Carlos Raimundi, exembajador argentino ante la OEA, dialogó con Marcos Cittadini y equipo en Caballero de Día (AM 530, Somos Radio) sobre la nueva ofensiva de Estados Unidos contra Venezuela, luego de que Donald Trump impulsara un pedido de captura con una recompensa millonaria contra Nicolás Maduro. El diplomático sostuvo que la situación no puede leerse de manera aislada, sino en el marco de un escenario internacional marcado por la pérdida de hegemonía de Washington.
Raimundi explicó que el primer plano de análisis es geopolítico: “Estados Unidos está perdiendo capacidad de control en el mundo y por eso necesita reforzar lo más próximo, que es América Latina”. El segundo plano, agregó, es económico, ligado a la crisis energética global provocada por los conflictos en Medio Oriente y la interrupción de rutas comerciales. En ese contexto, Washington necesita abastecerse de petróleo venezolano, más barato por cercanía y por la adecuación de sus refinerías a ese tipo de crudo.
El exembajador subrayó que esta tensión coloca a Trump en una encrucijada: por un lado, satisfacer al poder económico que reclama recomponer los lazos petroleros con Caracas; por el otro, atender a las presiones políticas del anticastrismo y el antichavismo de Florida, que empujan medidas de máxima hostilidad. Así se entienden, según Raimundi, los movimientos contradictorios entre el restablecimiento de contratos con Chevron y el pedido de captura contra Maduro, que calificó de absurdo: “Todo el mundo sabe cuál es el paradero de Maduro: es el presidente de un país, vive en Miraflores y habla públicamente”.
Finalmente, el diplomático advirtió sobre la peligrosidad de la presencia militar estadounidense en el Caribe, con flotas del Comando Sur en las cercanías de Venezuela. Para Raimundi, se trata de un escenario que combina intereses energéticos, electorales y estratégicos, y que vuelve a colocar a América Latina bajo la presión de un intervencionismo histórico.
