Astillas – Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna
- ALERTA!El COHETE A LA LUNANoticias
- 27 de octubre de 2024
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A un año de la primera vuelta, las tres fuerzas que se repartieron el favor del electorado (Unión por la Patria en el primer lugar, seguida por La Libertad Avanza y por la alianza entre PRO, UCR y Coalición Cívica Libertadora) enfrentan la fragmentación, atomización o división, que tiende a reconfigurar el escenario político en direcciones imprevisibles. El episodio de la cancha de Newell’s en el entretiempo del partido entre los dos clubes que en forma más nítida se han opuesto a la privatización del fútbol, sugiere que además hay una mano negra entre bastidores, que procura atizar ese proceso. Las prácticas de tiro no son reconocidas como instrumentos de un gobierno representativo republicano federal, y llaman la atención como actividad privada de los integrantes del gobierno.
Los libertarios conservan una adhesión que se estima en un punto intermedio entre el 29,9% de los votos obtenidos en aquellos comicios, y el 55,6% que les permitió imponerse en el balotaje al mes siguiente, más cercano a la segunda marca.
Sin embargo, en este lapso han dejado en el camino a medio centenar de funcionarios, de niveles tan elevados como la jefatura del gabinete de ministros, y han perdido a varios diputados y senadores de su exigua cosecha, lo cual los ha forzado a depender hasta ahora de votos prestados, decretos de necesidad y urgencia y vetos. Este marco político es inversamente proporcional a las inversiones productivas que, casi en un año de gobierno, no han fluido como soñaban. Un sueño sólo sostenido por los palitos de la verborragia.
Por eso le asignan una importancia fundamental a la renovación legislativa del año próximo, en la que el enemigo a vencer es el kirchnerismo, especialmente en su bastión de la provincia de Buenos Aires. De ahí la morbosa reflexión presidencial sobre los clavos de su ataúd que desea clavar. También puso en evidencia quién encarna el liderazgo que teme. Milei mencionó para la provincia de Buenos Aires al diputado José Luis Espert, cuyo mandato culmina, y este lanzó su campaña violando las fajas de clausura de una instalación de Mercado Libre.
Su argumento es el mismo que sostiene Marcos Galperín, que el municipio de La Matanza no tiene jurisdicción sobre el Mercado Central, cuya gerencia comparten la Nación, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires. Es opinable, y la Justicia deberá decidirlo. Lo que no está dentro de la lógica institucional es que una patota formada por legisladores nacionales y provinciales pasen a la acción directa, un precedente peligrosísimo que, de generalizarse, aniquilaría la institucionalidad que se supone vigente.
Tiempo de revancha
El nombramiento de cuatro ex ministros de Juntos por el Cambio en el gabinete de los Hermanos Milei no fue parte de un acuerdo de coalición, sino del cortejo individual tanto de la presidenta del PRO, Patio Bullrich; del entonces diputado Luis Petri, como de los responsables de la ruleta financiera, Luis Caputo, y del desmantelamiento del Estado, Federico Sturzenegger.
Al propiciar ese acercamiento, Maurizio Macrì creyó que tendría una fuerte participación en el nuevo elenco oficial y acercó nombres con prodigalidad. Pero le respondió un seco rechazo. Caputo y Sturzenegger ignoran a Macrì, e incluso han señalado que le faltó convicción para llevar adelante el proyecto que ahora encarna Milei, con quien se sienten más a gusto.
Muchos olvidan la forma en que Macrì los eyectó del gobierno, pero ellos no:
- A Sturzenegger con la intervención del Banco Central anunciada en conferencia de prensa por el jefe de gabinete Marcos Peña Braun, el ministro de Economía Nicolás Dujovne y el entonces Ministro de Finanzas Caputo, que comunicaron en su demudada presencia el abandono de la política monetaria que sostenía la autoridad monetaria.
• A Caputo por imposición del FMI, que se negó a que siguiera apostando en las mesas de dinero los dólares del préstamo que le había concedido a la Argentina, el mayor de su historia de ocho décadas. La discusión sigue, y enturbió la negociación entre Toto y las directora y subdirectora del FMI, Kristalina y Gita. Como Caputo insiste en esa práctica y ahora el Poder Ejecutivo lo respalda, no habrá nuevos desembolsos del FMI.
Bullrich va más allá y confronta en forma abierta con Macrì. Propicia la lisa y llana fusión de libertarios y procaces, mientras el ex Presidente sigue tratando de forzar una negociación al estilo de la que sostuvieron en Chile socialcristianos y socialdemócratas después del pinochetismo.
