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China y la polémica por las importaciones: diálogo sí, dumping no

Beijing rechaza las acusaciones sobre maniobras ilegales y reivindica su principio de “cooperación de beneficio mutuo”. El debate que abrió su superávit comercial y la mirada sobre los consumidores argentinos. 

Por Fernando Capotondo

La reciente noticia del superávit comercial de China – que por primera vez superó el billón de dólares – abrió un triple debate global sobre la dependencia que están generando sus exportaciones, el riesgo de una nueva ola de tensiones mundiales y las dudas si Beijing compite con ventajas legítimas o se aprovecha de prácticas desleales. En varios países, estas cuestiones se resumieron en un coro de denuncias sobre presuntas maniobras de dumping, que especialistas y voceros chinos salieron a desmentir, con una repercusión casi nula en los medios que suelen responder a los intereses de Washington.

“China y Argentina deben insistir en el diálogo y la cooperación, defender firmemente el libre comercio y la competencia justa, y resolver adecuadamente las diferencias y fricciones”, señaló el experto en asuntos chinos Lin Guorui, al ser consultado sobre las citadas sospechas de dumping, en el marco de un crecimiento de importaciones de productos chinos en Argentina, que solo en el primer semestre de 2025 se estima en un 80%.

Lin explicó que la dinámica del comercio exterior chino responde a ventajas comparativas, al tiempo que la producción – lejos de ser un factor de distorsión – aporta estabilidad a las cadenas globales y promueve los procesos de innovación tecnológica. “La participación china en el comercio mundial se mantuvo en segundo lugar durante 15 años consecutivos, en una situación que sería imposible de sostener si fueran ciertas las acusaciones de dumping”, agregó.

Respecto al caso argentino, y como ocurre en otros países, defendió que los bienes industriales chinos tienen influencia en las estructuras de costos, sobre todo los insumos intermedios que abaratan procesos productivos y mejoran la competitividad de los sectores manufactureros. Desde esa perspectiva, se detuvo en la situación de los consumidores argentinos y planteó que “la posibilidad de acceder a productos chinos de uso cotidiano, sustancialmente más baratos, ha contribuido a moderar la presión inflacionaria que los hogares están habituados a soportar”. 

Al respecto, no le pasó desapercibido el crecimiento cercano al 240% que las plataformas chinas Temu y Shein tuvieron en Argentina durante 2025, ni cómo el crecimiento del comercio bilateral (con un significativo protagonismo de las importaciones) ha contribuido a que China hoy sea el principal socio comercial de la Argentina.

El especialista chino, conocedor de los vínculos con América Latina y el Caribe (ALC), también expresó su confianza que la Argentina aproveche las oportunidades que brinda la modernización china, la expansión de una apertura de alto nivel y la promoción del XV Plan Quinquenal (2016-2020), “con el fin de ampliar la cooperación en todas las áreas, especialmente en comercio e inversión, logrando así un desarrollo común”. 

Precisamente, esta última referencia al concepto de “desarrollo común” también fue destacada en un editorial del diario oficialista Global Times, que esta semana invitó a “entender correctamente el superávit comercial de China”, rechazando su vinculación con cualquier “etiqueta falsa de dumping y sobrecapacidad”.

“Un superávit no equivale a ‘expulsar a otros’; más bien, el superávit de China es el resultado de una cooperación mutuamente beneficiosa entre países. No es algo que solo China disfrute, también beneficia al mundo”, sostuvo Global Times al citar informes de la Administración General de Aduanas de China, correspondientes a los primeros 11 meses de 2025, que consignaron que el volumen de importaciones y exportaciones de empresas con inversión extranjera representó el 28,3% del comercio exterior de China, mientras el nivel del comercio de procesamiento (muy vinculado con la división global del trabajo y la cooperación) representó el 18,8% del total. 

“El debate en torno al superávit chino – concluyó el editorial – es una contienda de hechos y valores en torno a la globalización económica. Siempre que volvamos a las leyes económicas subyacentes, respetemos la ventaja comparativa y la lógica del mercado, y abordemos colectivamente los desequilibrios mediante la reforma y la mejora de la gobernanza global, el superávit actual de China puede convertirse en un importante motor para revitalizar la economía mundial y avanzar hacia un crecimiento de mayor calidad”.

El pronunciamiento de uno de los medios que reflejan la postura del gobierno chino, hizo recordar el ejemplo de la industria de vehículos de nuevas energías (NEV, por sus siglas en inglés), que fuera oportunamente rescatado durante una de las últimas polémicas comerciales con la Unión Europea (UE).

El caso en cuestión surgió a partir de la advertencia de la Agencia Internacional de Energía (AIE), dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sobre una escasez de 27 millones de NEV a nivel global para 2030. Se trató de una crisis productiva que a China le vino como anillo al dedo para ofrecer resolverla desde su enorme capacidad industrial instalada.

“La retórica del llamado ‘exceso de capacidad productiva de China’ refleja una comprensión incompleta de la relación entre oferta y demanda en el mercado global, además de constituir un pretexto para justificar medidas proteccionistas. Algo parecido ocurre con los subsidios industriales, una política que adhiere a los principios de apertura y equidad de los países capitalistas, y que cumple  las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)”, indicó Lin Guorui.

Desde China, respaldan estos argumentos con el principio de “cooperación de beneficio mutuo” que caracteriza sus vínculos con el resto del planeta. En ese sentido, el mensaje se reforzó esta semana con la publicación del tercer “Documento sobre la política de China hacia América Latina y el Caribe”, un trabajo que incluye 5 programas para “construir de la mano la comunidad de futuro compartido China-ALC”. 

Mientras el país asiático cuenta lo suyo, el desafío de algunas economías quizás sea tomar los recaudos necesarios para que, más allá de las buenas intenciones, las importaciones chinas no dejen tierra arrasada a su paso. Pero bueno, esa es harina de un costal que no es precisamente chino.

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