Horacio Verbitsky: El durazno y la pelusa – El Cohete a la Luna
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- 18 de febrero de 2024
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El Presidente Javier Milei dedicó sus primeros días en la Argentina luego de su gira por Israel e Italia a polemizar con dos mujeres: CFK y Lali Espósito.
El primer caso es comprensible, ya que hay entre ambos una profunda diferencia conceptual, que Cristina puso de manifiesto en el documento de trabajo “Argentina en su tercera crisis de deuda”. Y no es sólo una cuestión teórica. Los 98 patriotas que votaron contra la ley Ómnibus explican el fracaso sin precedentes de un gobierno flamante en su primer proyecto legislativo. Ese fue el único bloque que no se hizo astillas desde que comenzaron a escucharse los maullidos libertarios. La unidad de la primera minoría pesó más que la impericia de los operadores oficialistas y que las ofensas, injurias y escarnios que la presidencia emitió para frustrar transacciones con gobernadores de todos los matices políticos y opositores cariñosos.
El segundo combate invita a preguntarse por la lógica que inspira al vocero de Moisés en la tierra, para bajar la cabeza y lanzarse contra las tablas de la ley. Con 12 millones de seguidores en Instagram y 7 millones en Tik Tok, Lali Espósito es una de las personas más queridas por los jóvenes del país. A Milei sólo le restaría desafiar a Lionel Messi, salvo que elija nada más que contendientes femeninas.
De ese modo, el gobierno cree disimular la inflación superior al 20% en enero, la licuación de los haberes previsionales y de los planes sociales, la supresión de las transferencias no automáticas a las provincias, la eliminación de los subsidios al transporte, la falta de pago del fondo de incentivo docente y de los fondos para infraestructura en barrios populares, la falta de acuerdo sobre el salario mínimo, los aumentos descomunales en las tarifas energéticas.
Para la reunión del Consejo del Salario adoptó una forma insólita: los representantes de los trabajadores nunca se juntaron con los empresarios. El gobierno se reunía primero con una parte y luego con la otra. Sin negociación, la Unión Industrial dijo que solo presentaría su propuesta si los trabajadores accedieran a que el aumento recién se cobrara en marzo, es decir con un nuevo katanazo. Después de seis horas, se votó una sola propuesta, de los trabajadores: 85% de aumento para febrero. La votación terminó empatada 16 a 16, por lo cual el gobierno decidirá por decreto.
Es posible que este juego perverso se repita la semana que comienza con la paritaria nacional docente, que el gobierno aceptó convocar, luego de que el propio vocero presidencial la descalificara como innecesaria. La pregunta a la que cada uno da una respuesta distinta es a quién maldicen los padres y las madres si no empiezan las clases (a partir del lunes 26). Los Hermanos Milei no estarán en la Argentina. El viernes, después de recibir al Secretario de Estado norteamericano Antony Blinken, volará a Washington para participar en un encuentro de fuerzas conservadoras organizado por Steve Banon. No podrá asistir Jair Bolsonaro, porque la justicia brasileña le retuvo el pasaporte a raíz de su participación en el intento de golpe para impedir la asunción de Lula, causa en la que está implicado Fernando Cerimedo, asesor de Milei especializado en redes antisociales.
Déficit/emisión o falta de dólares/deuda
La discrepancia entre Milei y Cristina versa sobre la raíz de la crisis y sus consecuencias económicas y políticas. Para el jefe de la organización criminal que se propone destruirla desde adentro, la causa es la emisión monetaria, debida a su vez al déficit fiscal. La jefa del ciclo político más extenso de la democracia aborigen afirma que los problemas que han degradado la institucionalidad bajo los Presidentes Raúl Alfonsín, Fernando De la Rúa y Alberto Fernández se deben al endeudamiento externo contraído por sus respectivos predecesores. En cada caso esto se debió a la escasez de dólares. Un debate sustancioso, como un durazno maduro en el verano.