Pero esa es una etapa que ya pasó incluso en Chile, con la rebelión popular contra la política, la elección como Presidente del jefe de los estudiantes movilizados, Gabriel Boric, el fracaso de la reforma constitucional rechazada en plebiscito y el resurgimiento de una derecha pura y dura conducida por José Antonio Kast, hijo de un oficial del Ejército alemán durante el nazismo.
La reconfiguración de las astillas
La primera víctima de esa diáspora política fue Horacio Rodríguez Larreta, quien pasó de ser el número puesto para desplazar del gobierno al peronismo, a una penosa bancarrota, derrotado en la interna cambiante por Bullrich, entonces con el apoyo de Macrì. Rodríguez Larreta abandonó el PRO, formó una nueva agrupación desarrollista e intenta establecer acuerdos con otros navegantes a la deriva, como Emilio Monzó, Nicolás Massot y Álvaro González. También aspiran a lograr acuerdos con sectores arrojados por la implosión de la UCR y con Micky Vainilla, con quien rompió Elisa Carrió, acusándolo de negociar con el gobierno modificaciones a la ley laboral, que mantuvieran los sablazos contra los trabajadores, pero atenuaran el conflicto con la dirigencia sindical.
Macrì, en tanto, intenta renegociar su relación con el gobierno, aprovechando el año largo que falta hasta que los Hermanos Milei puedan mejorar su desempeño en ambas cámaras del Congreso, a expensas del electorado procaz. Mientras eso no suceda, el Poder Ejecutivo necesita los votos que le aportan los restos de JxC, y el ex Presidente intenta subirles el precio. El estilo con que lo hace es llamativo. En una conversación con empresarios en Córdoba y en un par de entrevistas, Macrì explicitó su opinión sobre Milei:
- Es demasiado violento,
- Tiene una psicología especial
- Sigue un mandato destructivo y de confrontación.
- Le delega al asesor Santiago Caputo un poder sin precedentes.
Como conclusión, lo justificó porque “es muy autentico y sólo cumple lo que prometió en la campaña electoral”, aunque “los viejos meados pensamos de otra manera”.
Medios que abrevan en el macrismo difundieron que el reemplazo del Secretario de Energía Eduardo Rodríguez Chirillo por María del Carmen Tettamanti era consecuencia de la negociación con Macrì. Pero desde el gobierno lo niegan. Precisan que Tettamanti no milita en el macrismo, sino que colabora con la ministra Bullrich y exhiben su copioso curriculum en empresas como Total Austral, Albanesi, Metrogas y Camuzzi Gas Pampeana, cuya voz cantante es el allegado a Macrì Alejandro McFarlane, quien llegó a esa posición gracias a las privatizaciones del menemismo, por ser yerno del primer jefe de la SIDE de entonces, Hugo Anzorregui. Perfecto ejemplo del “transformismo argentino” tal como lo describió Eduardo Basualdo aplicando las categorías gramscianas.
Sólo el tiempo y otras eventuales novedades en el gabinete disiparán esa duda. Por ahora está claro que la principal influencia y sostén del gobierno de los Hermanos Milei son las grandes empresas (y las del sector energético están entre las principales). Esto quedó de manifiesto en el lobby que han hecho en el Congreso en favor de las leyes y los decretos del gobierno, y en los aplausos que Milei cosecha ante los auditorios patronales cuando expone sus confusas jactancias por los desastres que evitó, los futuros rosados que vaticina o los insultos soeces a sus adversarios.
La disolución de Juntos por el Cambio no fue tan estridente como lo es ahora la de la UCR. En ambos casos, la discrepancia con los procaces y con los radicales colaboracionistas provino del senador Martín Lousteau y del diputado Facundo Manes.
La piedra de toque fue el veto presidencial a la ley que reponía los fondos que el gobierno les sustrajo a las universidades públicas. Pero detonó en la reunión convocada para soldar la fractura, cuando se anunció que el presidente del bloque de diputados, Rodrigo de Loredo, no asistiría al encuentro que su sector había convocado, porque estaba en una reunión con Milei en la presidencia.
