú. Los resultados de la elección del domingo pasado en Uruguay anticipan que Yamandú Orsi sumará sus manos a esa postal de Latinoamérica Unida.
Todo esto mide la trascendencia de la mediación papal, gestionada por ambos episcopados, cuando la guerra ya había comenzado, con el cruce de la Cordillera por unidades salidas de Neuquén, que pasaron la frontera por el paso de Puyehue. Su penetración dentro del territorio chileno fue tan profunda, que hubo que alcanzarlas con helicópteros para que no tuvieran dudas sobre la contraorden de repliegue, como me contó en 2009 uno de los oficiales de la columna, el luego general Hernán Prieto Alemandi.
Después del campeonato mundial de fútbol de 1978 (sobre el que Disney acaba de estrenar un documental en cuatro episodios, bien hecho y equilibrado), la Junta Militar imaginó continuar su campaña triunfal con una invasión a Chile, con motivo del litigio por el control de varias islas en el canal de Beagle. La Iglesia Católica desempeñó un rol sobresaliente para impedirlo. Juan Pablo II pudo recuperar así un rol que la Sede Apostólica no tenía desde el siglo anterior, cuando León XIII había actuado como mediador en conflictos internacionales.
Cuando el embajador estadounidense Raúl Castro supo por los generales Luciano Benjamín Menéndez y Carlos Suárez Mason que se había decidido la invasión a Chile, recurrió al Nuncio Pío Laghi. El cardenal Raúl Primatesta, entonces presidente de la iglesia católica argentina, llamó al secretario de Estado, cardenal Jean Villot. A instancias del gobierno de James Carter el Vaticano decidió intervenir. Todas las comunicaciones se cursaron a través del seguro sistema estadounidense. El romano pontífice involucró a los Episcopados de Chile y la Argentina, que no se plegaron al patrioterismo ambiente.
—Si esos cagones no hubieran arrugado, yo y mis tropas ya estaríamos tomando sol en las playas de Valparaíso- protestó Menéndez. Antes les había prometido tomar champán en Santiago y orinarlo en el Pacífico.
Evitar esa guerra fue el acto más edificante en la historia de la Iglesia en ambos países. Tres semanas después el Papa polaco aceptó la mediación que, con distintas alternativas, se prolongaría hasta su final exitoso en 1984, ya concluida la dictadura. En síntesis, el presunto altercado con Boric no es más que una excusa. Tres semanas antes, el 29 de octubre, el embajador de la Argentina en Chile ya había faltado a la colocación de una placa en el paso internacional, en reconocimiento al Cardenal Antonio Samoré. En cambio, asistió el representante chileno en la Argentina, José Antonio Viera Gallo.
En vez de preocuparse por las consecuencias del gesto de Milei con Chile, el muñeco de torta que ocupa el Ministerio de Defensa juega a los soldaditos. El trasfondo del retiro del general Jorge Barredo, quien era Comandante Operacional del Estado Mayor Conjunto sería su oposición al intento oficial de involucrar a los militares en tareas policiales. Las amenazas de otro general con echar del Hospital Militar a su esposa médica, si no renunciaba él por propia iniciativa, son apenas una cortina de humo. Las Fuerzas Armadas argentas están vacunadas contra todas sus tentaciones históricas. Pero no hay que abusar.
En la DAIA, Macrì venció a Milei
La renovación de autoridades de la DAIA fue otro escenario de enfrentamiento entre el macrismo y el gobierno libertario. Su resultado confirmó que esa entidad sigue siendo la rama judía del PRO, que acude a cualquier ardid para asegurarse la conducción. Detrás de cada lista estuvieron los Ministros de Seguridad, de la Nación y de la Capital Federal. Patio Bullrich activó en favor del asesor de Milei, Darío Epstein, mientras Waldo Wolff fue uno de los bastiones procaces para asegurar la victoria de Mauro Berenstein, que representa a algunas escuelas judías. Bullrich y Wolff han viajado juntos a Israel para adquirir parafernalia de seguridad e inteligencia, pero la relación quedó dañada ante el enfrentamiento de Bullrich con Maurizio Macrì.
Por 85 a 75 votos, emitidos en una elección indirecta por representantes de clubes, colegios e instituciones de distinto tipo, el oficialismo macrista sorteó el desafío libertario. Pero esos 160 sufragios fueron emitidos por apenas 60 personas, que votaron más de una vez. Estudios sobre la conformación del padrón electoral consideran que un tercio de las instituciones no tienen existencia real, son apenas sellos de goma formados de ocasión.
Los derrotados candidatos de Milei afirman que sin previo aviso, la conducción modificó la cantidad de votos asignados a cada institución, de modo de abultar aquellas favorables al PRO y disminuir las que se le oponen.
Aunque enumeraron todas las irregularidades padecidas, los libertarios dijeron que no formularían en público sus “denuncias fundadas y justas” ante la Inspección General de Justicia ni en los tribunales, para no favorecer acciones antisemitas. En realidad, cualquier investigación pondría en evidencia la característica fraudulenta del propio estatuto y su concepto de representación, lo cual deslegitimaría a toda la institución, no sólo a una lista interna.
Según ese estatuto la DAIA es una institución de tercer grado, como la CGT, en la que votan instituciones. Pero los socios de cada una de ellas no son consultados a la hora de elegir las autoridades de la DAIA ni conocen a los electores que los representan. Mientras se discute el sistema electoral de los sindicatos de trabajadores, nadie cuestiona este anacronismo escandaloso.
El macrismo cambió dos veces de candidato. El originario era Ricardo Furman, a quien alejaron porque un hijo milita en la agrupación Judíos por Palestina, que cuestiona la práctica genocida del gobierno de Israel en Gaza. El siguiente, Marcos Cohen, bajó su postulación porque su esposa no cumple con todos los requisitos religiosos para ser considerada judía. Por último, recalaron en el joven Berenstein, a quien consideran manejable, por Wolff, desde el gobierno de la Capital, y por el presidente saliente Jorge Knoblovits, desde una Fundación de Amigos de la DAIA, encargada de la obtención de recursos, a través de alianzas con empresas, desarrollo de socios protectores, sponsoreo en eventos, convenios con empresas y organismos nacionales, provinciales y municipales y comercialización de publicidad en las publicaciones de la institución.
En Israel, la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu reveló que el gobierno de Joe Biden lo amenazó con un embargo de armas y la abstención de usar el veto en Naciones Unidas, si Israel no accedía a la tregua de dos meses con el Líbano, es decir hasta que se haga cargo Trump de la explosiva situación. Pero el gobierno de Washington lo desmintió y dijo que Netanyahu fue un socio pleno en la formulación del acuerdo. La contradicción fue señalada en Israel por el diario de centro-izquierda Haaretz, contra el que Netanyahu dispuso un boycot oficial, cortando publicidad y contactos informativos. En este tema es más probable que difieran Biden y Trump, que los libertarios y los procaces en la DAIA.