La pelusa del durazno fue la agresión presidencial a la autora de Lindo pero bruto y Obsesión. Se originó en los 15,7 millones de reproducciones para el comentario de Lali cuando los Hermanos Milei se impusieron en las elecciones primarias: “Qué peligroso. Qué triste”. El Presidente dijo que para contratarla, el festival Cosquín Rock utilizó los recursos que debieran haber alimentado a los chicos con hambre en El Chaco. Ese argumento tan estrambótico no fue cuestionado por los tres guacamayos parlanchines que lo entrevistaron en “+ que Oficial y – que la Nación”. A uno de ellos le costó contener la risa cuando el Presidente llamó Lali Depósito a la artista.
Por el contrario, tanto allí como en las televisoras del Grupo Clarín se usó el tema para fustigar las prioridades de gasto de gobernadores e intendentes. En el mejor de los casos, se hizo la salvedad de que “el problema no es Lali”. Lo mismo dijo Milei en un largo tuit donde encuadró el ataque dentro de una supuesta batalla cultural contra la doctrina de Gramsci, bien al estilo de los documentos del Comando Sur, que fueron palabra oficial durante la última dictadura.
El gobierno de Córdoba respondió que las desgravaciones para diversos festivales generan actividad y empleo por diez veces la recaudación que se resigna. Otro tanto sostuvo la administración de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. Por no hablar de la contradicción entre esta diatriba de Milei y su prédica en contra de los impuestos, que desdeña como instrumento de la organización criminal. La relación con los chicos pobres del Chaco quedó envuelta en el mismo misterio del 15.000% de inflación que los Hermanos Milei heredaron del gobierno anterior y que en apenas dos meses han logrado reducir al 250% (sic). Al mismo tiempo, Patio Bullrich formuló otra de sus estridentes denuncias que cuando se investigan quedan en la nada, sobre un militante de la CCC, también en el Chaco, que otorgaba planes sociales a cambio de favores sexuales. ¡Oh, que indignación, pobre gente!
La nómina de artistas y personalidades sin animosidad contra el gobierno que se pronunciaron en solidaridad con Lali Espósito incluyó a la diputada libertaria Carolina Píparo, que no es economista pero que tiene una idea de las proporciones, y al presidente de la UCR, Martín Lousteau. “Le pega a Lali Espósito, pero no al régimen tributario de Tierra del Fuego y él tiene en el gabinete parientes de los beneficiados ahí, que han recibido subsidios de todos los gobiernos”. Se refería a Nicky Caputo, principal accionista de Mirgor, la empresa que fundó junto con Maurizio Macrì y que concentra el grueso de los subsidios en la isla. El ministro de Economía es su primo hermano.
El documento de trabajo de Cristina podrá discutirse desde la teoría económica, pero incluye ejemplos prácticos de difícil refutación. Con datos de la fundación de Orlando Ferreres (que fue viceministro de Economía de Menem) muestra que el mayor crecimiento anual acumulativo del PIB se produjo durante los 12 años kirchneristas, y los menores cuando gobernó Macrì (en los que se contrajo).
El crecimiento en las tres décadas de la industrialización por sustitución de importaciones (que incluye los periodos muy distintos del primer peronismo y de la pugna hegemónica entre 1955 y 1976) casi cuadruplicó el del cuarto de siglo posterior. Es decir, el de la última dictadura y el menemismo, dos gobiernos endeudadores según el modelo de la valorización financiera. Esto no puede atribuirse a la casualidad, al alto precio de un commodity o a la baja tasa de interés.
Además, “durante los tres gobiernos peronistas se alcanzó la mejor distribución del ingreso con un nivel de participación de los trabajadores en el PBI superior al 50% — el fifty-fifty peronista”. Te hicieron creer… decía el presidente del Banco Nación Javier González Fraga, como si se tratara de una ficción insostenible.
