En su última editorial en AM530, Felicitas Bonavitta utilizó una metáfora contundente para describir la situación de Javier Milei y su gobierno: los hermanos del cuento popular Hansel y Gretel, perdidos en el bosque, reflejan a los Milei atrapados en su propio laberinto político.
Al igual que los personajes del cuento, los hermanos Milei parecen estar extraviados, atrapados en una burbuja de seguidores y aplaudidores virtuales que, aunque los «engordan», no resisten la presión de la realidad. Bonavitta señala que el círculo de poder que los rodea, al igual que en un cuento de hadas, está condenado a su fin. La promesa de un «fenómeno barrial» y un país sin Estado ya no convence, especialmente cuando se enfrentan al rechazo popular y la crítica del Congreso.
El relato de Milei, que en su campaña se presentó como el salvador con su discurso antiestado y de austeridad, ha perdido fuerza. Su modelo de «no hay plata» ya no es creíble ante la crisis económica y la decepción de los jubilados, quienes ahora lo cuestionan abiertamente. Además, como Bonavitta lo señala, las promesas vacías ya no impactan: la narrativa de «el estado no sirve» ha quedado obsoleta.
Hoy, Milei enfrenta un giro en su historia, donde la burbuja de apoyo que lo sostuvo se desinfla. La política de austeridad no ha logrado los resultados prometidos, y las críticas por su manejo económico se multiplican. La escena de un Milei escondido para evitar gritos de protesta es el reflejo de un liderazgo que ya no sabe cómo encontrar el camino de regreso.