Los gritos y los insultos precedieron al anuncio de que una docena de diputados que responden a Lousteau y a Manes abandonaban el bloque de 33. De Loredo construyó su carrera durante la presidencia de Fernando De la Rúa, gracias a su suegro, Oscar Aguad, conocido en Córdoba como El Milico. Su densidad ideológica puede observarse en el tatuaje de su brazo izquierdo. Dice No robarás. En febrero lloró en vivo durante una entrevista en la puerta del Congreso cuando fracasó en la Cámara de Diputados el tratamiento de la Ley Ómnibus del gobierno nacional, al que le reprochó que no se dejaba ayudar.
La pax platense
Está programado que las discrepancias en el peronismo se diriman el 19 de noviembre, en la elección por la presidencia del Partido Justicialista entre CFK y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela. Seis días antes, ya se anunció que la Cámara Federal de Casación Penal confirmará la condena contra Cristina, sin pruebas, en la causa Vialidad. También arrecia la presión sobre el juez Sebastián Casanello, para que ignore el dictamen del fiscal Guillermo Marijuan, quien sostuvo que luego de años de una exhaustiva investigación y [muy en contra de sus deseos] no encontró elementos para acusar a la ex Presidenta en la causa denominada maliciosamente Ruta del dinero K. Pocas cosas más elocuentes que esta decisión de Marijuan, el Pocero de la Patagonia, que perforó el suelo con máquinas pesadas en busca del escondite de los fabulosos fondos atribuidos al kirchnerismo y no encontró nada. Y hay pocas cosas más significativas de la falsedad de las acusaciones, que la afirmación de que “se robaron un PIB”, suma inconmensurable a la que no se llegaría así hasta el último centavo del presupuesto para obras públicas hubiera ido a parar al patrimonio de la chorra.
El Altavoz Navarro anunció que en los próximos días el gobernador bonaerense Axel Kicillof anunciará que su voto en esa interna será por Cristina. No es imposible, pero en tal caso se arriesgaría a ser llamado traidor, no por CFK sino por Quintela. “No es mi candidato, no lo subo ni lo bajo”, escribió Kicillof. Lo que no pudo negar, porque no fue a solas, es la solicitud de avales para el adversario de Cristina realizada por allegados al gobernador bonaerense, como Jorge Ferraresi y Andrés Larroque. Hasta membrete de La Patria es el Otro tenía el requerimiento del Cuervo.
Alarmado por el sesgo que está tomando el conflicto, Kicillof recorrió centenares de kilómetros por malos caminos bajo la lluvia, para llegar a tiempo a La Plata, donde lo había citado Estela de Carlotto para una foto con Cristina. La propia presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo dijo después que no hubo diálogo entre ellos, que reinó absoluta frialdad.
Cuándo lo van a entender.
No fue magia.
Nos conduce una mujer
Cantó la platea cuando ambos ingresaron al Teatro Argentino. “Axel querido, el pueblo está contigo”, replicó otro sector.
Al terminar los números artísticos, Carlotto insistió en que sus invitados tomaran la palabra. Cristina fue breve y contundente: “Los que quieren que nos olvidemos de lo que pasó o de lo que hicimos es porque nos quieren joder en el presente y en el futuro. No lo vamos a permitir”, dijo. Kicillof dijo “Memoria, Verdad y Justicia. Son 30.000”.
Al día siguiente, Cristina se reunió con el grupo de estudiantes de la Universidad de las Artes, creada hace diez años durante su presidencia, que hace unos días protestó en la estación Once con una intervención de danza sobre el tema de Lali Espósito dedicado a Milei. También participaron docentes y no docentes de esa universidad. Al mismo tiempo, Máximo Kirchner dijo en el programa Argenzuela que en 2023 propiciaba la candidatura presidencial de Kicillof, y que hasta el 17 de octubre de este año lo era para la próxima elección, pero que eso debería reevaluarse a la luz de su indefinición en la interna partidaria. Es la definición más fuerte de la entrevista, que mereció menos atención de la que merecía por parte de los guacamayos mediáticos que insisten con la banal referencia al hijo político y el hijo biológico. El mismo viernes, CFK difundió una carta a los afiliados, en la que sostiene que lo que está en juego es “qué peronismo queremos para el futuro”.
Del lado de la desmemoria, Quintela lleva en su lista al legislador Roque Tobías Álvarez, presidente del bloque de diputados tucumano que apoya al gobernador Osvaldo Jaldo, quien le dio su apoyo al colega riojano. “Cristina no es dueña de la verdad ni del peronismo”, dijo Álvarez. Quintela ha tenido palabras comprensivas para Jaldo y para el gobernador de Catamarca, Jalil, cuando ambos decidieron apoyar el veto presidencial sobre las universidades públicas. En cambio CFK se refirió a ellos como los “Judas que no corren más en el peronismo”. Pilatos sería el gobernador bonaerense, que se declara prescindente. Pero cualquiera que lea para informarse la prensa comercial argentina creerá que ella acusó de traidor a Kicillof.