Para la ex Presidenta, el crecimiento de la economía y la posibilidad del desarrollo con trabajo bien remunerado “sólo se ha alcanzado con un patrón de acumulación sustentado en un modelo industrialista de sesgo exportador con valor agregado, con bajos volúmenes de deuda externa o con una correcta y responsable administración de la misma. Esto no significa negar la necesidad de una revisión de este modelo, que nos permita profundizar el sesgo exportador, plantear una ineludible actualización laboral o contemplar la creación o transformación de empresas bajo la forma de una asociación pública y privada virtuosa, como se hizo con YPF antes de su desnacionalización”.
Sobre el déficit fiscal, CFK reproduce una publicación de The Economist, en la que solo tres países tienen superávit fiscal. Sin embargo, de los que sí tienen déficit fiscal, “sólo la Argentina tiene una inflación anual de tres dígitos”. Como corolario, cita un informe del IARAF publicado el año pasado por La Nación, según el cual desde 1961, la Argentina sólo tuvo seis años sin déficit. Todos entre 2003 y 2008, “con gobiernos peronistas e industrialistas”. Su principal advertencia es el plan de dolarización de Milei y el aumento del endeudamiento soberano en moneda dura. Este único programa de estabilización “implicará la clausura definitiva a la posibilidad de desarrollar nuestro país con inclusión social. El país no va a tener más dólares. Al contrario, vamos a tener menos dólares porque vamos a afectar la competitividad de la mayoría de los sectores productivos generadores de divisas y aumentará el peso de la deuda externa en nuestra economía, que ya es agobiante, convirtiéndose en el verdadero suplicio de Sísifo”.
Aquí podés leer completo el Documento de Trabajo de CFK, que motivó respuestas escandalizadas. Guillermo Francos, que admitió no haber leído el documento, dijo que Cristina “tiene el tupé de pronunciarse como si no fuera responsable”. Siempre delicado, José Luis Espert escribió que la ex Presidenta era una bruta. Luis Caputo la invitó a permanecer callada, luego de argüir que la deuda fue consecuencia de las políticas del kirchnerismo, un sofisma insostenible. Sin pérdida de tiempo, Cristina le respondió que no era “el primer miembro de su familia que intenta hacerme callar”.
El método de la mafia
La ex Presidenta también recuerda “la captura del Poder Judicial” por el macrismo, que “persiguió y logró cumplir sus tres objetivos fundamentales:
- garantizar su plan de negocios sin interferencias (parques eólicos, peajes —juicio CIADI—, Correo Argentino),
- su impunidad y
- la persecución política de los opositores”.
Para ello aplicó el “método de la mafia: espionaje, amenazas y persecución a través de la judicialización de la política”. El objetivo era “la estigmatización y desaparición del adversario, no física como en la dictadura, sino política”. La ruptura del Estado de Derecho no fue “un proceso inocuo, terminó condicionando seriamente el sistema de representación política democrática en Argentina, con consecuencias que se proyectaron en el tiempo hasta la actualidad”.
(Entre las víctimas se cuentan los accionistas de la señal de noticias por cable C5N. Uno de ellos, Fabián de Sousa, declaró en Comodoro Py que el hostigamiento se debió a la negativa de su socio, Cristóbal López, ante el pedido personal de Macrì de poner los medios del Grupo Indalo al servicio de “encarcelar a Cristina”. Aleccionados por esa experiencia, que los llevó a ellos por dos años a ese lugar, ahora sus principales programas practican un marcado anti-kirchnerismo, acompañado por los despidos de quienes no coinciden con esa línea editorial, y la contratación de quienes la exacerban, como Mario Guillermo Moreno, el Cantinflas de la economía. El contador Aníbal Fernández dijo que no había leído ni leería el documento de Cristina porque no le aportaba nada. Otros panelistas le reprochan lo que no hizo el gobierno del Doctor Fernández.)
En las 14 conclusiones de su documento de trabajo, CFK reconoce que el mandato de Milei se basa en el voto popular, pero le advierte que las anteriores crisis de deuda culminaron con las quiebras institucionales de 1989 y 2001. También sostiene que
- No basta con la consigna del “Estado presente”. También se debe analizar y controlar la correcta asignación de recursos.
