Beijing desmiente las acusaciones de EE.UU. sobre América Latina y rescata la “cooperación de beneficio mutuo” que impulsa con la Iniciativa de la Franja y la Ruta. De la Doctrina Monroe a la Guerra Fría. La señal de la Argentina.
Por Fernando Capotondo
“Ladran Sancho, señal que cabalgamos”, reza la conocida frase que Miguel de Cervantes jamás escribió en su Don Quijote, aunque muchos crean haberla leído y la utilicen para advertir que siempre llueven críticas cuando alguien avanza o tiene éxito en sus metas. En efecto, se trata de una expresión de uso popular que – más allá de su falso origen – en los últimos días fue expresamente recordada en los análisis del infructuoso intento del secretario de Estado de los EE.UU., Marco Rubio, de dinamitar los vínculos de América Latina y el Caribe (ALC) con la República Popular China.
La maniobra en cuestión tuvo lugar durante el reciente paseo triunfal de Rubio por Centroamérica y el Caribe, en su promocionada gira de seis días en la que visitó Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana. Su objetivo fue mantener en agenda las tres nuevas obsesiones de su jefe Donald Trump: el tráfico de fentanilo, los inmigrantes ilegales y la demonización de China como responsable de todos los males que afectan al mundo “libre, occidental y cristiano”.
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“Nuestra misión es contrarrestar la influencia del Partido Comunista Chino en el hemisferio occidental”, fue el anacrónico mensaje que lanzó Rubio, con la certeza que sus palabras se escucharían fuertes y claras en todos los rincones de ALC. En su entusiasmo republicano, seguramente imaginó que a la región le alcanzaría con un reto público para olvidar que China es su segundo socio comercial desde hace, por lo menos, 14 años; que se firmaron cinco tratados de libre comercio desde 2005 (con Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua); y que 22 países se beneficiaron con más de 200 inversiones en infraestructura por su pertenencia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que Beijing impulsa desde hace más de una década.
Ocurre que, más allá de alguna que otra musiquita para los oídos de Trump, la reivindicación de Rubio de conceptos como “patio trasero” y “amenaza china” sonaron a viejo frente a la idea de “cooperación de beneficio mutuo” que el país asiático viene impulsando en su relación con ALC, según explicó esta semana el portavoz de la Cancillería, Guo Jiakun. “La colaboración entre China y América Latina siempre se ha basado en consultas, contribuciones conjuntas y beneficios compartidos. Como países soberanos independientes, las naciones latinoamericanas tienen el derecho a elegir en forma independiente sus caminos de desarrollo y a sus socios de cooperación”, señaló el funcionario, en declaraciones difundidas por la agencia Xinhua.
LAS 5 DESMENTIDAS
En este contexto, el Ministerio de Asuntos Exteriores fue el primero en salir a responder lo que llamó “infundadas acusaciones contra China, impregnadas de mentalidad de la Guerra Fría y con sesgo ideológico”. Para el país asiático, el libreto desplegado por Rubio estuvo plagado de inexactitudes en varios tramos de su agenda anti-China, sobre todo cuando se refirió a la cooperación entre el país asiático y América Latina, al Canal de Panamá, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la tecnología 5G, la ciberseguridad y el principio de una sola China. Una por una, China desmintió todas las “falsas denuncias” de Washington con los siguientes planteos:
1.“Entre China y los países de América Latina y el Caribe (ALC) no hay cálculos geopolíticos de suma cero ni de que el ganador se lo lleve todo, sino solo un apoyo mutuo y cooperación para el progreso compartido. Nunca ponemos condiciones ni apuntamos a terceros”, insistió el representante de la Cancillería china, Lin Jian, al referirse a la cooperación entre ambas regiones.
2.“Las empresas chinas se han hecho muy conocidas por sus avanzadas tecnologías de 5G y sus servicios seguros y eficientes. Desprestigiarlas y perseguir sus tecnologías no frenará el desarrollo de China, ni detendrá su cooperación con otros países, lo único que logrará será reducir las oportunidades para quienes incurren en dichos comportamientos”, advirtió en cuanto a la ciberseguridad.
3.“China apoya la soberanía de Panamá sobre su Canal, y se compromete a defender su estatus de vía acuática de tránsito internacional neutral. La parte china nunca ha participado en su administración ni en su operación, por lo que el supuesto ‘control de China sobre el Canal de Panamá’ es una mentira. ¿Quién está salvaguardando la neutralidad y la prosperidad del Canal? ¿Quién está amenazando una y otra vez con ‘recuperar’ el Canal?”, preguntó Lin Jian.
4.“La Iniciativa de la Franja y la Ruta se ha convertido en la plataforma de cooperación internacional de mayor envergadura del mundo, beneficiando a pueblos de más de 150 países. Mientras tanto, Estados Unidos no cesa de atacar y obstaculizar esta cooperación, y ha dejado sin tapujos otra vez su rostro hegemónico. La parte china rechaza categóricamente las difamaciones y sabotajes que ha ejercido la parte estadounidense”, afirmó.