La Junta Electoral de 15 miembros, con representantes de ambas listas, intimó por unanimidad a Federales, un grito de corazón a completar la cantidad de avales requeridos, que la lista Primero la Patria presentó a tiempo y con exceso. Al riojano aún le faltan 14.000 avales, de los 60.000 exigibles. La lista kirchnerista pidió que se ampliara el plazo para subsanar las irregularidades constatadas en la presentación rival, y la Junta le dio el plazo perentorio de 24 horas para que cumpla con el piso estatutario de avales, del 2% del padrón. En vez de responder a las impugnaciones, los federales acusaron a la junta de privatizar el justicialismo, denunciaron que les adulteraron documentación de sus candidatos y les robaron avales, y dijeron que irán a la justicia. En los meses en que estuvo sosteniendo su candidatura, Quintela sólo consiguió el 25% de los avales necesarios. Cristina duplicó el número establecido, en apenas una semana. Esto permite cotejar cuánto pesan el aparato que Kicillof exhibió en Berisso y el apoyo popular que conserva Cristina. Se entiende mejor la insistencia de postergar la elección y/o buscar un acuerdo de unidad, que las propias declaraciones de ambos gobernadores tornó más difícil.
A votar
Hoy intentará elegir Presidente la República Oriental del Uruguay, y el martes 5 de noviembre, Estados Unidos. La decisión de Israel de bombardear Irán, Irak y Siria justo a diez días de esos comicios que repercuten en sectores importantes de la población, las universidades y los medios, persigue el objetivo estratégico del primer ministro ultraderechista Benjamín Netanyahu de arrastrar a Washington a la confrontación con Irán, que el Presidente Joe Biden y la Vicepresidenta y candidata Kamala Harris no consideran conveniente para los intereses del país en la región.
En conversaciones sin comunicado oficial, Estados Unidos reclamó a Israel que los ataques no incluyeran la infraestructura petrolera ni las instalaciones nucleares. También parecen haberse producido contactos con el régimen de los ayatolas para que Irán no responda con todo su poderío. Pero una vez abierto el fuego el conflicto puede escalar de todos modos. Tanto Israel cuanto Irán justifican sus ataques en otros previos en su contra. El ojo por ojo puede dejar ciegos a ambos.
El favorito en los comicios orientales es el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, quien venció en la interna de la coalición y es un discípulo del ex Presidente José Mujica. El candidato blanco, Álvaro Delgado, es ministro del mandatario saliente Luis Lacalle Pou, y los colorados presentan al abogado y patovica Andrés Ojeda, muy atraído por el modelo Milei, aunque de buena pinta y apenas 40 años. Si Orsi no se impone en la primera vuelta, corre el riesgo de que blancos y colorados sumen sus votos en el balotaje y lo releguen. Hace un tiempo, Orsi caracterizó a los uruguayos como “argentinos sin la intensidad”. Hoy necesitaría un poco de esa intensidad, que aquí sobra.
Y dentro de dos martes, Estados Unidos elegirá entre el ex Presidente Donald Trump y la actual Vicepresidenta Kamala Harris. Las diferencias entre ellos en los sondeos no llegan al 1%, bien por debajo del margen de error. Por muchas razones, su desenlace no es indiferente en la Argentina.
En un artículo publicado en la revista La Tecla Eñe, el ex juez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni se preguntó por la naturaleza de lo que nos toca vivir, y encuadró el gobierno de los Hermanos Milei como un momento del colonialismo que sufren los países de nuestra América. También previno contra “algunas confusiones”, como “la identificación de nuestra penosa realidad con un régimen fascista”.
Zaffaroni dice que todos los regímenes fascistas “fueron imperialistas y colonizadores, en tanto que nosotros somos –precisamente— las víctimas de esas fuerzas. En modo alguno es fascismo valerse de los regalapatrias –ni siquiera vendepatrias– para destruir el aparato estatal y sembrar un caos social e institucional funcional a la voracidad colonizadora”.