- El endeudamiento desmedido en dólares con el FMI implica un condicionamiento permanente para la política económica.
- No estamos de acuerdo con la derogación de la ley que establece que el endeudamiento en moneda extranjera requiere autorización del Congreso, ni con la modificación de la Ley de Administración Financiera en cuanto establece que en el caso de reestructuración de deudas se debe mejorar monto, plazo y/o intereses.
- Es fundamental discutir un sistema tributario progresivo, que revise excepciones, exenciones y alícuotas quebradas a distintos grupos y sectores de la economía.
- Hay que replantear el debilitamiento, inequidad e ineficiencia del sistema de salud. Es imposible financiar la expansión del complejo médico-industrial (nuevos medicamentos, nueva tecnología, nuevas enfermedades y nuevas prácticas), sin una revisión del sistema.
- Es imprescindible amparar normativamente las nuevas formas de relaciones laborales surgidas a la luz de los avances tecnológicos, como teletrabajo y plataformas digitales.
- Deben ser actualizados los convenios colectivos de trabajo —muchos de los cuales datan de décadas atrás— teniendo en cuenta las nuevas realidades.
- Estas actualizaciones deben respetar los derechos conquistados por los trabajadores, pero el ejercicio de un derecho sin el cumplimiento de sus obligaciones correlativas es un privilegio.
- La defensa de la escuela pública obliga a preguntarse por qué parte de los sectores medios y medios bajos hacen un esfuerzo para enviar a sus hijos a escuelas de gestión privada, para que tengan clases todos los días.
- También queremos discutir la participación del capital privado y de las provincias en las empresas del Estado, y su cotización en bolsa, para agregar valor y eficiencia con una asociación pública y privada virtuosa.
- Para no reprimarizar la economía y condenarnos al extractivismo, un régimen de incentivo a las grandes inversiones debe agregar valor y transferir tecnología.
- Un plan de seguridad exige una conducción política que apunte a la transparencia y evite la autonomización de las fuerzas de seguridad. Hay que abandonar el consignismo, ya sea de la desigualdad social o del gatillo fácil. Se debe desarrollar más inteligencia para desarmar la criminalidad organizada, y policía de proximidad para la prevención.
Cristina no omite una reflexión sobre la posible “cuarta coalición de gobierno por la fusión de Macri y Milei” y anuncia que los derrotados en los últimos comicios presidenciales “intentarán condicionarlo desembarcando en las principales áreas de gobierno e incluso tomar el control político y desplazarlo del manejo del Poder Ejecutivo si lo consideran necesario. Reciclar funcionarios fracasados para reeditar políticas fracasadas, sólo puede conducir a malos resultados”.
Más verde que Rita Segato
La cuarta coalición no pasa de una expresión de deseos. Los Hermanos Milei se resisten a cederle a Macrì la jefatura de gabinete, para el ex ministro Guillermo Dietrich (h), y la presidencia de la Cámara de Diputados para Cristian Ritondo. Pero también por la disputa dentro del PRO entre el ex Presidente y Bullrich, quien cree sinceramente que representa “la parte mayoritaria”, porque ganó la elección interna, dijo, omitiendo el apoyo que tuvo de Macrì para barrer a Horacio Rodríguez Larreta. Se atribuyó “la representación social”, que le permite integrar el gabinete “sin pedir permiso a nadie. Yo soy más directa, estoy convencida de que el pueblo no está alineado con un dirigente sino con el cambio y cuando me convenzo de algo voy al frente”.
De producirse el acuerdo, el interbloque resultante sólo tendría 75 miembros, muy lejos del quórum de 129 en la Cámara de Diputados. Además, estimularían el acercamiento al peronismo de los bloques menores. Con fusión o sin ella, hasta 2026 los Hermanos Milei no tendrán más alternativa que gobernar por decreto. Y ya les han hecho saber que semejante fragilidad institucional dificultará tanto la inversión extranjera como el regreso a los mercados de crédito.
