Roberto Caballero abrió su editorial observando la imagen de Javier Milei exultante en Casa Rosada, abrazado con Luis Petri y rodeado de sonrisas del gabinete. “Se lo veía muy feliz —dijo—, y uno se pregunta por qué, si su gobierno está en una encrucijada económica feroz.” Recordó que la recaudación cayó un 3,5% y que la economía “sigue siendo un bolsillo descosido por donde se van los dólares del país”. En ese contexto de parate, analizó que la campaña del miedo —alentada incluso por Donald Trump desde Estados Unidos— volvió a jugar un papel clave. “Nos dijeron que si no votábamos lo que ellos querían, se venía la noche más oscura”, señaló Caballero, relacionando esa narrativa con un clima de violencia global que se extiende desde Gaza y Ucrania hasta América Latina.
Más adelante, explicó que la felicidad de Milei tiene raíces más profundas. “Esta gente sabe lo que hace”, advirtió, recordando que cuando Patricia Bullrich reivindica al represor Ramón Falcón, “sabe perfectamente lo que está diciendo”. Para Caballero, ese gesto sintetiza el rumbo ideológico de un gobierno que “vino a romper el Estado, y el Estado somos nosotros”. En su lectura, la derecha argentina festeja porque logró reinstalar el miedo como forma de control político, del mismo modo en que buena parte del electorado porteño “votó con licencia para pegarle a los viejos porque le gusta”. “Todo eso ve Milei —dijo— y por eso está feliz.”
En el mismo tono, el conductor de Caballero de Día analizó el desánimo social y la crisis de representación. Recordó que más de doce millones de argentinos no votaron y que entre ellos hay millones que “hace rato se cayeron del mapa, no están en un convenio, no están en un club, no están en ningún lado”. Aseguró que ahí está la base que el peronismo debería volver a interpelar, porque “cuando se achica la cancha de la democracia, Milei hace diferencia”. También señaló que el presidente “no es solo Milei”, sino “la unificación de todas las facciones del capital, con el apoyo de Donald Trump, Wall Street y el capitalismo tecnológico”. En ese escenario, sostuvo que el oficialismo celebra “la división del campo popular y la prisión política de Cristina Fernández de Kirchner”.
Hacia el cierre, Caballero fue directo: “Muchos de los que hoy están enojados con Cristina, en realidad, tienen miedo. Porque si le hacen eso a Cristina, ¿qué me van a hacer a mí?”. Comparó esa reacción con las críticas que recibía Hebe de Bonafini, “porque su coraje pesaba demasiado”. Y dejó una advertencia al movimiento obrero, en vísperas del aniversario de Agustín Tosco y de la reunión de la CGT: “Saben el poder que tienen, pero cuidan demasiado la poltrona”. En su conclusión, sintetizó la clave del momento político: “La medida de lo que está pasando es cuánto miedo tenemos y cuánto coraje. Eso que sentimos nosotros —dijo—, es la felicidad de Milei”.