Cree que lo que “se juega aquí y ahora es una clara cuestión de soberanía nacional, de la cual es titular el Pueblo que, más temprano que tarde, despertará del todo a esta realidad por efecto de la espectacular caída del nivel de vida —no solo de las clases más pobres—, de la reducción de todas las remuneraciones, de la insólita inflación en dólares, de la recesión, de la crisis de la industria, de las quiebras, de la agresión a la salud pública –que no sabemos cuántas vidas está costando—, del deterioro y alto valor de los servicios, del desfinanciamiento universitario, de los despidos masivos, del creciente desempleo y precarización del empleo y otros catastróficos efectos más, todo para entregar la Nación a los voraces intereses colonialistas”.
Las palabras de Zaffaroni tienen alguna remota vinculación con los escritos de Lenin sobre la cuestión nacional, previos a la revolución de 1917. Al polemizar con Rosa Luxemburo, el entonces líder socialdemócrata distinguió entre el nacionalismo de los países opresores y el de aquellos que se enfrentan a esa opresión. Faltaba una década para la Marcha sobre Roma de Mussolini, pero esta reflexión ya prefiguraba las lógicas del fascismo y la del tercermundismo, que es su reverso.
En buena medida la confusión que señala Zaffaroni se basa en la analogía entre Milei y el ex Presidente y tal vez futuro Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
—¿Cree que Donald Trump es un fascista?— le preguntó un periodista de CNN a la candidata presidencial demócrata Kamala Harris. La pregunta surgió de una preocupación expresada en un cabildo abierto por los votantes indecisos en el Estado clave de Filadelfia, que puede definir la elección.
—Sí—, respondió Harris.
Para fundamentarlo recomendó “confiar en las personas que lo conocen mejor en este tema”. Se refería a próximos colaboradores de Trump sobre su gobierno, que no provenían de la política. En primerísimo lugar al secretario general de la presidencia y Ministro de Seguridad Nacional con Trump, John Kelly, un general retirado de la infantería de marina. “Se trata de personas de carrera que han desempeñado los más altos cargos en materia de seguridad nacional, que sirvieron en nuestras fuerzas armadas y que son muy respetadas. Los discursos inconexos de Trump y su temperamento explosivo demuestran que es cada vez más inestable e incapaz de servir para ser Presidente nuevamente y comandante en jefe”.
Kelly había dado dos entrevistas durante la semana, en las que dijo que Trump era un fascista. Contó que varias veces lo escuchó afirmar que Hitler hizo cosas buenas y una vez dijo que quisiera tener generales como los alemanes.
—¿Cómo los de Bismarck?— le preguntó Kelly.
—No, como los de Hitler— respondió el presidente.
Lo que califica la definición de Kelly es su propia biografía: como Ministro de Seguridad Nacional, ejecutó la cruel política de separación de padres e hijos inmigrantes y cuando dejó el gobierno pasó a trabajar en una empresa dedicada a alojar a inmigrantes detenidos. Kelly explicó que se decidió a hacer pública esta información cuando Trump declaró que usaría a las Fuerzas Armadas contra sus enemigos políticos, a quienes llamó “el enemigo interno”. Con gente como Kelly, no hay woke que valga.
Esper y Milley también
Aunque parezca un chiste, también Esper y Milley se manifestaron en el mismo sentido que Kelly. Ex jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas durante el gobierno de Trump, Mark Milley, dijo que el ex Presidente es “fascista hasta la médula” y “la persona más peligrosa para este país”. Sabe de qué habla. Cuando manifestantes pacíficos se presentaron frente a la Casa Blanca en 2020, Trump intentó que Milley ordenara abrir fuego contra ellos. Ante su negativa, insistió:
—¿Por qué no dispararles en las piernas?
Milley también reveló que había ordenado que Trump no fuera obedecido si disponía oprimir el botón nuclear, aunque no explicó por qué pensaba que podría hacerlo.
Para el ex Ministro de Defensa Mark Esper, Trump “no siente nada más que desprecio por nuestras instituciones democráticas, nuestra Constitución y el estado de derecho”.
Otra coincidencia con la Argentina es que ninguno de los principales diarios del país le asignaron la relevancia que merece a las declaraciones de personas con tanto conocimiento sobre Trump . El New York Times le dedicó un breve texto al pie de la portada. Los demás lo relegaron a páginas interiores, incluso en los estados clave para la elección.
Trump contestó que Kelly era un “degenerado total y una basura” y Harris “una delincuente de bajo coeficiente intelectual”.
Trump y Milei, tan parecidos y tan distintos.