La disputa por la conducción
Otro documento, debido a Eduardo Basualdo y Pablo Manzanelli, observa la alternancia de los opuestos modelos de acumulación, desde una óptica complementaria a la de CFK. Además de la pérdida de ingresos de los trabajadores durante los ciclos de valorización financiera del capital, los economistas de FLACSO y de CIFRA ponen el acento en los conflictos dentro de los sectores dominantes. Su manifestación a partir de 1997, entre los grupos económicos locales (que proponían salir de la convertibilidad mediante una fuerte devaluación) y el capital financiero y los organismos internacionales de crédito, que postulaban la dolarización, les parece un antecedente ineludible de la situación actual. El capital financiero también postulaba “reformas estructurales”, como el reemplazo del Mercosur por el ALCA, la privatización del Banco Nación y la regionalización, que modificaría las representaciones políticas en el Congreso. Pero los grupos económicos impusieron su receta en la salida de la crisis de fin de siglo.
Con Néstor Kirchner, un gobierno nacional incluyó a los grupos económicos y enfrentó a los acreedores externos y el FMI, lo cual permitió recuperar el crecimiento, reducir el desempleo, mejorar las retribuciones de los trabajadores y renegociar la deuda externa. A partir de 2007, Cristina, en conflicto con las patronales agropecuarias, inicia un régimen que con terminología gramsciana llaman “nacional y popular”. Así se amplió la autonomía estatal respecto de los grupos económicos y se emprendieron reformas estructurales, como la reestatización del sistema jubilatorio privatizado por el menemismo, consolidado con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, la recuperación de Aerolíneas Argentinas y el paquete mayoritario de YPF, y la batalla con los fondos buitre.
El proceso inflacionario y la restricción externa “marcaron los límites que tuvo ese proceso distributivo con las capacidades productivas existentes en el marco de la ofensiva de los sectores dominantes contra el gobierno”. Con la victoria electoral de Cambiemos en 2015, comienza una nueva modalidad de la valorización financiera. Por primera vez en la historia, la fracción hegemónica fue el capital financiero internacional, cuya pugna con los grupos económicos explica la causa de los Cuadernos Fénix, con la que el macrismo “intentó marginar a los grupos económicos de los lugares clave para su proceso de acumulación ampliada”. Su propósito era que “sus distintas actividades económicas pasaran a firmas de capitales norteamericanos, así como a sus propias empresas y las de sus grupos asociados”. Basualdo y Manzanelli citan una nota que publiqué a un año de comenzar la presidencia de Macrì: “Las contradicciones secundarias dentro de los sectores dominantes, incluyen además de la política los conflictos inter-oligopólicos. Las más notables han involucrado al Grupo Clarín por la reprivatización del fútbol en la que sólo obtendría una parte; a los laboratorios Roemmers y Bagó, a raíz de la importación de medicamentos y drogas básicas por parte de los laboratorios extranjeros; a Corporación América, cuyo principal accionista Eduardo Eurnekián respondió a presiones oficiales por sus aeropuertos vaticinando que no habrá inversiones porque el gobierno es caótico; al Banco Macro, por su relación especial con Massa, y a la nave insignia del sector, Techint, la trasnacional italiana con sedes en Milán y Luxemburgo que en la escena local tapa sus vergüenzas con las ropas de la extinta burguesía nacional. En este último caso, el propio Presidente Macrì mantuvo un conflicto de intereses con los Rocca, desde el siglo pasado cuando disputaban por el precio de la chapa que uno laminaba y el otro matrizaba en su fábrica de automóviles. La Unión Industrial y el gobierno nacional intercedieron ante el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti (ex FIAT San Pablo cuando Macrì era FIAT Buenos Aires), por la preadjudicación de un gasoducto provincial a un consorcio integrado por Iecsa (del primo Angelo Testaferra), la brasileña Odebretch y Electroingeniería, con financiamiento y provisión de tubos de origen chino”.