5.“En el mundo existe una sola China y el gobierno de la República Popular es el único que representa en forma legítima a todo el país. 183 naciones del mundo ya han establecido relaciones diplomáticas con China, hecho que deja plena constancia de que adherirse al principio de una sola China corresponde a la justicia global, la aspiración de los pueblos y la tendencia predominante. La cuestión de Taiwán es un asunto interno de China, y no permite ninguna injerencia externa”, aclaró el funcionario de la Cancillería.
A la respuesta oficial de China se sumó la opinión de diversos especialistas y académicos internacionales, entre ellos el politólogo mexicano Jaime Tamayo, quien consideró que “la gira de Marco Rubio reactivó una versión 2.0 de la Doctrina Monroe, ahora enfocada a contener la influencia de China en la región”, en la que “con tono imperial, y retomando el estilo de la Administración Trump, el funcionario se presentó como un ‘procónsul’ itinerante, dando órdenes y condicionando las relaciones con la región bajo la lógica del chantaje y la coerción”.
Por su parte, el investigador de la Academia de Ciencias Sociales de China, Wang Peng, coincidió que “con la designación de Cuba como ‘país patrocinador del terrorismo’, las amenazas de aranceles a Colombia por rechazar vuelos de deportación y las exigencias sobre el Canal de Panamá, Estados Unidos está redoblando sus esfuerzos para consolidar su hegemonía en la región y demostrar que la Doctrina Monroe sigue vigente”.
El profesor de filosofía y ciencia política de la Universidad de Panamá, Samuel Antonio Prado Franco consideró que “Trump quiere recuperar con extorsión, manipulación, chantaje o a la fuerza, lo que denominan su patio trasero”, tal como lo comunicó Rubio, y para lograrlo ha lanzado “una serie de mentiras que van desde el control y la presencia militar china en el Canal de Panamá, a que todos los que murieron en su construcción fueron estadounidenses, negando otras nacionalidades y pueblos”.
Asimismo, sinólogos y analistas agregaron que el planteo de Rubio ignoró datos insoslayables de la realidad geopolítica latinoamericana en su vínculo con China; como si el comercio bilateral no hubiera superado los 500.000 millones de dólares en 2024; como si Beijing no hubiera aprobado 133 préstamos solo en el último año; o como si la citada Iniciativa de la Franja y la Ruta no hubiera facilitado la construcción de miles de kilómetros de carreteras, ferrocarriles y trenes ligeros, más de 100 escuelas, hospitales y estadios deportivos, casi 100 puentes y túneles, docenas de puertos y aeropuertos, y más de 30 centrales eléctricas e instalaciones energéticas.
Otro aspecto que destacaron los especialistas es que, en la actualidad, cuando se habla de la Nueva Ruta de la Seda, nadie se preocupa por el “avance comunista chino” del que advierte Rubio, sino que se linkea directamente a las distintas obras de infraestructura que dieron trabajo a miles de personas y mejoraron la calidad de vida de la gente. Citan como ejemplo la reciente inauguración del puerto de Chanchay, en Perú; la reconstrucción del Aeropuerto Internacional de Manta, en Ecuador; la modernización del metro de Ciudad de México; la ampliación del puerto de St. John’s, en Antigua y Barbuda; el tendido de la red de transmisión eléctrica de Brasil y el Parque Solar Caucharí, uno de los más grandes de la región, en la provincia argentina de Jujuy, según recordaron.
HECHO EN ARGENTINA
El caso argentino quizás resulte paradigmático para observar las ideas y vueltas de un país alineado al 100% con los intereses de Estados Unidos, cuyo actual presidente Javier Milei supo descalificar a China en tiempos de campaña, luego se abrazó con Xi Jinping para destrabar el swap de monedas y ahora parece mirar para otro lado frente a la última embestida de Washington contra Beijing.
En efecto, pocos días después del pronunciamiento de Marco Rubio contra China, el canciller argentino Gerardo Werthein se reunió con su par chino Wang Yi al margen de la Conferencia de Seguridad de Munich, en un encuentro que pasó bastante desapercibido en los medios de la Argentina.
“China no busca esferas de influencia ni participa en competencias geopolíticas, con firmeza practica el multilateralismo en los asuntos internacionales”, afirmó Wang Yi en lo que pareció ser un mensaje dirigido al secretario de Estado de los EE.UU., y no a su interlocutor libertario.
A buen entendedor, pocas palabras.
Posdata necesaria: Una semana después de su gira por Centroamérica y el Caribe, Marco Rubio redobló su ofensiva contra China con una durísima columna de opinión en Fox News titulada “La época dorada de las Américas comienza ahora”. No es necesario aclarar que cuando los estadounidenses hablan de América no suelen referirse al continente, sino a su propio país. Y tal vez sea interesante preguntar si cuando los latinoamericanos hablan de época dorada, siguen levantando la cabeza hacia el “gran país del norte”… o prefieren mirar a ese otro que es “gigante”, que queda allá lejos en el este.