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Fariseos

La sentencia de Francisco suena contundente: para un cristiano la acumulación es un sin sentido.

Artemio López

En efecto, es histórico el enfrentamiento ideológico entre la doctrina cristiana y el neoliberalismo, cuyo epicentro es básicamente la acumulación de riqueza, que para todas las variantes liberales otorga sentido a la vida.

Pues bien, dado que La Argentina es un país católico y su clase dirigente y empresaria suelen confesar su adhesión a la doctrina cristiana, veamos cuánto correlato en la realidad (la única verdad) tiene la proclamada cristiandad de la mayoría de la dirigencia empresaria y política en el país.

En el cuadro que sigue se muestra la participación de los trabajadores sobre el total del ingreso generado en los últimos veinte años. Una serie representativa del nivel de cristianismo en sangre de la mayoría de políticos y empresarios.

El trabajo, realizado por Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, continúa las investigaciones previas bajo la dirección de Eduardo M. Basualdo, quien murió en octubre de 2024 y cuyas investigaciones fuero ( y son) la piedra angular en desentrañar el funcionamiento de la economía nacional a partir de la etapa de valorización financiera inaugurada por la última dictadura.

Manzanelli asumió entonces la dirección del Área de Economía y Tecnología de FLACSO y aclara que esa transferencia de ingresos en contra del trabajo y en favor del capital se vincula con los sucesivos ciclos de valorización financiera del capital.

Desde la finalización de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y hasta la conclusión del primer año del gobierno de Javier Milei, los trabajadores asalariados perdieron 7,7 puntos en la distribución de los ingresos, monto que valorizado, representa un total de 164.052 millones de dólares, según el tipo de cambio oficial, o 126.425 millones de dólares si se lo valoriza según el dólar paralelo.

En líneas generales la pérdida de participación de los trabajadores representa el doble del endeudamiento que propició el actual ministro Caputo, el Messi de las finanzas, durante los gobiernos del ingeniero “No se inunda más” y el Psicho Killer que hoy engalana el sillón de Rivadavia. Mucha plata, ¿no?

Del total de 7,7 puntos de participación perdido por los trabajadores, el capital recibió transferencias por 2,5 puntos, equivalente a 43.000 millones de dólares, una magnitud idéntica al préstamo delictivo que el FMI (violando sus propios estatutos) otorgó a Mauricio Macri.

Préstamo trucho asignado con la finalidad de financiar su campaña de Mauricio, pero básicamente para reinstalarse como gendarme de la economía nacional, papel que había sido abolido los Néstor Carlos Kirchner en el año 2005, cuando en un acto soberano, canceló la deuda con el organismo, dispositivo clave para la geopolítica norteamericana en la región, más aún hoy, en tiempos de disputa por la hegemonía con China.

Cada etapa de pérdida de participación de los trabajadores y de transferencia a la cúpula empresarial tuvo distintas intensidades y características.

Según FLACSO y CIFRA citado por Horacio Verbitsky (1):

Como se observa ni los dirigentes políticos involucrados en las decisiones de política económica y menos la cúpula empresarial, parece haber escuchado la prédica de Francisco del sin sentido de la acumulación de riqueza, a pesar de que muchos cacarean cristianismo a quien quiera escuchar (no es nuestro caso)

De todas formas, nada nuevo en la viña del Señor. Ya el obispo brasileño, moseñor Elder Cámara en los años setenta, advirtió sobre este comportamiento fariseo de las cúpulas políticas y empresariales, cuando advertía: “cuando doy de comer a un pobre me dicen que soy un santo, cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista”.

Tristeza entonces porque Francisco ha muerto, pero bronca sin fin porque los fariseos quedan y hasta se permiten invocar su nombre, estimados lectores.

(1) Nota: Verbitsky, Horacio “Causa y efecto”, El Cohete a la Luna, 20/3/05.

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