Muy críticos con la gestión del Doctor Fernández, afirman que nada tuvo de “nacional y popular” sino que incluso es difícil considerarlo “nacional”, dados los acuerdos ruinosos con los acreedores privados y el FMI. Entre 2016 y el primer trimestre de 2023, los trabajadores transfirieron al capital 101.000 millones de dólares, por el mecanismo que ya en 1886 describió Domingo Faustino Sarmiento, con su feroz paráfrasis del Himno Nacional en su diario El Censor:
“México, Ecuador, Perú, Venezuela, están acribillados de deudas, empréstitos, y declarados más o menos insolventes en la bolsa de Londres. La República Argentina puede exclamar con orgullo:
Calle Esparta su virtud,
sus hazañas calle Roma.
Silencio que al mundo asoma
la gran deudora del sur”.
Hasta hoy, la deuda externa que unos disfrutan y otros pagan es el gran reciclador de las relaciones internas de poder.
Mascarón de proa
El gobierno de los Hermanos Milei es el “mascarón de proa de una profunda revancha social en contra del movimiento popular por parte de los sectores dominantes, pero exhibe una peculiaridad digna de tenerse cuenta: ponerle punto final a la alternancia entre los gobiernos neoliberales y los nacionales y populares mediante la imposición de situaciones objetivas difícilmente removibles, como podría ser la dolarización de la economía argentina”. Todo parece indicar que la convergencia de “ambas fracciones del capital no fue improvisada”. Si bien por ahora observan “una mayoría significativa de la fracción del capital conformada por los grupos económicos”, también constatan la significativa ausencia de representaciones políticas provenientes del agro pampeano. Esto les hace prever que “será el capital financiero la fracción del capital que ejercerá la hegemonía y en consecuencia conducirá el conjunto de la actual política neoliberal”, no “sin conflictos y contradicciones significativos dentro de los sectores dominantes y en consecuencia en el funcionamiento gubernamental”. Un primer ejemplo fue el debate sobre el incremento a las retenciones a las exportaciones, que el gobierno incluyó en la ley Ómnibus y luego retiró por la resistencia del PRO.
La relación entre los representantes de los grupos económicos y de aquellos que responden al capital financiero internacional, se modificó por factores nacionales e internacionales (la nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China, el enfrentamiento armado entre Rusia y Ucrania y los recientes acontecimientos en la franja de Gaza). Esos conflictos del nuevo siglo exacerban la demanda de energía, minerales y alimentos que son los bienes primarios con que cuenta el país. Estas son las actividades en que los sectores dominantes perciben una situación virtuosa para llevar a cabo un proceso de acumulación ampliada de capital, sustentada en el saqueo de los productos primarios y el consiguiente ocaso de los procesos de industrialización del país. Esa sería la base material para dar por terminada la alternancia entre los gobiernos del saqueo y los nacionales y populares, que intentan restaurarles a los sectores populares los derechos y procesos conculcados.
También parece influir de manera notable la crisis que se abate sobre el movimiento popular. Los sectores dominantes, cualquiera sea su inserción estructural, interpretan que “el gobierno de Milei puede ser una oportunidad para consagrar su ansiada redefinición de la matriz económica, política y social, y subordinar definitivamente el trabajo al capital removiendo todas sus conquistas históricas y volviendo esa nueva situación irreversible al concluir ese cambio estructural con la dolarización”.
Para que esta confluencia de los intelectuales orgánicos de ambas fracciones del capital rinda los resultados que apetecen, “es fundamental la actitud que adopten los sectores populares y que los propios sectores dominantes puedan superar sus diferencias y compatibilizar sus intereses que en muchos aspectos son contrapuestos”. La movilización y la organización popular tuvo su primera manifestación el 24 de enero. Falta un mes para la segunda escala, el 24 de marzo.