En Un Buen Comienzo, con Nicolás Mársico, el periodista Luiz Zarranz, ex responsable de Prensa de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, recordó a Hebe de Bonafini con la emoción que atraviesa cada aniversario de su nacimiento. “Es una fecha conmovedora, porque todos los días uno la tiene presente, pero hoy se acentúan los sentimientos y recuerdos”, expresó. Zarranz destacó que hablar de Hebe supone siempre lidiar con la dificultad de poner en palabras “un legado tan inmenso”.
Más adelante, evocó su primer encuentro con Hebe, antes de comenzar a trabajar con las Madres. “Yo era muy joven y ella me recibió con una generosidad enorme, aun siendo una entrevista para un medio muy marginal”, relató. Luego recordó la reunión laboral que marcó su ingreso a la organización: “Me dijo que lo importante era la rebeldía, sobre todo en la juventud. Para mí era un sueño… era como jugar en la selección”.
Con el mismo ímpetu, Zarranz repasó los años de trabajo cotidiano junto a Hebe, a quien definió como una mujer de energía indomable. “Los días con las Madres duraban tres días para cualquier otra persona. Tenía una vitalidad increíble, una pasión que era fuego todos los días”, afirmó. También recordó viajes, reuniones a cualquier hora y el ritmo de trabajo que los dejaba exhaustos: “Teníamos 50 años menos y aun así no lográbamos seguirle el paso”.
Finalmente, destacó el valor histórico de las tareas de documentación que realizaron junto a Hebe, como la sistematización de los viajes internacionales donde las Madres denunciaron los crímenes de la dictadura. “Fue un trabajo monumental, y cada detalle pasaba por ella”, explicó. Zarranz cerró con una reflexión sobre el vínculo profundo que sigue uniendo a quienes militaron a su lado: “El pañuelo que recibí de las Madres es el máximo honor al que una persona puede aspirar. Hebe construyó un legado que hoy sigue siendo faro y ejemplo”.